«Despejar caricaturas, establecer lazos económicos y demostrar la seriedad» de Chile son los principales objetivos de su gira de dos días en la capital estadounidense, aseguran desde el equipo de campaña del ultraconservador José Antonio Kast, candidato a la presidencia.
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La gira llega en medio de una polémica donde se cuestiona el apoyo del gobierno de Sebastián Piñera a la candidatura de Kast. En la jornada de este lunes en entrevista con La Tercera PM, el Ministro de Educación Raúl Figueroa afirmó que «la carta ultraderechista es quien representa de mejor manera las ideas del sector y que, por lo mismo, el Ejecutivo debe tener una postura de cara a la segunda vuelta del próximo 19 de diciembre».
Por su parte el candidato presidencial de la oposición, Gabriel Boric, afirmó que «el Gobierno dejaba claro una vez más, ahora mediante uno de sus ministros en ejercicio, que José Antonio Kast es el candidato de Sebastián Piñera y de todo este Gobierno, y que lo van a defender por medios legales e ilegales”
«Esto me parece mal, porque el Gobierno debería ser de todos los chilenos y chilenas; sin embargo, es bueno que quede en evidencia que José Antonio Kast representa la versión pinochetista y recargada de lo que ha sido el mal Gobierno de Sebastián Piñera», fustigó.
La derecha chilena y su sinuosa relación con el pinochetismo
José Antonio Kast es un exponente de la emergencia mundial de la extrema derecha. Para entender su candidatura, es importante percibir que esta “familia” política incluye a exponentes muy distintos. En su último libro sobre la ultraderecha (en el que se menciona a Kast), Cas Mudde emplea una distinción útil.
A diferencia de la derecha y la centroderecha tradicionales, la extrema derecha se define por su rechazo a las formas de la democracia liberal. Una parte de ella, a la que Mudde denomina “derecha radical”, se opone a los aspectos liberales de la democracia liberal como el respeto a las minorías, pero reconoce en su ideario un sustrato democrático.
Un clásico ejemplo de este espacio se expresa en los populismos de derecha que, sobre la base de un discurso de confrontación entre un pueblo virtuoso y una élite corrupta, han traído la conformación de democracias iliberales en varios países. En cambio, la otra parte de la extrema derecha, que Mudde denomina “derecha extrema”, se opone a la esencia misma de la democracia liberal, despreciando el gobierno de mayoría y reivindicando jerarquías no democráticas. El ejemplo más notorio y extremo de esta ideología es el fascismo. En el caso chileno, esta variante de ultraderecha se ha expresado en el pinochetismo.
No sería hasta 2014 y 2018 que los partidos tradicionales de la coalición de derecha, Renovación Nacional (RN) y la Unión Demócrata Independiente (UDI), removerían de sus declaraciones de principios su apología del golpe de Estado cometido por Pinochet.
En 2016, Kast renunció a la UDI considerando que el partido se había alejado de su “proyecto fundador”. En esa época, como político independiente, celebraba sin mayor tapujo el carácter pinochetista de su proyecto. Por ejemplo, declaró que si Pinochet estuviera vivo votaría por él y que “separando el tema de los derechos humanos, el gobierno de Pinochet para el desarrollo del país fue mejor que el de Sebastián Piñera”. Con este discurso, Kast obtuvo cierta notoriedad en las elecciones presidenciales de 2017 y alcanzó en la primera vuelta cerca de 8% de los votos.