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Columna destacada | China | sesiones | crecimiento

Dos sesiones

China está de vuelta

Abandonada la política ultrarrestrictiva del Covid, China ha reabierto sus fronteras y la economía ya manifiesta una clara recuperación.

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Caras y Caretas Diario

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El dorado y majestuoso Gran Salón del Pueblo, al frente de la Plaza de Tiananmén, volvió a ser el escenario de la mayor expresión de gobernanza y “la democracia socialista con características chinas”: las llamadas “dos sesiones”. Durante 14 días miles de delegados representantes de 34 grupos, empresarios, funcionarios gubernamentales y militares, agricultores, trabajadores, miembros de diferentes religiones y delegados de Hong Kong, Macao y Taiwán, asisten en Beijing a las dos sesiones plenarias de la Asamblea Popular Nacional (APN) y la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (Ccppc), el mayor evento político del primer semestre del año en China y el hasta ahora más importante después del 20º. Congreso del Partido Comunista de China en octubre pasado.

Las ‘dos sesiones’ de este año tienen un significado especial porque no solo mostrarán la hoja de ruta de los próximos doce meses y del próximo quinquenio, sino que también, como ocurre cada 5 años, se anunciarán los nombres de quiénes conformarán los órganos del poder estatal para este próximo período, entre ellos al presidente Xi Jinping, quien fue reelegido para un inédito tercer mandato por parte de la Asamblea Nacional Popular.

La ANP, con casi 3.000 diputados, es el cuerpo legislativo y el órgano más alto del poder estatal chino. Tiene la potestad de reformar la constitución y, además del presidente, es quien elige a su vice, los miembros de las principales instituciones estatales, el gobernador del Banco Popular de China (Banco Central), el auditor general, el presidente de la Corte Suprema, el procurador general y también confirma al primer ministro del Consejo de Estado, a propuesta del presidente.

Por su parte el Ccppc, fundado en 1945, cuatro años antes de la fundación de la República Popular, es el máximo organismo consultivo político del gobierno chino y está conformado por unos 2.000 miembros del Partido Comunista y de otros partidos. Su función principal es asesorar y dar seguimiento en temas como la política, la economía, las relaciones internacionales, entre otros.

El combate a la pandemia, la situación económica y el reforzamiento de sus fuerzas armadas fueron los tres temas principales que gravitaron en la apertura de la primera sesión de esta XIV Asamblea Popular Nacional. El denominado Informe sobre la labor del Gobierno 2023 estuvo a cargo del primer ministro Li Keqiang, quien -después de ejercer la jefatura del gobierno por 10 años- dejará su posición luego de este evento por haber alcanzado el límite de edad. Rodeado por Xi Jinping y los otros 24 miembros del poderosísimo Buró Político del Partido Comunista, Li declaró “una victoria decisiva” frente al covid-19 y anunció un crecimiento estimado del 5% del producto interno bruto (PIB) para 2023. "Este año es fundamental estabilizar nuestra economía", dijo el jefe de gobierno saliente, quien admitió "las dificultades sin precedentes que tuvieron que atravesar las grandes y pequeñas empresas el año pasado debido al Covid y otras duras pruebas”.

Según los analistas, tanto nacionales como extranjeros, el 5% prometido -por debajo de las expectativas del mercado- es perfectamente alcanzable debido a "la muy baja base de actividades económicas del año pasado” así como representa el mínimo que "el gobierno está dispuesto a tolerar”.

Este pronóstico -modesto en comparación a los conocidos en las últimas décadas como “índices chinos”- es sin embargo muy superior del 3% del 2022, uno de los más magros de los últimos 50 años como consecuencia de la rigidez de la estrategia sanitaria de “cero Covid” que rigió hasta fin de año y que afectó con inusitada dureza a las actividades económicas.

La previsión está también por encima de dos puntos porcentuales del crecimiento mundial previsto por el Fondo Monetario Internacional para 2023 y es muy superior al 1,4% de Estados Unidos y el 0,7% de la Unión Europea pronosticados por ese mismo organismo.

En valores absolutos el crecimiento proyectado es de 990.000 millones de dólares, el equivalente al PIB de los Países Bajos. Abandonada la política ultrarrestrictiva del Covid, China ha reabierto sus fronteras y la economía ya manifiesta una clara recuperación. La actividad manufacturera ha registrado el mes pasado el mejor dato en 11 años, aunque subsisten problemas como la crisis del sector inmobiliario. “Pondremos la recuperación y ampliación del consumo en posición prioritaria”, prometió Li Keqiang. China está de regreso.

La crisis sanitaria y económica desatada por la pandemia ha quedado atrás, la segunda economía del planeta muestras señales claras de recuperación sobre bases firmes y su contribución al crecimiento de la economía mundial será del 30%, lo que la convierte en el mayor motor de desarrollo del planeta. Además de la meta de crecimiento el otro gran anuncio fue el aumento del presupuesto militar para 2023 que superará los 225.000 millones de dólares, un 7,2% más que en 2022 y siguiendo la tendencia moderadamente ascendente de incremento del 7,1% de 2021 y del 6,8% en 2020. El gasto de defensa que ostenta China es el segundo más grande del mundo, aunque muy por debajo de los Estados Unidos, cuyo presupuesto (que acaba de batir su propio récord histórico) supera al total de la suma de los 9 países que lo siguen en la graduatoria. Li Keqiang sostuvo que la medida es necesaria porque "están aumentando los intentos externos de reprimir y contener a China". "Las fuerzas armadas deben intensificar el entrenamiento militar y la preparación en todos los ámbitos”, agregó. Según el portavoz de la ANP, la modernización militar del gigante asiático no supondrá una “amenaza” para ningún país, y la consideró necesaria para mantener “la estabilidad regional y la paz mundial”. El aumento “obedece a la necesidad de hacer frente a complejos retos de seguridad” y “de cumplir con la responsabilidad de un país importante”, añadió.

Es importante subrayar que la proporción del gasto de defensa de China en relación a su PIB se ha mantenido básicamente estable y por debajo de la media internacional, lo que los expertos consideran una tasa de crecimiento relativamente moderada y razonable. No se puede ocultar que el nuevo gasto militar se justifica por el estado de las relaciones mundiales, debido a lo cual las tensiones geopolíticas se han intensificado y en particular con EEUU han llegado al nivel de deterioro más importante desde que ambos países normalizaron sus vínculos diplomáticos y comerciales. Beijing acusa a Washington de desplegar una estrategia en el Pacífico destinada a “contener el desarrollo chino”, una amenaza a su seguridad con un aumento de bases militares en la región (las más recientes en Filipinas) y el creciente suministro de armas a Taiwán, la isla autogobernada que Beijing considera parte inseparable de su territorio y a la que Estados Unidos ayuda militarmente.

Para la República Popular todo este cuadro hace inevitable tensar su capacidad militar para salvaguardar su soberanía, independencia e integridad territorial. El mismo documento en el que se justifica el aumento de las partidas presupuestales para el ministerio de Defensa, se compromete, en sus párrafos finales, a “aplicar con firmeza la política exterior independiente y de paz y seguir invariablemente el camino del desarrollo pacífico” y -citando la Iniciativa para el Desarrollo Global y la Iniciativa para la Seguridad Global- ser siempre constructores de la paz mundial, contribuyentes del desarrollo global y defensores del orden internacional”. De ninguna manera puede pasar inobservado el contraste entre las posiciones de China con las de Estados Unidos y la OTAN. Mientras para Washington y Bruselas, en sus respectivos documentos estratégicos de seguridad, China es la protagonista excluyente y la definen como una “amenaza sistémica” al ser el único Estado que “tiene la capacidad de cambiar el sistema internacional”; Beijing rinde cuentas a sus legisladores con un informe de una hora, 39 páginas, 17.980 palabras, en el que no menciona una sola vez a Estados Unidos ni a la OTAN y, muy por el contrario, manifiesta su respeto irrestricto por el orden internacional vigente. Al mismo tiempo vuelve a enarbolar sus Cinco Principios de Coexistencia Pacífica, los mismos que fueron formulados por el entonces primer ministro Zhou Enlai hace exactamente 70 años: el respeto mutuo por la soberanía y la integridad territorial, la no agresión mutua, la no interferencia en los asuntos internos de otros países, igualdad y beneficio mutuos y la coexistencia pacífica. China cambia su política sanitaria, China modifica sus prioridades para sostener su crecimiento, China refuerza su presupuesto militar, China está de vuelta y mantiene inalterados los principios que inspiran sus relaciones con el resto del mundo.

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