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Cultura y espectáculos revolución artística | Supervielle |

LUCIANO SUPERVIELLE

La sutil revolución artística

Luciano Supervielle brindará dos conciertos en la sala Zavala Muniz del teatro Solís, los días 2 y 3 de junio.

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El visceral y sorprendente creador habló de su obra, de los próximos conciertos y también de la memoria, la verdad y la justicia, como “una necesidad para todas las personas que queremos una sociedad más justa”.

El trabajo creativo de Supervielle es imposible de acotar a meras descripciones estéticas. Cada idea musical suya es una sutil revolución artística que desafía las lógicas previsibles del mercado y nos introduce en territorios sorprendentes. En este proceso de búsqueda infinita, recorre pentagramas, escenarios, preciosas baldosas mojadas, suites y pulsos velados. En pocos días subirá a escena en el Teatro Solís con música compuesta para cine, aunque -claro está- todo es parte de casi todo y por allí seguramente estarán -más o menos escondidos en su alma, no en el programa a interpretar- miles de pasajeros y los trabajos realizados a lo largo de su vida con Bajofondo, Jorge Drexler, El Cuarteto de Nos, La Vela Puerca, Juan Casanova, Pedro Dalton y tantos más. Después, seguirá con su pócima de hechizos sensibles y se irá por los barrios a encantar la Sala del Museo, la Sala Lazaroff, el Centro Cultural Artesanos del barrio Peñarol y luego viajará a España con la Comedia Nacional, para la presentación de una obra de Gabriel Calderón, a la que le compuso la música. Todo esto mientras continúa componiendo material para su próximo disco.

¿Cómo estás viviendo este tiempo de reencuentro con el público luego de dos años de pandemia en los que el sector cultural se vio particularmente afectado?

Fue muy emocionante volver a los escenarios luego de esta pausa forzada, tocar en vivo es una parte fundamental de nuestra actividad, es en gran parte para lo que nos preparamos durante muchos años y haber estado privados de eso fue haber estado privado de una parte esencial de nuestra razón de ser.

¿Cómo incidió lo vivido en estos dos años en tu trabajo creativo y compositivo?

Fue un período largo en el que hubo momentos de bloqueo total, y momentos de mucha efusividad creativa. Lo que puedo rescatar por sobre todo es haber intentado hacer cosas que jamás hubiera intentado de no haber vivido esta situación tan extraordinaria. Por ejemplo, la serie de microconciertos de piano que realicé desde el living de mi casa por streaming me exigió una preparación diferente a lo que jamás había hecho.

Durante la pandemia surgieron distintas expresiones que intentaron nuclear gente para transitar cierto camino colectivo. Me refiero por ejemplo a Uruguay es Música y la Unión de Músicos Independientes (UMI) que en este caso realizaron una movilización masiva con reclamos. ¿Cómo viste estos procesos colectivos? ¿Marcan un camino?

Es quizás otra de las cosas positivas que viene dejando este período difícil que transitamos. En varios ámbitos ha surgido un sentimiento de solidaridad con los pares, ámbitos en los que quizás no existía tal nivel de cohesión, el de la música en particular tiene una tradición de bastante individualismo en algunos aspectos. Y el logro de generar una convocatoria tan multitudinaria en torno al sector creo que marca un hito. Está en nosotros aprender de lo vivido y lograr seguir edificando esta identidad de colectivo.

Estamos en el mes de mayo, mes de la memoria. ¿Por qué sentís que es importante pronunciarte por la causa de la memoria, la verdad y la justicia?

Cada vez más sectores de la sociedad se pronuncian en contra de esta profunda injusticia con la que convivimos en esta sociedad, la injusticia de no obtener respuestas de quienes la tienen. Creo que el colectivo Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos ha tenido la inteligencia y sensibilidad necesaria para, a través de los años, conseguir que cada vez más gente empatice con la causa, trascendiendo ampliamente visiones político partidarias, haciéndonos entender que conocer la verdad es una necesidad para todas las personas que queremos una sociedad más justa.

Hace un tiempo, Emiliano Brancciari tuvo un cruce público con el senador Manini Ríos y lo cuestionó porque dijo que tenía información y no la brindaba. ¿Crees que es importante que un referente musical para las nuevas generaciones marque su postura de manera tan contundente?

Creo que es fundamental que cada uno, desde el lugar que ocupa en la sociedad, se exprese y exija a quienes corresponde que nos den respuestas.

¿Te tocó recibir agravios en las redes? Te lo pregunto especialmente por algunas de las publicaciones que has hecho, desde las más sutiles como la composición con 197 notas, como los mensajes de Amnistía Internacional o de Madres y Familiares.

Muchas veces me tocó recibir agravios. Y me he tomado el trabajo -en varias ocasiones- de responder. Siempre y cuando se me cuestione desde el respeto, abriendo la puerta al diálogo y al intercambio de ideas. Las expresiones de odio las ignoro siempre porque creo que es la mejor manera de no fomentarlas.

¿Qué rol puede desarrollar la cultura en los procesos de transformación de una sociedad?

Un rol fundamental, a través de la cultura nos interpelamos a nosotros mismos y a la sociedad en la que vivimos para que esta avance, reflexione, se cuestione y se reformule constantemente.

¿Y particularmente en este tiempo de grieta y discurso de odio?

La cultura muchas veces consigue transformar lo oscuro, lo doloroso, lo dramático, y llevarlo hacia lugares mucho más luminosos.

¿Te preocupa la sociedad crispada que les estamos dejando a las nuevas generaciones?

Sí, me preocupa mucho. Y justamente creo que los artistas tenemos la responsabilidad de generar puentes, diálogos y reflexión.

Épisode muestra no solamente la riqueza creativa y los distintos planos estéticos en los que has trabajado en música para cine, sino además, un proceso de búsqueda y hasta tal vez de inspiración cómplice con quien escucha esas músicas por primera vez. ¿Es así?

Sí, y este concierto es una oportunidad para mostrar esos procesos creativos de construcción de la composición para cine. Y también para mostrar algunas de las escenas de las películas con las músicas que compuse. Y me voy a dar el gusto de explicar un poco los procesos creativos que me llevaron a resolver de esa manera las músicas de las películas. Cada una es un mundo y este proceso requiere distintas necesidades. Personalmente, lo que más me gusta es poder trabajar de manera colectiva en estos procesos con el director o directora y con las distintas áreas creativas. En una película no se trata tanto de si una música es buena o mala, sino que funcione y eso incluso puede ser en detrimento de lo que uno considere que podría haber sido mejor. Hay un ejercicio intelectual muy interesante en ese proceso.

Pinceladas

“Épisode” reúne una selección de músicas originales para cine que Luciano Supervielle fue componiendo a lo largo de los años. Desde documentales a ficciones, este álbum pretende mostrar el amplio abanico musical que Supervielle ha transitado en paralelo a su actividad en los escenarios o grabando discos. Cada una de estas bandas sonoras refleja un episodio muy marcado tanto en su vida como en su búsqueda musical, y han nutrido silenciosa pero profundamente el estilo de sus discos. Estos trabajos le han permitido, además, colaborar con diversos artistas, tanto en lo compositivo como en lo interpretativo. Así como con los directores y equipos creativos de cada película, que directa o indirectamente han sido fundamentales en el resultado musical. Este es un disco de música funcional. Funcional a la historia que se quiso contar, a lo que cada escena pretendía transmitir.

Ficha

“Criollo” (Dir. Pablo Banchero, 2019)

Música: Luciano Supervielle y Luis Angelero.

Guitarra criolla: Luis Angelero.

Guitarra: “Methe criolla”, Guzmán Mendaro.

“12 horas 2 minutos” (Dir. Luis Ara, 2013)

Música: Luciano Supervielle.

Guitarras: “Corazón en pausa” y “Nuevo comienzo”, Gustavo Topo Antuña.

“Artigas: La Redota” (Dir. César Charlone, 2011)

Música: Luciano Supervielle.

Percusión: Nicolás Arnicho.

Voz: “Canto español”, Laura Canoura.

Trompeta: Alejandro Piccone.

Coros: Carmen Pi, Esteban Louise, Lucas Sassi.

“El Baño del Papa” (Dir. Enrique Fernández, Dir. César Charlone, 2007)

Música: Luciano Supervielle y Gabriel Casacuberta.

Guitarras: "Cruzando por el campo", "Beto imagina la moto" y "Carrera de bicis", Toto Méndez.

Voces: "Desolación", Alejandro Balbis.

Violín: Javier Casalla.

Guitarra: Ernesto Ferreira.

Acordeón: Víctor Amaral.

Coros de murga: Eden Iturrioz, Diego Bueno, Maximiliano Porciúncula.

"La Mer Secréte" (Dir. Boki & Chelo, 2018)

“La Mer Secréte”. Poema de Jules Supervielle, leído por el propio poeta.

“12 horas 2 minutos” (Dir. Luis Ara, 2013)

Mastering: Nicolás Demczylo. Arte del álbum: Guillermina Oten y Ana Agorio. Audiovisuales: Agustín Ferrando Trenchi. Foto de tapa: Teresa Supervielle Sbruzzi (en la foto Marcos, Camila y Luciano Supervielle).

Épisode, música para cine, editado por Little Butterfly Records.

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