Los obituarios, salvo algunas variantes, claro, poco dicen -o casi nada valioso- de la figura a la que están dedicados; no son más que palabras rendidas al altar del bronce. En el caso de los músicos, la palabra debería guardar silencio para que la memoria recomponga su relato con la música. Así que lo que sigue solo será un ejercicio de memoria de y por el artista Daniel Magnone, que murió este domingo a los 72 años, pocos días después del fallecimiento de Bernardo Aguerre, otra figura de referencia para la música popular uruguaya.
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Algunas variantes
Uno. Fue en 1985, en Uruguay, más precisamente en Montevideo. Un año parteaguas. De un lado quedaba una historia que se repartía entre oscuridades terroríficas y pulsiones creativas que, por testarudas y corajudas, sumaron empujones. Del otro, un tiempo de apertura democrática (aunque con manto de sombra) que después, poco tiempo después, también dividió aguas y polarizó las discusiones en torno al rumbo de algunas opciones artísticas.
Fue en 1985, en Uruguay, más precisamente en Montevideo, adonde algunos llegamos con algunos discos de vinilo y casetes, desde un interior (quizás no muy alejado, ni muy profundo). Y fue en 1985, en Uruguay, en Montevideo, y más exactamente en una disquería céntrica, que aquel equipaje se engrosó considerablemente con nuevos discos de vinilo y casetes, como los de Jaime Roos, Baldío, Repique, Jorge Lazaroff, Eduardo Darnauchans, y el casete Algunas variantes, de Daniel Magnone, editado por el desaparecido sello del estudio La Batuta, que vibraba con el filo quirúrgico de un muy económico material (tanto en el repertorio de alturas de la melodía como en el acompañamiento) del comienzo de 'Cuando toque tu espalda', con la pequeña perla 'A ti' que erizaba en un minuto y diecisiete segundos, con una minimalista 'Confesiones y memorias' que inquietaba con unas pocas, muy pocas, alturas, o con esa revisión a la uruguaya de muchos elementos rockeros ('Estás acabado, Joe', por ejemplo) que después fueron “desescuchados” (u olvidados, si se quiere).
Dos. Fue el 11 de diciembre de 2014, en Montevideo, más precisamente en la sala Mario Benedetti de la Casa del Autor (Agadu), a las 20 horas. Veintinueve años después del lanzamiento en casete de Algunas variantes, Daniel Magnone presentó, acompañado por Bernardo Aguerre (guitarra), Javier Aguerre (guitarra) y Daniel Legascue (percusión), la reedición de este fonograma, ahora por el sello Ayuí, en un proyecto impulsado por Mateo Magnone, hijo de Daniel.
Se dijo y se repitió, y con razón: una recuperación necesaria de un material que en su momento dejó una huella profunda en parte de la memoria musical local, que quedó silenciado –e inubicable en disquerías–, y que, para Daniel, marcó el final de su carrera solista después de una decisión autocrítica –“No le encontraba la vuelta a mis canciones, y me sentía forzado a hacer una cosa que no estaba disfrutando”, declaró a un medio local, varios años después de aquel lanzamiento–.
Tres. Podrían no haber pasado los 29 años. El repertorio –las diez canciones de la edición original más una yapa: 'Suicidio', grabada originalmente para el disco Comenzar de nuevo II, Orfeo, 1984– suena, sí, “ochentoso” –el adjetivo se escuchó varias veces en la noche de la presentación–, pero con un núcleo musical y expresivo que resiste, con lujo virtuoso, el envejecimiento que connota esa palabra.
Ya en la primera reescucha quedan claros varios de los signos de ese núcleo perenne. Uno de ellos, la economía en la selección y tratamiento de los materiales melódicos, armónicos y tímbricos, que está imbricada con un minucioso trabajo creativo, casi como un arte de relojería (Hugo Giovanetti dixit), por el que cada elemento es reconocido en un espacio justo, efectivo, dentro de la solución formal de cada canción. En este valor, el mérito de Daniel se reparte con el de Bernardo Aguerre, corresponsable de la mayoría de los arreglos y guitarrista y tecladista del disco, y con los aportes de Andrés Recagno (bajo), Gustavo Etchenique (batería), Carlos Boca Ferreira (percusión), Hugo Jasa (percusión) y Alberto Magnone (teclados), más las voces de Fernando Cabrera, Pacho Martínez, Mayra Hugo, Liese Lange y Gabriela Gómez.
Cuatro. Una breve digresión: para el escucha memorioso, esta ficha técnica puede refrescar algunos datos clave para comprender el contexto de aquel lanzamiento de 1985. Una selección de músicos que fue parte de proyectos muy singulares de la llamada generación del 77, como, entre muchos otros, el de MonTRESvideo (el propio Daniel, Pacho Martínez, Cabrera); el grupo Baldío (Cabrera, Aguerre, Etchenique, Recagno); el grupo Repique (Jorge Vallejo, Alberto Magnone, Recagno, Etchenique, Jorge Galemire y Carlos Boca Ferreira) que, con Jaime Roos a la cabeza, fue la banda soporte de José Carbajal a su regreso al país, pero que sostuvo una línea de trabajo personal de trabajo con los lenguajes del candombe canción; los trabajos de Eduardo Darnauchans, que hacia mediados de los ochenta había construido un sonido muy particular a partir de su ensamble con los refinados arreglos e interpretaciones de Bernardo Aguerre y Carlos da Silveira; y los registros más rockeros de la carrera de Cabrera (Autoblues y Buzos azules).
Cinco. La interpretación vocal de Daniel es otro de los signos que remiten a la vigencia de Algunas variantes. Por colocación, uso del registro, afinación, el cuidado en la composición del personaje vocal –en el que, por ejemplo, la emisión aireada puede envolver un gesto cortante, preciso; en el que lo desgarrador conmueve por su dureza contenida, austera, ajena a todo melodrama efectista– cada motivo y cada frase gana una contundencia expresiva poco frecuente. Esto le sirve a Daniel para catalizar un sutil mapa de influencias, desde el rock a la milonga. Un rasgo estilístico muy personal que ya se perfilaba en el iniciático MonTRESvideo y que se reforzó en su breve pasaje por Vale Cuatro, con Lazaroff, Jorge Di Pólito y Rubén Olivera, y en sus primeros pasos como solista.
Seis. Y es en 2022, en Uruguay, y más precisamente en Montevideo, y no por casualidad, que en este Algunas variantes siga vibrando el filo quirúrgico de un muy económico material de 'Cuando toque tu espalda', la pequeña perla 'A ti' y su erizado minuto y diecisiete segundos, la inquietante y minimalista 'Confesiones y memorias', la fuerza de 'Estás acabado, Joe', el desgarro eléctrico de 'Suicidio'.
La voz de Daniel seguirá vibrando en la memoria.
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El texto bajo el subtítulo fue publicado por la revista Caras y Caretas en su edición 691 a propósito de la reedición del fonograma "Algunas variantes" (Ayuí).