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Cultura | Me entrego al silencio | periodista y escritora | escrituras

"Me entrego al silencio"

Sofía Pinto Román: "Escribo como afirmación de mi existencia"

En diálogo con Caras y Caretas, la escritora y periodista Sofía Pinto Román habló de su reciente libro “Me entrego al silencio”, editado por Planeta.

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A través de la editorial Planeta, hacia fines del pasado año se lanzó Me entrego al silencio, ópera prima de Sofía Pinto Román, joven —muy joven— periodista y escritora uruguaya, nacida en Montevideo pero radicada en La Paloma (Rocha), el lugar donde creció y se convirtió en su lugar en el mundo.

Sobre la experiencia de escribir este libro, una amalgama de escrituras, de formas de narrarse, Sofía habló con Caras y Caretas.

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La razón del junco

Un junco tiene una suerte de doble existencia. Una, la que está constreñida por su apariencia frágil y entregada a las inclemencias de la intemperie sin más defensa que su anclaje en la tierra. La otra, en la que no repara la mirada con apuro, tiene una fortaleza entrenada para contener el infinito. Pero las dos se alían en un delgado y nervioso cuerpo a la vez fascinante e intrigante.

Las comparaciones son inútiles, siempre incompletas. Aun así, no hay otra imagen como la del junco que sea capaz de dejar claro, sin necesidad de mayores ejercicios descriptivos, el ensamblaje amoroso entre escritura, cuerpo y sensibilidad de Sofía Pinto Román.

Su escritura al igual que su mirada tienen un voraz apetito que no se saciará al primer intento de devorar los mundos conocidos y los desconocidos, y convertirlos, todas las veces que sea posible, en una urdimbre de palabras que los cuenten.

Ella insiste, sigue escribiendo, sigue mirando. Como el junco, su cuerpo delgadísimo, sus nervios, su inquietud, quedan a merced de las inclemencias. Pero ese apetito le permite imaginar el infinito, confiar en la palabra, ensayar escrituras, juntar el diario personal y el dato de valor periodístico, la cita, la poesía, las listas, las memorias: son las raíces que anclan a este junco en una tierra negra, húmeda, capaz de engendrar un bosque protector.

Desde ese lugar, Sofía encontró la(s) escritura(s) para reclamar el silencio anhelado. Y desde ese mismo lugar proclama: “Me entrego al silencio”.

***

Si el concepto de silencio parece (o es) esquivo a una definición sucinta, inequívoca (¿incuestionable?, ¿anti relativa?), ¿el mejor camino para explorarlo desde el lenguaje es la escritura ensayística?

La escritura ensayística permite —exige, incluso— hacerse preguntas, explorar, contradecirse, buscar. En este libro el ensayo no tiene intenciones de verdad, sino de interrogante. Desde ese encare me pareció un buen sostén para incorporar en el libro información, investigaciones de otras personas que también se obsesionaron con el silencio, datos, experiencias y obras. No sé si es el mejor camino, pero es el camino que se presentó ante mí y elegí recorrerlo.

Y si de un ensayo se trata, ¿urdir una narración con técnicas, recursos estilísticos, de distintas formas de escritura el diario, la poesía, las listas ¿a la Georges Perec?, el periodismo narrativo, las citas, dejando expuestas las costuras que las ensamblan, ¿es, en tu caso, una decisión orientada a rescatar la complejidad de este asunto del silencio?

No sé si la complejidad del asunto del silencio o la complejidad con la que se manifestaba en mi mente. No tenía claro qué era, ni qué estaba buscando; este libro nació de la experiencia, del registro íntimo de pensamientos y sensaciones, así que no admitió nunca una estructura clásica o lineal. Así como aparece en el libro, incluso de manera más caótica, vive este tema -obsesión- en mi mente.

Desde el título, Me entrego al silencio, se intuye una suerte de declaración de artista: autonarrarte (casi) como una necesidad urgente. ¿Es así?

Escribo como afirmación de mi existencia. La identidad, para mí, es narrativa, y si no escribo me disgrego, me desconozco. El ruido comenzó a atormentarte viviendo en Montevideo y se volvió urgente escribir sobre eso para no desesperarme; luego, en La Paloma, las preguntas sobre el ruido de la mente empezaron a colmar mis pensamientos, y las desahogué en papel. Así que diría que sí.

Una primera impresión sobre tu libro podría perderse en una oposición lineal entre el entorno urbano montevideano y el de La Paloma, entre el ruido y la ausencia de ruido (no de sonido). Sosteniendo la superficie de estas oposiciones, sin embargo, hay una inquietud por un asunto existencial que ruge y arrasa como un magma que emerge de una búsqueda de la identidad a través de la escritura (digamos así: una búsqueda del ser y estar en algún rincón de este mundo). Si es así, ¿cómo-dónde se encuentra Sofía después del libro? ¿Cuáles han sido algunos de tus descubrimientos?

Qué potente esta pregunta, gracias. El proceso del libro terminó, pero el mío no: cada vez me surgen más interrogantes sobre los silencios. El cambio más grande que viví gracias al libro es que ahora las siento un océano en el que nado cómoda y no un vacío o una gran inestabilidad. En la incertidumbre encuentro mi potencia, porque me permite escribir. El mayor descubrimiento que me regaló el proceso de escritura de este libro es el de mi voz. Sigue habiendo otras, por supuesto, pero las distingo. También me amigué con mi historia, con episodios de mi infancia que fueron dolorosos; y pude rendir homenaje a gente que me marcó. Y con respecto a dónde me encuentro… en la escritura. A nivel más terrenal, definitivamente en La Paloma.

Si asumimos que la escritura y la lectura forman una sociedad tan poderosa como indisoluble, ¿Cuáles han sido tus lecturas durante la escritura de este libro?, ¿qué autores se volvieron obsesiones (o algo parecido)?, ¿qué has buscado en esas lecturas?

No se puede escribir sin leer, sin dudas; sin embargo, no puedo leer mientras estoy escribiendo algo porque siento que me voy a contagiar de estilos ajenos y voy a perder mi voz. Es bien interesante esa encrucijada. Libros guía en mi vida y en mi escritura: toda la Poesía vertical de Roberto Juarroz; Pedro Páramo, de Juan Rulfo; los diarios de Katherine Mansfield, Océano mar de Alessandro Baricco, la poesía de Alfonsina Storni y la de Julia Galemire.

Este libro es un punto y seguido en esta etapa de tu trabajo. ¿Tenés pensadas algunas actividades para hacer en torno a este libro?

Me encanta hacer presentaciones porque son momentos de encuentro, voy a hacer una en Maldonado el 28 de enero, voy a ir a Aguas Dulces y posiblemente a Punta del Diablo. Quiero hacer también lecturas en voz alta en espacios públicos, actividades más performativas.

¿En qué otros proyectos estás trabajando ahora, especialmente en el campo periodístico, desde tu lugar en el mundo?

En verano coedito la sección Carnaval de la diaria y desde hace unos meses estoy colaborando con cierta asiduidad en distintas secciones del diario. 2025 es una incógnita para mí en materia laboral, me gustaría dedicarme a la escritura y a los talleres, y finalmente actuar en mi sueño periodístico: escribir crónicas.

¿Qué desafíos y qué compromisos entraña la escritura desde un enclave que está alejado de los centros de difusión hegemónicos? ¿Uno de esos desafíos puede ser el ejercicio de construcción de comunidad, de identidad local?

Desafíos logísticos principalmente, es complicada la distribución en territorios alejados de Montevideo o de las capitales departamentales. Mi intención es que el libro llegue a la mayor cantidad de lugares posible y a la gente, así que el tema de la distribución es importantísimo. Y el compromiso es el de siempre: valorar lo local. Generar espacios culturales, de encuentro, de difusión, de creación colectiva. Este libro es palomense, como yo, y eso me llena de orgullo.

Escrituras

Formada en comunicación, Sofía Pinto Román ha colaborado como periodista en varios medios locales, como la diaria, la revista Lento, Caras y Caretas, el semanario Brecha, entre otros.

Es coautora del libro de diarios íntimos La desconocida que soy y participó del libro homenaje 266 microdosis de Bolaño.

Da talleres de escritura intimista y creativa. En 2021 obtuvo el segundo lugar en el Premio Julio Castro de periodismo del interior. Su primera obra de dramaturgia, El gato, fue premiada en el Concurso de Teatro Breve y Urgente de 2023.

FUENTE: A.L.

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