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Deportes Roldán |

Peñarol y Nacional lo sufrieron

Roldán, el árbitro que atormenta a los uruguayos

Cada vez que aparece el nombre de Wilmar Roldán en las designaciones de la Conmebol, los equipos uruguayos encienden las alarmas.

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No es casualidad: a lo largo de los últimos años, el árbitro colombiano, Wilmar Roldán, ha estado en el centro de algunas de las decisiones más discutidas que sufrieron Nacional y Peñarol en la Copa Libertadores. Y esas determinaciones no fueron menores: varias terminaron marcando el destino de los equipos uruguayos en instancias decisivas.

La noche amarga de Avellaneda

El último capítulo se escribió este martes 19 de agosto, en la revancha de octavos de final entre Peñarol y Racing. El partido estaba al límite, con los aurinegros acariciando la clasificación, cuando Roldán cobró un penal insólito. Según él, Emanuel Gularte había derribado a Adrián “Maravilla” Martínez. En la cancha, nadie entendió qué había visto.

“Nos echaron de la Libertadores”, explotó David Terans apenas terminó el encuentro. A su lado, Javier Méndez relataba incrédulo que el juez lo había señalado como responsable de una falta en la que ni siquiera había participado. El gol desde los once pasos fue un golpe letal: Racing se metió en la siguiente fase y Peñarol quedó eliminado, entre bronca, lágrimas y sensación de robo.

La mano que nunca existió en La Plata

Tres años antes, la polémica había golpeado a Nacional. En 2022, visitaba a Estudiantes en La Plata cuando, en el último suspiro, la pelota pegó primero en la cadera y luego en el brazo extendido de un defensor argentino dentro del área. Todo el equipo tricolor reclamó penal. Roldán, firme, desestimó.

El colombiano interpretó que el brazo no ampliaba el volumen del cuerpo y ordenó seguir. Nacional se fue con las manos vacías, convencido de que aquella decisión había torcido el rumbo de un partido que merecía otro final.

Rosario, 2016: el penal que apagó la ilusión

El mal recuerdo de Roldán con los uruguayos no empezó ahí. En 2016, Nacional ganaba en Rosario y acariciaba una victoria enorme frente a Central. Hasta que el silbato sonó. Penal. Nadie entendía por qué. En la jugada, el zaguero uruguayo había ganado la posición con limpieza, pero Roldán vio lo contrario. El empate 1-1 dejó a los tricolores masticando bronca, convencidos de que les habían arrancado dos puntos de oro.

Un juez con cuentas pendientes

Las escenas se repiten: manos no sancionadas, penales dudosos, decisiones que pesan en los momentos más calientes. Para los hinchas uruguayos, Roldán ya no es un árbitro más: es un protagonista indeseado, un nombre que trae malos recuerdos apenas aparece en la planilla.

La Conmebol lo celebra por su experiencia y sus más de cien partidos en Libertadores. En Uruguay, en cambio, su currículum se lee con amargura. Porque cada vez que Roldán cruza en el camino de Nacional o Peñarol, el temor no es a los rivales, sino a que un silbatazo suyo vuelva a cambiar la historia.

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