La organización Reporteros sin fronteras (RFS) ha publicado su “barómetro de las violaciones de la libertad de prensa” correspondiente al año 2020.
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De acuerdo al mismo, durante el año que concluyó, 51 periodistas fueron asesinados y 400 resultaron encarcelados.
En el sitio de RFS pueden consultarse las “detenciones arbitrarias, desapariciones, torturas, maltratos y otros métodos”, todas ellas variables que están clasificadas país por país.
El reporte indica que, en el año 2020, un total de 268 periodistas profesionales fueron encarcelados y 120 ciudadanos que ejercen el periodismo tuvieron igual suerte.
A estos datos se le agrega la detención de 12 colaboradores.
De acuerdo a la clasificación de RSF, para 2020, esta es la clasificación de algunos de los países de América Latina, según la posición que ocupan en la “clasificación mundial de libertad de prensa”:
Argentina: 64
Guatemala: 116
Panamá: 76
Chile: 51
Ecuador: 98
México: 143
Paraguay: 100
Bolivia: 114
Colombia: 130
El Salvador: 74
Nicaragua: 117
Perú: 90
Brasil: 107
Costa Rica: 7
Estados Unidos: 45
Honduras: 148
Venezuela: 147
Uruguay: 19
El reporte de RSF, con relación a nuestro país, señala que: “La despenalización de los delitos de prensa, así como la existencia de una legislación que regula la radiodifusión de los medios de comunicación comunitarios y garantiza el acceso a la información crean en Uruguay un ambiente propicio para el trabajo de los periodistas. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, aprobada en diciembre de 2014, favorece el pluralismo de la prensa y permitió la creación de un Consejo de Comunicación Audiovisual independiente del poder ejecutivo. Aunque la situación es favorable, durante el mandato de Tabaré Vázquez (2015-2020) RSF registró casos de periodistas que sufrieron amenazas, intimidaciones y presiones políticas cuando investigaron casos delicados en los que estaban implicados funcionarios de la presidencia de la República; los periodistas de investigación también padecieron presiones judiciales”.
Lo curioso de esta “descripción” es que la misma no hace ninguna referencia a la forma en que la nueva legislación vigente, a partir de la Ley de Urgente Consideración, limita “la libertad de expresión”.
El “reporte” no incluye una sola palabra de las críticas recibidas desde Naciones Unidas con relación a los articulados de la próxima Ley de medios y mucho menos, describe la forma en que, bajo el argumento de la pandemia, varios periodistas han perdido sus puestos laborales, alguno de ellos, por razones “notoriamente políticas”.
La “vocación” de RSF por la “libertad de expresión”, no integra, por ejemplo, la situación del fundador de Wikileaks, Julian Assange, algo a lo que RSF no hace ninguna referencia.
Imbuidos en ese “espíritu de libertad de prensa”, RSF marca, por ejemplo, a Cuba en color negro junto a otros países, simbolizándolo, así como uno de los peores violadores de esa libertad, aunque ninguna de sus cifras incluye al archipiélago cubano.
La ubicación de Cuba en el lugar 171, se acompaña de una descripción altamente negativa, cuyo único punto positivo se ubica en las posibilidades de acceso a internet, lo que es “interpretado” por la organización como una “esperanza para el futuro de la libertad de prensa en Cuba”, una alusión demasiado evidente de las modalidades “informativas” que desde estados Unidos vienen siendo financiadas en un desesperado intento de revertir el proceso revolucionario en la isla.
Sobre esta “evaluación” de la prensa en Cuba, el diario Juventud Rebelde ha señalado: “la contradicción explícita en la información del portal de RSF demuestra el doble rasero y la intencionalidad política con que se miden estos datos y se manipula la información con el fin de demonizar a la Revolución Cubana”.
El medio recuerda que, “la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) informó, el 23 de diciembre, que 59 periodistas fueron asesinados en 2020, cuatro de ellos mujeres”.
Existe, continúa diciendo el medio de prensa cubano, “una diferencia de ocho entre ambos reportes”.
Los datos de Unesco, durante los últimos diez años, indican que un total de 888 periodistas y trabajadores de medios, fueron asesinados, es decir, uno cada cuatro días.
“Estos crímenes se siguen cometiendo con total impunidad, según consta en el informe sobre la seguridad de los periodistas, publicado en noviembre por la agencia de la ONU, que muestra que en 2020 no hubo ninguna consecuencia en el 87 % de los casos”.
En el informe del organismo, se señala “el aumento del acoso y los ataques a los profesionales de la información, por ejemplo, en las agresiones que sufrieron durante la cobertura de las manifestaciones de protesta en Chile, donde se denunciaron 90 agresiones, y el caso de las movilizaciones de Black Lives Matter, donde se produjeron hasta 500 ataques diferentes contra la prensa”.
Siempre según el documento de la UNESCO, tan solo “en el primer semestre del año (2020), los trabajadores de la prensa fueron agredidos en 125 protestas realizadas en 65 países”.
“Muchos han sido objeto de hostigamiento, actos de intimidación, sanciones, asesinatos y también de detenciones arbitrarias. Sabemos que los prisioneros, las personas detenidas y las privadas de libertad, en general, son muy vulnerables a la rápida propagación del virus”, expresó recientemente el secretario general de la ONU, António Guterres.
En su análisis del “reporte” de RSF, Juventud señala con énfasis, “que ninguno de estos comunicadores asesinados, desaparecidos, agredidos, encarcelados sin causa, a pesar de lo que señala el barómetro de Reporteros sin Fronteras, es cubano. El último periodista asesinado en la Mayor de las Antillas cayó víctima de la policía de Fulgencio Batista en el año 1958”.
Lejos de lo que afirma RSF, al ubicar a la prensa como el trabajo más peligroso del año 2020, el medio de prensa cubano señala que la profesión más peligrosa del año, recayó en los trabajadores de la salud.
“Aunque ejercer el periodismo sigue siendo una profesión extremadamente peligrosa, en el año que finalizó los trabajadores de la Salud aportaron, por su entrega y el valeroso enfrentamiento a la pandemia de la COVID-19, el mayor número de víctimas (…) 7 000 de ellos han fallecido por la COVID-19 en el mundo, siendo México el país más golpeado, según un estudio de Amnistía Internacional, difundido recientemente.
Detrás de México, el estudio ubica a Estados Unidos (1 077 muertes), Reino Unido (649), Brasil (634), Rusia (631), India (573), Sudáfrica (240), Italia (188), Perú (183), Irán (164) y Egipto (159)”.
Con notable orgullo el diario de la juventud de la isla, señala, “los cubanos tampoco engrosamos está última estadística (…) no se trata de una curiosidad informativa, una simple coincidencia o mero chovinismo de nuestra parte, es una realidad signada por los resultados, tiene que ver con la cultura del socialismo que sitúa al hombre en primer lugar, en el centro de todas las prioridades”.