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Cultura y espectáculos

Bate que bate

“Entre chetos, cumbieros y enclasados”, de Juan Pellicer

Acaba de publicarse el libro Entre chetos, cumbieros y enclasados: procesos de profesionalización en la música tropical uruguaya en el período 1985-2005, con los resultados de la investigación realizada por Juan Pellicer (realizador de la serie Historia de la Música Popular Uruguaya) sobre un campo de creación muy poco estudiado pero que ha marcado la historia de la música popular local.

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Sus canciones nacieron con vocación de hit, explotaron en la pista de baile y, contra la grisura que suele enarbolarse como signo y bandera de lo uruguayo, descubrieron otras corporalidades, otros colores, otros sonidos, articulando identidades y sentidos sociales. Y aunque esté cercada por los prejuicios y las polémicas, la llamada música tropical ha construido y afirmado durante décadas un campo de prácticas creativas y de formas de recepción que ha marcado la historia de las músicas populares locales.

En esta importante porción del quehacer musical ha puesto la mira Juan Pellicer, director audiovisual, licenciado en Comunicación, investigador y docente uruguayo, conocido por ser creador de la serie televisiva Historia de la Música Popular Uruguaya (2009). Su investigación, centrada en los procesos de profesionalización de esta práctica, particularmente entre 1985 y 2005, se realizó en el marco de la Maestría de la Facultad de Información y Comunicación (Universidad de la República), y los resultados acaban de publicarse en el libro Entre chetos, cumbieros y enclasados: procesos de profesionalización en la música tropical uruguaya en el período 1985-2005 (Biblioteca Plural; Universidad de la República, 2021).

En diálogo con Caras y Caretas, Pellicer repasó algunos de los aspectos centrales de este estudio y delineó algunas líneas para comprender los procesos que han atravesado la historia de este campo musical.

 

***

Al encarar una investigación en y sobre el campo cultural y social de la llamada música tropical queda en evidencia la falta de estudios sistemáticos sobre ciertas prácticas musicales locales. ¿Qué variables gravitan en esta(s) ausencia(s)? ¿Qué prejuicios atraviesan a la academia y a la inteligencia locales al enfrentar fenómenos de la cultura popular?

Esto es así y los datos reflejan esta situación de pocas investigaciones sobre la música popular uruguaya, y se profundiza más si nos referimos a la música tropical uruguaya. Es interesante saber que en las encuestas de consumo cultural la música tropical estaba entre las tres primeras mencionadas, entre un 36% y 42%. Además, si tenemos en cuenta los miles de personas que mueve los fines de semana, estamos ante un fenómeno que mueve la sensibilidad y las subjetividades de muchos uruguayos que se forman en esa cultura. Por eso, es una cuestión de responsabilidad tanto del mundo académico como del periodístico, si queremos entender a la sociedad en la que vivimos, abordar estos temas. Lo de los prejuicios no es algo sobre lo que haya profundizado, pero lo podemos observar en algunos testimonios de los entrevistados, respecto a la publicidad que se arrima a la música tropical. Eduardo Ribero (Karibe con K) nos decía que siempre se consigue algún refresco nacional, nunca los refrescos de las multinacionales. Se expresa cuando los entrevistados cuentan el proceso que tuvieron que hacer para empezar a actuar cruzando avenida Italia, en bailes y fiestas de la clase más pudiente. También el hecho de que al estilo de música tropical que tocan, dentro de la propia música tropical, le llaman “el malvinazo”, ironizando sobre algo que está mal tocado. Esto responde al prejuicio y críticas desde las clases más formadas respecto a qué entienden por música tropical.

 

En este caso particular, como en otras prácticas musicales, la creación, interpretación y circulación interactúan en la construcción de un gusto particular y de una trama de hábitos de escucha y de significación. ¿Cuáles serían las marcas distintivas de las formas de recepción en este campo musical?

Respecto a la recepción de la música tropical es un fenómeno que se da básicamente en bailes, fiestas privadas (casamientos, cumpleaños, etc.) y en algunos medios con un perfil específico hacia el género. Tradicionalmente ha sido la música mas asociada a los sectores menos pudientes. Carga con ese estigma. El capital social, cultural y económico inciden mucho. Son pocos los diálogos que se han dado entre la música tropical y otros géneros dentro de la música tropical uruguaya. En los últimos años ha ido creciendo ese contacto, por lo menos no resulta extraño cuando sucede. Hay una reflexión que me comentaba Rubén Olivera en la entrevista que le hice, en la que describía a dos tipos de público: cadera hacia arriba (es el público que no concibe la música si no tiene una buena letra) y cadera hacia abajo (es el público que no concibe la música si no es para bailar). Me parece una distinción muy interesante y creo que ambos tienen virtudes y problemas.

 

¿Qué factores marcan el proceso de profesionalización tanto en la interpretación, producción y creación en el período que investigaste?

La profesionalización es un concepto interesante y polisémico. Sobre todo, cuando lo intentamos aplicar a una expresión de la cultura popular. Porque concebimos a alguien como profesional en un determinado campo cuando obtiene su título terciario, pero en la música popular no hay formación terciaria en nuestro país. Pero no por eso vamos a decir que no existen músicos profesionales. Entonces empecé a identificar en el discurso de los entrevistados el manejo de ese concepto, que está en el sentido común, pero a la hora de explicitarlo es mas complicado. En primer lugar, entiendo como profesional al músico que se separa de la práctica musical como hobby, como algo pasajero y que se entiende como trabajador. La profesionalidad tiene que ver con la diversificación de tareas y con la subsistencia. En ese período aparecen con más presencia los productores musicales, managers y también los autores de canciones (ya que hasta fines de la década de 1990 lo usual era versionar canciones provenientes del extranjero). Con la subsistencia me refiero a que las orquestas que tienen más tiempo en el medio han tenido una estructura pequeña y manejable en un medio chico. Tampoco pueden diversificar tanto los roles e ir sumando gente en áreas específicas para no crear algo que después no puedan financiar. También se dieron fenómenos que no fueron favorables a la profesionalización del músico y del intérprete. En el momento de auge del pop latino se dieron experiencias de orquestas que hacían playback y que incluso quienes agarraban los instrumentos no eran músicos, a veces eran los utileros. Eso generó varias discusiones y diferencias a la interna de la música tropical, pero sin duda no permitió que el intérprete fuera acompañando el crecimiento exponencial, que se vivió en el cambio de siglo accediendo a otro público e inclusive al extranjero.

 

En este proceso de profesionalización, ¿cuáles serían las diferencias entre las prácticas en Montevideo y zona metropolitana con lo que ocurre -y ocurrió- en el resto del país?

Ese es un debe de la investigación. Básicamente planteo al comienzo que me voy a centrar en el fenómeno que se da en Montevideo, creo que sería demasiado extensa la temática para una tesis de maestría y tal vez sería pertinente para una tesis de doctorado. En el interior hay un fenómeno muy interesante con las charangas que es lo que predomina y en Montevideo se da un fenómeno mas de sonoras y de plena. Eso es algo que hay que profundizar.

 

Las migraciones estilísticas y de géneros, así como diferentes procesos de apropiación y resignificación, han signado distintos procesos creativos en la música tropical uruguaya (por ejemplo, el asentamiento de la plena, la absorción de otros elementos estilísticos del universo “latino” impulsado por el mercado musical hegemónico, entre otros). ¿Cuáles serían los hitos históricos en estos procesos de acuerdo a la investigación que realizaste?

Si bien me centré en el período 1985-2005, parto de hacer una reconstrucción anterior. Identifico en la década de 1960 un fenómeno en el cual las orquestas tropicales van ganando terreno en los bailes a las típicas y a las de jazz. Después sobre fines de la década de 1960 y comienzos de 1970 se da el fenómeno de la plena danza o el malvinazo, que termina por imponerse en el medio local. Sobre fines de la década de 1970 y comienzos de los 80, comienzan a aparecer los sonidos mas electrónicos con los teclados. Entrando en el período de este libro, encuentro dos grandes hitos. A fines de la década de 1980 comienza a darse un fenómeno de hibridación con el parodismo del carnaval uruguayo, protagonizado por Karibe con K y Sonora Palacio; se deja el esmoquin y se incorporan jóvenes cantantes, coreografías, ropas brillantes y canciones románticas capturando a un público más adolescente. En el pop latino a fines de la década de 1990 comienza a darse un fenómeno de llegada al público de mayor poder adquisitivo y a la internacionalización de la música tropical uruguaya, inédito hasta el momento. Se dio un fenómeno de mezcla con el pop internacional que fue hibridando a la música tropical con la puesta en escena de los grupos pop (al estilo Menudo, New Kids on the block o One Direction), se buscó dialogar con esa comunidad internacional de consumidores adoptando sus pautas y de esa manera se logró llegar a otros públicos. La música tropical adoptó pautas de músicas ya aceptadas en sectores mas resistentes a su música como la mezcla con la música brasileña y con pautas de la música disco.

 

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