Intenta abordar la convivencia desde una perspectiva de respeto pleno de las libertades individuales, y no del recorte de libertades individuales como una estrategia potable a los efectos de pensar la seguridad y la convivencia; el Frente lo piensa desde la integralidad, no desde el ángulo del Ministerio del Interior, y eso es parte de un debate que ha transitado en los últimos tiempos 30 a 40 años, por lo menos en Uruguay.
Un debate que lo transitó cuando la venta de las empresas públicas, lo transitó más recientemente con la LUC, lo tránsito cuando la eliminación de los Consejos de Salarios.
Entonces hoy se ofrecen dos posturas distintas; la elección no es el mejor elenco de técnicos para gestionar la administración pública. Son dos proyectos que tienen sensibilidades distintas, condiciones e ideologías diferentes: una agrupada en el Frente Amplio con todos sus matices internos, pero que en esto hay coincidencia.
La coalición conservadora también expresa coincidencia en un rumbo diferente sobre estos temas y podemos seguir agregando la lucha contra las desigualdades de género y los niveles de compromiso en la perspectiva de la lucha contra la impunidad.
Nosotros tenemos que ser capaces de dar una batalla estratégica a nivel electoral y hay dilemas electorales que después se van a desprender solos.
Los temas electorales básicamente tienen que ver con la capacidad que muchas veces tengas como fuerza política de trasladar al vecino que está en la otra punta del país y precisa votar, de llegar a tiempo con las listas.
La mejor forma de campaña tiene que estar subordinada al objetivo político, que es la conquista del gobierno para transformar la realidad, y yo creo que es muy difícil disociar absolutamente un tema de otro, tienen que ir juntos (propuestas y críticas).
Y máxime en este proceso tienen que ir juntos donde el Frente Amplio atravesó la experiencia de gobierno y también atravesó la experiencia de la derrota, y creo que ahí nos dejan enseñanzas de cuáles son los centros que teníamos que colocar en la discusión política.
La derecha en eso yo creo que nos sacó una ventaja porque eligió los centros; entonces, por ejemplo, en los temas económicos, instala convenientemente el debate de que el país tiene que elegir entre los que van a poner más impuestos o los que van a poner menos impuestos (esto que es muy discutible).
Yo creo que la izquierda no puede acorralarse en que lo único que va a discutir es la cuestión tributaria; mucho antes que la cuestión tributaria me preguntaría si no hay que elegir entre la mayor pobreza infantil o la menor pobreza infantil, entre el mayor salario o el menor salario, la mayor igualdad o la mayor desigualdad.
Y yo creo que corremos un riesgo, si no enriquecemos el debate, de quedar acorralados después.
Querer resolver el tema de la violencia, de la seguridad y violencia ciudadana y demás con el allanamiento nocturno es absurdo. Los países del mundo que tienen en la normativa el allanamiento nocturno intentan no usarlo nunca porque es riesgoso para las libertades individuales. Entonces, presentar esto como la gran respuesta a la seguridad pública es una burla.
Yo creo que ahora de cara al plenario y demás tenemos que abrir la cancha y decir “nuestro planteo es la integralidad sobre la base de lo que es el programa en materia de seguridad y convivencia, que tiene estos factores, tiene un conjunto de medidas que van con la infancia, en el sentido de combatir las violencias en las infancias”. Tenés una infancia que está en la pobreza, con dificultades alimentarias y expuesta a la violencia.
¿Quién puede pensar que vas a resolver los problemas de la convivencia en la sociedad sin atender esto primero o por lo menos a la vez que atendés otras cosas? ¿Cómo atendés las cárceles y la reinserción sin atender esto?
Radicalmente entenderlo, no como una cuestión marginal, sino como una cuestión central de política pública. Bueno, obligatoriamente eso te lleva a pensar la vivienda, el trabajo, la escuela, la cultura, te lleva a un conjunto de medidas que es de donde vos empezás a apalancar la base material al que termina después de campana del narco por dos pesos en el asentamiento. Entonces vos precisas complejizar el problema, porque eso ofrece dos proyectos de país: un proyecto que va con la demagogia del allanamiento nocturno o tienes un proyecto que mira desde otro lugar, con otra integralidad.
Usted habla de desafíos que son más globales.
Es que el gran desafío que tienen las fuerzas populares en América latina, no solo el Frente Amplio, es cómo logran un nivel de acción política coordinada social que permita salirse de una de las trampas de la dependencia, que es que tenés una estructura extraordinariamente primarizada.
Entonces el nivel de dependencia de los ciclos altos de los commodities es brutal; miras los ciclos de la economía y, bueno, con alto precio de los commodities tenés una mayor posibilidad de captar renta de la tierra, y eso permite con los ingresos que uno mejore también las políticas, pero en otro escenario cambia el ciclo y es muy difícil de sostener. Parte de la prueba que tuvo el Frente Amplio es eso; considerando que el último gobierno del Frente Amplio, con un ciclo adverso, fue un periodo en el que creció la economía apenas un 4 %, los salarios en ese periodo crecieron casi 8 %.
En este año este periodo de la economía va a crecer 7 % u 8 % y hasta ahora vamos empatados, o sea, el último año promedio de salario real es 0,2 % abajo y se vende como un gran triunfo que al final vas a tener 2 %; es evidente que también juega la política, porque eso es la política, o sea, se vive al lado de la política.
En un ciclo expansivo de la economía y en otros contractivo, ¿cuál es el gran desafío?
Bueno, generar medidas que permitan desacoplarte de los precios relativos de los productos en los que tenés ventajas naturales.
Entonces hay que ir a una transformación productiva para poner en el centro del tema el trabajo, no el empleo, el trabajo, y esto implica un montón de medidas; es, a la vez, integración nacional y desarrollo local. O sea, una cosa es generar 20 puestos de trabajo en la zona metropolitana y otra es en un pueblo chico; 20 puestos de trabajo y lo transformaste al pueblo patas para arriba.
Tenés que tener un conjunto de medidas que van desde la infraestructura y la matriz energética a la matriz de telecomunicaciones, las asimetrías.
Otra medida es la integración regional, o sea, muy difícil pensar que igual se sale solo de este ciclo si no logra acuerdos que piensen complementación industrial, acuerdos de matriz energética a nivel de la región.
Y un tercer componente, un modelo de relaciones laborales en el que se puede insertar un debate sobre la transformación productiva en carácter articulado.
La ideología es insuficiente para el desafío que tenés; precisas que el sector privado también vuelque en innovación, ciencia y tecnología, admitiendo que no se va a apropiar de todo el resultado y admitiendo que parte del resultado tiene que ver en mejor condición de salario, de vida, de organización del trabajo, admitiendo un margen de acuerdo mínimo que permita en las distintas cadenas productivas, en el sector forestal, madera mueble, en el sector medicamento, en el sector automotriz, en el sector lácteo, cuatro o cinco líneas de desarrollo que permitan a Uruguay hacer una apuesta pesada a la calidad del trabajo.
Ahí tienes un desafío enorme de traducir porque es una propuesta fina de campaña electoral, porque después tenés que ver cómo el propio programa, que es como la base, después se traduce en tu proyecto, donde el mercado no todo lo resuelve. Entonces, no tenés solo problemas comerciales, también tenés problemas productivos.
Es un desafío enorme de transformar la campaña electoral en la posibilidad de discutir estas cosas.
¿No es evitable entonces dejar de lado las críticas al Gobierno?
Este Gobierno tuvo cuatro características muy notorias que por oposición te dan perspectiva de por dónde ir. Una es que es un periodo que nos dejó mayor nivel de dependencia, la muestra más contundente es lo del puerto (lo más duro), pero también la forma en la que se negoció el internet y el monopolio que tenía Antel, lo ves en la energía eléctrica para los grandes consumidores, por fuera de la UTE, que es 1/4 parte de la energía.
Un segundo costado es de deterioro democrático; ahora tenés una denuncia muy grave de un periodista sobre el tema de espionaje, pero antes espionaje a senadores, ataque a Fiscalía, colegas tuyos que han tenido que poner en Twitter porque el medio no les permite publicar denuncias, recorte de las libertades sindicales. El deterioro sobre las libertades sindicales es muy claro, no convoca al Congreso de Educación para no discutir con nadie, o sacar a los docentes del organismo desconcentrado, señales que deterioran la participación organizada de la gente.
Un tercer costado, lo antipopular, con dos medidas muy notorias: una reforma jubilatoria profundamente regresiva, con un tajo de al menos 2.000 millones de dólares de menos salarios y jubilaciones futuras, porque la jubilación en mi interpretación es el salario diferido, o sea, es el derecho que genera hasta tu salario cuando no trabaja más. Tener recortes en discapacidad que establezcan con mucha dureza que 150 mil uruguayos se van a romper y van a jubilarse por discapacidad, más que duplicando el panorama actual, algo menos de 60 mil; el proceso de rebaja de salarios y jubilaciones.
Fue una decisión política, yo creo que no técnica, y eso es parte del desafío de ajustar por este lado, que además desnudó una estafa electoral, porque en la campaña se sostuvo que se podían recortar 90 millones de dólares sin tocar salarios y se accedió al gobierno con una promesa que no fue tal.
Y además de todo esto, el periodo de gobierno más corrupto de la historia. Yo creo que no vas a encontrar en un periodo de gobierno tantos incidentes de corrupción tan graves como en este y siguen lloviendo.
Por la contraria, nuestro gobierno será un gobierno que recupere niveles de soberanía, que piense la justicia social de manera profunda, que ensanche la participación democrática y que tenga una ética administrativa radical.
Varios dirigentes del Frente Amplio han dicho que, de ganar el gobierno, éste no tiene que repetir lo mismo que hizo durante sus 15 años.
Claro, porque el punto de partida es otro; o sea, los dilemas que tenías en el 2004 eran otros, hoy han habido retrocesos, pero no estás en el 2004.
En ese año tenías un debate hasta en la academia acerca la viabilidad del país y un debate que no era forzado que se colocaba arriba de la mesa un país con una deuda del tamaño de todo el producto, el desempleo, un aparato productivo destrozado, se discutía si eso tenía algunas posibilidades de sobrevivir o no.
Hoy hay una condición distinta y con fortalezas distintas, entonces los desafíos que tenés son otros y yo creo que fundamentalmente están puestos en el programa. Hoy tenés que retomar un proceso de mejora de salario que acompañe el producto, retomar la mejora en la inversión educativa, retomar la mejora de la infancia…
En el 2004, el buque insignia, por decirlo de una manera, fue la creación del Plan de Emergencia y la creación del Mides. ¿Cuál sería hoy el buque insignia?
Por lo menos tenés que tener tres: infancia, vivienda y trabajo. Cada uno de esos te da para ir a otros lugares. Para el trabajo se va a precisar colocar arriba mesa la transformación de la matriz productiva, a la vez que generarás puestos de empleo. Pero al tiempo que vas resolviendo el tema del empleo cuantitativo, tenés que tener un paquete de medidas que logren pensar en la transformación de la matriz productiva y eso es innovación, ciencia, tecnología, diálogo social. Eso es articular la institucionalidad educativa, es investigación; o sea, un conjunto de medidas sabiendo que el resultado no es para la semana que viene, y hay que ser capaces de poder explicar esto, y ese es un desafío político más que electoral, teniendo la capacidad de explicar que si las cabezas que más piensan en Uruguay te las quieren contratar de todas partes y llevártelas, y vos no las podés sostener porque no tenés un sistema de becas más o menos decente o de investigadores, la vas a quedar como país.
El segundo buque es la vivienda. Yo sé que es difícil, no quiero simplificarlo, pero América Latina es la región más violenta del mundo por dos características: es la más desigual y es la que tiene mayor segregación territorial: las favelas, la villa miseria y acá el asentamiento irregular.
Hay fenómenos que van juntos, segregación territorial con concentración de la infantilización de la pobreza en las zonas segregadas y con incremento de la violencia y la presencia del narco.
Entonces vos pones arriba de la mesa el derecho a la ciudad. Yo creo que en eso el programa de Frente Amplio en 2009 era bueno, en el sentido de que estando en el gobierno manejábamos la necesidad de duplicar los ingresos de recursos para atender la problemática, y creo que fue un área donde maduramos lo siguiente: los gobiernos del Frente, comparados con lo anterior, los podías defender porque el gobierno del Frente se comprometió e hizo más de 100 regularizaciones de asentamiento y tomó otras medidas, hubo un esfuerzo importante.
El programa del Frente es más ambicioso ahora, pues no solamente coloca los recursos, sino que una parte de la cartera de tierra se dará en alquiler social.
El otro gran buque se llama vida y las infancias; cuatro de cada diez en las escuelas están en inseguridad alimentaria, uno de cada diez en liceos públicos y además sufren violencia. Ningún proyecto de país tiene futuro adelante si no tomas medidas que muevan la aguja, que son económicas y son de diseño institucional.
Tenemos una ventaja: Cristina (Lustemberg) trabajó mucho en un costado que es el diseño institucional, o sea, presupuestemos todo esto junto aparte para pensar cómo impacta. Hay una mirada que es trasversal y una búsqueda por obtener los recursos, porque la mejor institucionalidad sin plata no se va a dar.
El gran problema de la dirección política uruguaya es que analiza por separado, que tenés 4 de cada 10 gurises pasando mal o que 15 de cada 100 tienen obligatoriamente que salir a trabajar generando deserción estudiantil; o pensar que es un problema solamente del educador. Yo sé que tenemos que trabajar mucho en la formación de los docentes, profesionalizarla, mejorarla, pero lo que determina son las condiciones materiales de vida más que con el docente, porque si con ese mismo docente en el quintil de más alto ingreso vos tenés que el nivel de deserción es bajísimo o mucho más bajo, tenés que darte cuenta de que el problema es otro.
Estos tres temas no van solos. Por ejemplo, un tema que es transversal es el sistema de cuidados, atender a la persona en situación de discapacidad en la familia, o la mujer jefa hogar que no tienen con quién dejar los gurises.
¿Gobernar para la gente o gobernar con la gente?
Con la gente o la quedamos, no tenemos opción.
Las políticas que logramos encarnar en la sociedad, al Gobierno de derecha le costó mucho desandarlas; por ejemplo, los consejos de salarios; el protagonismo de los trabajadores en los consejos de salarios fue muy importante.
Hubo deterioro de los consejos, sí, la operatividad, el recorte del derecho de huelga, pero no se eliminaron los consejos y yo creo que no se eliminaron, no porque el Gobierno los defienda, sino porque no había condición política para eliminarlos.
El derecho de la mujer de definir sobre su cuerpo fue en un proceso de amplísima movilización social, popular, cultural; que dentro del Gobierno tenés sectores que sin ser mayoritarios están en contra de esa medida, no tengo duda.
Pero cuando una política de gobierno se encarnó socialmente, es muy difícil rebobinarla.
Las 10 mil becas que daba el Inefop fue una medida que se tomó más desde arriba que con los estudiantes organizados y con un acuerdo y un convenio, y fue una buena medida, pero no fue una medida de producto social y política, y estuvieron 3 años sin darse, ahora se van a dar unos pocos en este año electoral y no hubo un muro pintado.
El Sistema de Cuidados era la línea programática principal del último Gobierno del FA, pero lo cierto es que no hizo carne en ningún lado.
Es una necesidad urgente, pero tan mal discutida por la izquierda que cuando llegó este Gobierno y congeló los cuidadores y los recortó, hay menos plata y menos asistentes personales hoy que en el 2019, y no pintamos ni un muro.
Los Centros MEC en muchos lugares te reclaman que no tiene nada que hacer y es uno de los factores de la vivencia, pero ven cerrar los centros MEC sin pena ni gloria, entonces yo a lo que voy es que cuando las políticas de gobierno, por más que sean correctas (yo estoy enumerando políticas que son correctas), no es con la sociedad, no logra el protagonismo de la sociedad, el gobierno está muy limitado en sus posibilidades.
Voy a poner otro ejemplo que es paradigmático. La reforma del sistema de salud que tuvo avances indiscutibles, tenía una característica que era involucrar al usuario en la decisión, tanto que ninguna mutualista podía cerrar una maternidad sin antes pasar por las urnas a donde ellos estaban para poner el ojo de por qué, y tienes que explicar, y, si no, no tienes el aval, es cierto que la participación real de los usuarios en el sistema de salud es bajísima.
Se debe realizar una práctica política que permita que la sociedad se involucre; acá todas las autocríticas del Frente confluyen, porque para que se involucre la sociedad se precisa fortalecer tu militancia de base, cosa que no hicimos.
Para que se involucre la sociedad tiene que dar el debate cultural, cosa que no hicimos; para que se involucre a la sociedad es muy importante tu relación con los movimientos sociales, cosas que se deterioró, sobre todo en el último periodo de gobierno; para que esto sea así tenés que tener estrategia, cosa que descuidamos.
Estos aspectos expresan la fortaleza de un proceso de cambios o la debilidad de un proceso de cambios; un proceso de cambio gestionado de manera correcta, con mejor sensibilidad, orientado a las grandes mayorías, pero sin protagonismo social, es un proceso frágil, es mejor que esto que hay hoy, pero vas a tener un tembladeral, porque después la disputa por la apropiación de la transformación la vas a perder.
Nosotros tenemos muy claro que el liberalismo es una estrategia que no es solamente económica, es también cultural. Entonces, poder avanzar una sociedad en estos planos, habiendo individualismo, yo lo creo imposible.
Es conquistar el gobierno y gobernar con las grandes mayorías organizadas y movilizadas y eso es complejo, también tiene su desafío cultural y la complejidad se transforma con una pasión de estar transformando, luchando por la independencia de Uruguay, un país soberano, libre, democrático, justo y solidario.
Entonces, nosotros pisamos con nuestra bandera en causas, pero si hay anemia emocional en nuestra cancha, de otro lado va a haber más plata, mejores agencias, publicidad, no sostenes un proceso político de cambio si además no encarna a la gente.
Otro de los casilleros de la autocrítica es la excesiva institucionalización de la izquierda, que no fue que te acostaste un viernes y el sábado te quedaste en ese lugar, sino que fue un proceso de años donde se fue perdiendo referencia y entraste a mirar dónde estás parado, y la mayoría de las fuerzas políticas de izquierda tienen en sus direcciones integrantes que están solo en el área legislativa o ejecutiva de un gobierno.
Y cuando en vez de impulsar el conjunto de las transformaciones que requiere una mirada más rica, no es solo lo que del Gobierno se aporta, sino que también aporta el que está en la olla, el que está en la cooperativa, el que está en la academia, el que tiene pensamiento crítico, el que está en el sindicato, el que está en el barrio con el club de fútbol, el de la cultura, la actriz, el cantor; si todas esas miradas no se articulan, te terminas enamorando de cambios que en parte son de papel.
Hoy estamos mucho mejor que en el 2019, mucho más comité de base, más gente militando la campaña de la firmas; la campaña contra la LUC fue un antes y un después, un quiebre ahí no.
Cuando las bases frenteamplistas juntaron más de 400 mil firmas en seis meses ganaron prestigio, un respeto que hacía 30 años no pasaba en el FA. Nadie cuestiona la estructura de base del Frente y eso a mí me da una enorme felicidad.
¿Está maduro políticamente Uruguay para tener una presidenta mujer?
Sí, y además está atrasado. Tuvo presidenta mujer Brasil, Argentina, Chile.
Uruguay tuvo la primera mujer senadora de América Latina (Julia Arévalo), ahí hay una historia y una tradición; ha tenido intendentas, me parece que ahí no va a estar el problema. No creo que haya un “no voto” porque sea una mujer la que encabeza la fórmula del Frente.
Carolina tiene para mostrar lo ya hecho, agarra un Antel que estaba en condiciones de enorme dificultad, que no llegaba a un 40 % del mercado. Celulares con dificultades patrimoniales y con una competencia que la amenazaba cada vez más, de las dos compañías mundiales más grandes, y durante diez años se aburrió de transferir plata a rentas generales, pero además creció, pasó a ser mayoría, extendió la fibra óptica, cable submarino, el Data Center, etc.
Dos de los tres proyectos de vivienda que estamos trabajando acá los trabajamos con la Intendencia de Montevideo.
La Intendencia de Montevideo es la que va a cerrar con mayor entrega de la cartera de tierras a viviendas cooperativas de la historia de Uruguay. La Intendencia Montevideo sufrió un sabotaje que no se veía desde la época de Mariano Arana, o sea, el fondo metropolitano, que son decenas de millones de dólares, no se los adjudicaron y no les votaron el fideicomiso. O sea, en esas dos medidas perdió 200 millones de la Intendencia, una Intendencia que tiene inversiones en el quinquenio de 500 millones.
Se hizo campaña para llegar a 40 barrios con el plan ABC y se llegó a más de 60, e incrementó en un 60 % la atención en las policlínicas en los territorios más complicados en medio de la pandemia, con mucha capacidad de reflejo cuando la crisis hídrica, una dinámica muy potente; y si vos miras el grueso del presupuesto de la Intendencia, 90 % está en las periferias, no sale en la tele, no es noticia, pero ahí hay un una sensibilidad política que me parece que encarna esa preocupación de programa con mucha calidad.
¿La fórmula presidencial sale de los dos candidatos más votados?
Y ojalá salga bien y rápido, cuanto antes y mejor. En el 2009 nos costó más la fórmula, tuvimos una semana de negociaciones, estuvo al borde de caerse.
Yo no digo que sea el único factor, pero para mí fue uno de los factores que hizo que ya no ganara en primera vuelta, después de un gobierno que tenía un resultado formidable.
En los elementos autocríticos, en el alejamiento del Frente de los sectores sociales hubo cierto consenso. ¿Por qué hubo tantos reparos a la posibilidad de impulsar la consulta popular con respecto a la reforma de la Seguridad Social?
No soy el mejor para responder porque estoy juntando firmas, pero yo hubiera preferido en ambos espacios, en el movimiento sindical y en el Frente Amplio, darnos un poco más de tiempo para intentar encontrar una respuesta.
Lo primero que tengo que decir es: ¿Los trabajadores tenían derecho a defenderse? Sí.
Y a mí no me quita nadie eso; o sea, si vos tenés una reforma que te rebaja la jubilación, te privatiza las jubilaciones de manera espantosa, porque las Afap hoy son obligatorias y te bajan un 50 % la base de cálculo a la hora de jubilarte, duplicaron las comisiones que te cobran y ahora te van a poder descontar cuando estés desocupado de lo que tienes ahorrado, los que tenían actividades bonificadas como el maestro y docentes pierden la bonificación de la de jubilarse, la duplicación de la comisión por una decisión discrecional del Banco Central…entonces lo que digo es que si vos estás condenando a que el trabajador pase miseria, reivindico el derecho al trabajador de defenderse.
El movimiento social uruguayo nunca estuvo subordinado, entonces yo no
comparto que uno pueda decir: “Usted lo que tiene que hacer es quedarse quieto y esperar a que yo gane, para que cuando yo gane le arregle su problema”; entonces tendrían que cerrar los sindicatos (sindicatos que representan a todos los trabajadores, blancos, colorados, frentistas) y abrir partidos políticos.
Los sectores que no están impulsando las firmas, tanto en el movimiento sindical como en el Frente Amplio, dicen que la consigna central es hacer todos los esfuerzos para ganar las elecciones de octubre del 2024.
Eso es lógico para el Frente Amplio, pero no para un sindicato. O sea, un sindicato no puede decir “yo lo que quiero es ganar las elecciones”, entre otras cosas porque te lo prohíbe tu propio estatutos.
Cuando se aplique la reforma en un centro de trabajo en una obra y por quebrársele parte de la espalda una persona vaya a cobrar un 44 % menos, te va a preguntar: ¿y qué va a hacer el sindicato para defenderme? El sindicato no puede decir “espera que gane otro gobierno”, y está mal que lo haga, porque en realidad el sindicato no es una lógica de la conveniencia política electoral para la fuerza política.
Meter un plebiscito acá capaz que nos complica porque nos distrae la discusión más general y puede ser inconveniente, y la gente no pone la papeleta y tácticamente no es lo mejor para la fuerza política, pero para un sindicato no es la discusión.
Yo estoy juntando firmas con los trabajadores y, si pierdo, pierdo con ellos, y en todo caso después tenemos tiempo para reflexionar, cómo fue que no logramos, después de haber atravesado una experiencia como la de la LUC, llegar a un acuerdo en la forma en la que enfrentábamos la reforma de la seguridad social, porque en mi opinión la propuesta de “yo soy el Frente Amplio, ustedes espérenme quietos a que yo gane y yo voy a convocar un diálogo social”, era una propuesta muy difícil que la recibiera la mayoría de los sindical.
Porque además hay una cuestión que es notoria: el escenario en que el Frente Amplio gana con mayoría parlamentaria no es un escenario dado.
Explicar eso en una asamblea de trabajadores, primero que te coloca un nivel de subordinación ajeno a la mejor tradición del movimiento sindical y social. Y, segundo, que además es un camino de muchísima dificultad. Entonces, en mi opinión, no había escenario para un “no” a la consulta popular; sí había escenario para, quizá, una propuesta que fuera más cómoda para que todo el mundo estuviera. Yo sé que el tema de las Afaps fue incómodo siempre en el Frente.
En el Partido Comunista, para impulsar los énfasis que ustedes entienden, ¿se imaginan desde un lugar fuerte en el Parlamento?, ¿aspiran a algún ministerio en particular?
Hoy no. Nosotros lo que estamos tratando de consolidar es un espacio político que es el Espacio Democrático Avanzado, donde hay una decena de sectores en medio de un proceso que existe, que en el momento de la salida de la dictadura anunciamos la categoría de democracia avanzada como un camino crítico de transformación social, esto es: a la vez que defendían la democracia la profundiza en justicia social y los derechos culturales, derechos económicos en una mirada de derechos humanos profundos.
Y eso tuvo un momento medio fermentable en esos años y es como que ha tenido muchos intentos, pero nos ha costado ir más allá. Y vos no podés seguir con las mismas referencias políticas y teóricas de la década del 80 y después, cuando tuviste 15 años de gobierno, ejemplos de descentralización y ejemplos de transformación democrática del Estado, que fueron muy positivos y otros que no fueron tan positivos.
Entonces estamos preocupados por plantearnos desafíos políticos en el año electoral. Sabemos que muchas veces lo que se discute es el lugar que se tiene la lista y si negocio el lugar por su apoyo… A mí me parece que nos hace mal eso porque nosotros militamos desde otro lugar y esto no es una cuestión de fe. En general hay una tradición donde vos tenés una fuerza política que está asentada en miles de compañeros y compañeras que jamás pidieron para un boleto y esa es una fortaleza.
No sé cómo nos va a ir, capaz que es un fracaso electoral, capaz que políticamente está bien planteado y electoralmente es un fracaso, pero es un lugar en el que nos sentimos cómodos.
Los compañeros me pidieron que encabece este proceso, es una responsabilidad enorme y vamos a intentar ser intérpretes de ese sentido político.