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Política Argentina |

Lacalle y Argentina

La vieja trenza oligárquica del Plata

La frivolidad del relato futbolero impuso el concepto de la afectividad, casi hermandad, entre argentinos y uruguayos, como si las disputas entre Sarratea y Artigas hubiesen sido una anécdota histórica, si bien es cierto que hay un lenguaje y una cultura casi comunes, y lazos que unen los intereses, por un lado de los pueblos, y, por otro, de sus sectores económicamente dominantes.

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Si uno tomara como universal, dentro de la colectividad del Partido Nacional, la visión sobre la Cuenca del Plata del excanciller y actual senador Sergio Abreu, no debería llamar la atención el tono y la forma con la que el presidente Luis Lacalle se dirigió en entrevista a algunos medios de prensa argentinos.

Para Abreu, en su trabajo La vieja trenza (editorial Planeta, 2ª edición), “la historia del Río de la Plata está signada por entendimientos y diferencias que tienen origen en la disputa lusitano-española por la delimitación territorial de América del Sur. En ese proceso los intereses portuarios de Buenos Aires y la política expansionista lusitana fueron los dos elementos que dieron vida a una rivalidad permanente, alimentada de acuerdos y desentendimientos. En ese contexto geográfico tuvo lugar el origen de Uruguay que, desde siempre, fue percibido como un territorio de importancia estratégica”.

Una visión aséptica sociológicamente que pasa por alto los intereses de los distintos grupos económicos dentro de cada nación y de cómo los grupos poderosos se han alineado por encima de las fronteras para responder con modelos parecidos, por ejemplo, con las dictaduras cívico militares de los años 70 y los neoliberalismos de los 90.

 

El rol de parte de la prensa

Luego de las mediáticas entrevistas a Lacalle, el portal Infobae titulaba: “Me quiero mudar a Montevideo: la prensa uruguaya analizó la repercusión de las entrevistas a Lacalle Pou en Argentina”.

En verdad lo que Infobae denomina prensa uruguaya es un editorial del diario El País, por lo que la generalización no es de recibo, y es tan engañoso como haber sostenido que la prensa argentina entrevistó al presidente uruguayo.

Alfredo Leuco es un periodista del Grupo Clarín , corporación enfrentada particularmente a los gobiernos K y de Alberto Fernández, que en su momento, al igual que su par uruguayo El País, fue vocero del gobierno cívico militar en Argentina.

Clarín jugó su carta desde el inicio del gobierno uruguayo de Lacalle. En grandes titulares y extensas notas sostenía: “El futuro canciller de Uruguay, Ernesto Talvi, confirmó que el martes viajará a Argentina y que le pedirá a Felipe Solá saber las razones por las que el presidente Alberto Fernández duda en ir a la asunción presidencial de Luis Lacalle Pou. La invitación de Solá fue el miércoles, mientras que la confusión se originó el jueves, cuando Alberto Fernández, en una entrevista en radio Rivadavia, puso en duda su participación en la fiesta uruguaya. El mandatario señaló que tal vez no podría cruzar el Río de la Plata porque el acto se le superpondría con su discurso de inauguración de las sesiones del Congreso, que es en la mañana.”

Por suerte, en el tiempo, la diplomacia política puso en su lugar lo que Clarín estaba obstinado en dejar como el primer conflicto en las futuras relaciones políticas binacionales.

Luis Majul hace su programa desde el canal del diario La Nación (satélite del grupo Clarín); a Majul la Justicia federal lo investiga como «parte del operativo» de espionaje ilegal, y lo definieron como «un agente de inteligencia inorgánico, fue un [Marcelo] D’Alessio más». D’Alessio es un falso abogado que está preso desde hace más de un año en el marco de esa causa, acusado de extorsión y armado de causas en connivencia con el fiscal Carlos Stornelli y el periodista de Clarín Daniel Santoro. «Yo pedí los mails de Majul para saber quién le entregó las escuchas telefónicas mías y de Cristina. Majul hizo tareas de inteligencia, está vedado por la ley», sostuvo el senador Oscar Parrilli.

Canosa es una comunicadora de farándula y polemiza para impactar en las redes, pero suele pasar que no se “enoja en entrevistas con presidentes”, al menos no lo hizo con Macri, con Alberto Fernández y tampoco con Lacalle; sí lo hace con otros funcionarios y, como hizo hace pocos días, le tiró alcohol en gel a su entrevistado Aníbal Fernández.

A pesar de la repercusión mediática en cierto periodismo de aldea uruguayo que se deslumbra por las luces de la gran urbe, ni por lejos esos medios representan el amplio espectro periodístico argentino.

Convidado de piedra

El manejo sanitario en Uruguay fue la carta de presentación del gobierno de Lacalle fuera de fronteras y la excusa, galardón mediante, para opinar de política exterior, desandando alguno de los pasos del excanciller Ernesto Talvi.

Así, no demoró en volver al discurso del mismo presidente y de las nuevas autoridades del Palacio Santos la palabra “dictadura”, para referirse al gobierno de Venezuela.

“La mezcla sutil de firmeza, pragmatismo y humildad con que el presidente se dirigió al país hermano, dejó atónita a una sociedad acostumbrada a la grieta, el insulto permanente y el bastardeo de la razón en favor de un realismo mágico siempre prometido e incumplible”, elogió el diario uruguayo El País, órgano oficioso del actual gobierno uruguayo.

No siempre el discurso del actual presidente fue “sutil y humilde, aunque sí firme y pragmático”.

En 2014, el entonces diputado Luis Lacalle Pou tildó de desequilibrada a la presidenta argentina Cristina Fernández y de sumiso al gobierno de José Mujica con respeto a su par argentino.

Consultado sobre cómo sería su relación con el entonces gobierno argentino si fuera elegido presidente, ironizó sobre el tiempo en que coincidirá con Cristina Fernández en el poder.

No es la primera vez que los Lacalle se refieren al estado mental de los Kirchner.

En una extensa nota publicada por el semanario Búsqueda, Lacalle padre aseguraba que Néstor Kirchner «perdió completamente la chaveta».

La covid-19 y el manejo de cierta prensa de ambos lados del Río de la Plata aparentan un tono políticamente desinteresado del mandatario uruguayo en la política argentina.

Ponen el énfasis en las diferencias del manejo sanitario, soterrando las diferencias en el manejo de las políticas sociales y económicas.

Mientras los medios argentinos mencionados anteriormente solo se referían al manejo sanitario del actual gobierno, como si lo único que pasara en Uruguay es la covid-19, otros medios, como Página/12, daban cuenta de los proyectos aprobados por el Parlamento que forman parte de un conjunto de medidas que en su momento impuso el gobierno de Mauricio Macri.

Otras voces ponen énfasis en el anuncio de Lacalle de que 100.000 argentinos se muden a su país, y para esto pretende facilitar la residencia legal y otorgarles beneficios fiscales para que puedan invertir sus capitales, cuando desde una visión de hermandad, lo ideal sería que los argentinos puedan invertir sus capitales en Argentina, y en un grado supremo de filantropía, traerse a 100.000 argentinos que no tienen condiciones para poder invertir y sobrevivir en su país.

Lo que Lacalle ofrece es un territorio para los que se ubican del lado de la grieta contrario a la actual administración de Alberto Fernández.

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