Un cráneo de pez fosilizado de 319 millones de años ha revelado el más antiguo y mejor conservado cerebro de un vertebrado jamás encontrado. El descubrimiento, descrito en un estudio publicado hoy (1º de febrero) en la revista científica Nature, puede revelar más sobre la evolución temprana del sistema nervioso del principal grupo de peces vivos en la actualidad. La información fue proporcionada por Agência Bori, un servicio brasileño de curación y difusión de artículos científicos a la prensa.
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El estudio titulado Excepcional preservación de fósiles y evolución del cerebro de peces con aletas radiadas fue realizado por investigadores de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, a partir de la tomografía computarizada de un fósil encontrado hace 100 años en una mina de carbón en Inglaterra.
Las imágenes revelaron tejido blando del cerebro y los nervios craneales de Coccocephalus wildi, un pez primitivo con aletas radiadas del tamaño de unos 20 centímetros.
Las estructuras, según los investigadores del estudio, pueden revelar los comienzos de la evolución de los peces con aletas radiadas, que tienen una columna vertebral y aletas sostenidas por varillas óseas llamadas rayas. Estos animales forman parte del grupo taxonómico actinopterygii, que reúne el mayor número de especies entre todos los vertebrados vivos en la actualidad.
Según Rodrigo Figueroa, estudiante de doctorado en la Universidad de Michigan y autor principal del estudio, el descubrimiento también proporciona información sobre la preservación de partes blandas en fósiles de animales con columna vertebral.
“Con la amplia disponibilidad de técnicas de imagen modernas, no me sorprendería si resulta que los cerebros fósiles y otras partes blandas son mucho más comunes de lo que pensábamos”, dijo Figueroa en un comunicado emitido por Agência Bori.
De acuerdo al experto, la mayoría de los fósiles de animales en las colecciones de los museos se formaron a partir de partes duras del cuerpo, como huesos, dientes y conchas. En este, los investigadores creen que los tejidos blandos del cerebro y los nervios craneales del animal fueron reemplazados durante el proceso de fosilización por un mineral denso que conservó, en detalle, su estructura tridimensional.
“Ahora, nuestro grupo de investigación y otros colaboradores observarán los cráneos de peces fósiles con una perspectiva nueva y diferente”, destacó Figueroa.