Lucile Randon era la persona más anciana del mundo (de la que se tiene un registro claro) cuando murió en enero a los 118 años. Conocida como la hermana André, la monja francesa fue testigo de dos guerras mundiales, la llegada de los humanos a la Luna y la era digital.
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Su historia sigue siendo una excepción, dado que la expectativa de vida promedio en el mundo es de 73,4 años. Sin embargo, cada día que pasa las personas viven más años y se espera que a mediados de este siglo la longevidad promedio supere los 77, según proyecciones de las Naciones Unidas.
Así como está subiendo la expectativa de vida, también está bajando el nivel de nacimientos, lo que nos convierte en una población cada vez más envejecida. El mundo ya está habitado por más personas mayores de 65 años que por menores de cinco años, aunque la situación varía muchísimo de un país a otro.
Dejando fuera las pandemias y las guerras mundiales, la esperanza de vida ha aumentado de manera constante a nivel global durante los últimos 200 años con el desarrollo de vacunas y antibióticos, mejores medicamentos, saneamiento, comida y condiciones de vida.
Aunque la genética es uno de los factores más determinantes, una mayor longevidad suele estar también asociada a las condiciones de vida del lugar donde nació una persona y a sus decisiones como individuo.
El ránking
Mónaco encabeza el ránking de expectativa de vida, seguido por las regiones administrativas especiales chinas Hong Kong y Macao, mientras que el cuarto lugar está en manos de Japón, que es el país más longevo entre las potencias mundiales.
La lista la completan Liechtenstein, Suiza, Singapur, Italia, Corea del Sur y España, según el informe de Perspectivas de la Población Mundial de la ONU.
Los países que forman parte del ranking con la mayor expectativa de vida tienen algo en común: un alto nivel de ingresos. Pero hay otra cosa que los une: el tamaño.
Patrick Gerland, jefe de la Sección de Estimaciones y Proyecciones de Población de las Naciones Unidas, advierte que en la lista hay países como Mónaco o Liechtenstein que, al ser tan pequeños, no representan realmente a una población más diversa como la de otras naciones.
"Parecen países excepcionales, pero en realidad son una especie de población artificial. No es una combinación aleatoria de personas como ocurre en otras partes del mundo".
"Lo que comparten es un alto nivel de vida, acceso a buenos servicios de salud y educación, pero no es una selección al azar", dice Gerland en diálogo con BBC Mundo.
Las diferencias se pueden ver entre países y también al interior de un mismo país. Donde hay más desigualdad, aumenta la brecha de esperanza de vida entre los grupos sociales.
"Muchos de los países escandinavos, por ejemplo, son sociedades más igualitarias y con una mayor expectativa de vida", agregó.