Un estudio realizado por astrofísicos, en el que analizaron las propiedades de galaxias elípticas en aproximadamente 9 mil millones de años, logró determinar que la energía oscura podría provenir de los agujeros negros en el centro de las galaxias. El estudio publicado la semana pasada en la revista Astrophysical Journal Letters, generó revuelo entre la comunidad científica y muchos lo calificaron de ser una teoría "radical".
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
A grandes rasgos, "Energía Oscura" es como denominaron los científicos a la energía que compone la mayor parte del universo, en un 68% aproximadamente, y que hace que el universo esté en expansión; de la cual se desconoce la composición y procedencia.
Mientras que los agujeros negros son entendidos como un campo gravitacional tan fuerte que nada, ni siquiera la luz, puede escapar de él. Y se categoriza como supermasivos a aquellos que se encuentran en el centro de todas las galaxias -que pesan entre 100.000 y miles de millones de masas solares-.
Ahora bien, ¿Cómo pueden relacionarse estos dos conceptos? Según la mecánica cuántica -rama de la física- el espacio vacío debería contener un tipo de energía del vacío, que se cree que se extiende por todo el universo y ejerce una fuerza que se opone a la gravedad; esta podría ser la energía oscura según esa teoría. En 1966 un físico soviético, Erast Gliner, demostró que de las ecuaciones de Einstein se podrían producir objetos de comportamiento similar al de agujeros negros pero que son bolas gigantes de la energía del vacío.
Si esta última teoría fuera comprobada, implicaría quela energía oscura puede tener ubicaciones específicas en el universo, en lugar de estar distribuida desordenadamente por este. En ese caso, aún atada a un lugar, la energía aún ejercería fuerza para la expansión del espacio.
Como consecuencia, los agujeros negros supermasivos serían la fuente de energía oscura y estarían vinculados al estiramiento del espacio y la masa de los mismos debería entonces cambiar a medida que el universo se expande; explicó Ducan Farrah de la Universidad de Hawái y participe del estudio en cuestión, según la revista Science.
Para probar la teoría de que "si el volumen del universo se duplica, también lo hace la masa del agujero negro", un grupo de científicos -incluido Farrah- estudiaron estudiaron galaxias elípticas con agujeros negros supermasivos en sus centros, de los cuales no se esperaría que cambiaran mucho en el transcurso de la historia cósmica.
Sin embargo, al analizar las propiedades de las galaxias elípticas durante aproximadamente 9 mil millones de años, se observó que los agujeros negros en el universo primitivo eran mucho más pequeños en relación con su galaxia anfitriona que los del universo moderno, lo que indica que habían crecido en un factor de siete a 10 veces en masa, según informó el artículo de Astrophysical Journal Letters.
El hecho de que los agujeros negros crecieran mientras que las galaxias no, es la clave, dijo Farrah. Si los agujeros negros hubieran crecido alimentándose de gas y polvo cercanos, ese material también debería haber generado muchas estrellas nuevas en partes de la galaxia alejadas del centro. Pero reaccionaron aparentemente a los cambios en el tamaño del universo.
Hay quienes afirman que si así fuera habría otros indicios en el universo para probar la teoría y que las proporciones en cuanto a cantidad de energía oscura y agujeros negros no coinciden. Sin embargo, la teoría y el estudio son prometedores para gran parte de la comunidad científica. Por el momento, queda esperar mayores pruebas.