Detectores de mentiras
En cuanto a los detectores de mentiras, Wiseman es escéptico sobre su fiabilidad, argumentando que la fisiología puede ser un indicador impreciso, especialmente dado el estrés que pueden generar. Además, señala que los supuestos rasgos de una mentira también pueden aparecer en personas que dicen la verdad, lo que dificulta la detección precisa.
Las diferencias entre mentirosos y no mentirosos solo son claras en estudios, no en situaciones prácticas. Por lo tanto, confiar en tecnología o en supuestos rasgos de comportamiento puede no ser efectivo para detectar mentiras en la vida real.
En cuanto a la ética de la mentira, Wiseman sugiere una visión equilibrada. Reconoce que mentir en ciertos contextos puede fortalecer lazos sociales, como cuando se finge entusiasmo por un regalo no deseado para no herir los sentimientos. Por lo tanto, entiende que la mentira no es un comportamiento unidimensional y que su percepción puede variar según las circunstancias. Esta comprensión es esencial incluso en la educación de los jóvenes.