Se acaban de cumplir cien años de la hazaña del gran nadador estadounidense de origen húngaro, Johnny Weismuller, el primer ser humano que bajó el minuto en los 100 metros libres con 58s6/10 en Alameda, California, en el mes de julio de 1922. Era una marca asombrosa para la época.
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El nivel e importancia de Weismuller para el desarrollo de la natación moderna, no se suele ponderar cuando se mezclan lo deportivo con su actividad artística posterior, como protagonista cinematográfico de Tarzán.
Las marcas de Weismuller se agigantan en el tiempo, cuando analizamos algunos factores muy importantes. Su volumen de entrenamiento total en una semana era menor a lo que hoy hacen las niñas o niños de 12 o 13 años en un solo día.
Sus marcas fueron logradas sin la llamada vuelta americana, es decir, que daba la vuelta tocando con las manos, lo que las hacía entre uno y dos segundos más lentas cada 100 metros.
Su perfil hidrodinámico era diferente al actual, al llevar los hombros muy arriba en la superficie del agua. No había andariveles antiola ni tratamiento alguno del agua en esos días, por lo que la pileta tenía menor visibilidad y mayor turbulencia.
¿Qué marcas podría haber realizado Weismuller entrenando hoy y con las ventajas actuales? Es muy difícil saber en cuanto afectaba cada rubro mencionado y otros colaterales, como la malla de competencia, las antiparras, la alimentación, el entrenamiento del ritmo, etc.
Otro nadador que siempre ha estado olvidado es el anterior recordman mundial, el hawaiano Duke Kahanamoku, quien en la plenitud de su carrera no pudo competir internacionalmente por la Primera Guerra Mundial, y de quien se asegura que hacia 1916 bajó el minuto en entrenamiento en eventos no oficiales.
Kahanamoku y Weismuller, dos nadadores excepcionales, los primeros que abrieron paso a una técnica moderna y revolucionaria en la natación de competencia, antes dominada por técnicas mucho más lentas como el single side over o el trudgen crawl, desarrollando en crawl la exacta coordinación de brazos y piernas junto con la respiración, primero frontal y luego lateral, muy similares a lo que vemos hoy en competencia, y que con leves cambios fueron luego utilizados por las estrellas mundiales: de Spitz a Popov y Dressel en los últimos 70 años.
Por Osvaldo Arsenio (vía Página 12)