El próximo 21 de setiembre se celebra el “Día del trabajador del medicamento”, una instancia de conmemoración surgida como resultado de la lucha emprendida por los trabajadores de este sector en 1970.
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En aquella ocasión el Sindicato de la Industria del Medicamento y Ramas Afines (SIMA) que ya cumplió 59 años de fundado, inició una lucha por alcanzar un aumento de salario.
La plataforma de demandas en dicha instancia reclamaba un salario de $ 8000 pesos líquidos, algo a lo que se negaron las patronales, como respuesta a dicha negativa, los trabajadores comenzaron a realizar un conjunto de medidas de lucha.
Las medidas adoptadas incluyeron la adopción de paros en la actividad, inicialmente estas iban desde 30 minutos de paro en la mañana y 30´en la tarde.
Ante la falta de respuestas de las patronales, los trabajadores incrementaron las medidas y pasaron a un régimen de trabajo de 1 minuto de paro y 1´de trabajo.
La organización de la lucha sindical determinó que se incrementara el número de afiliados y la proliferación de los comités de base, alcanzándose a constituir 57 comités de base y llegándose a los 1800 afiliados.
Un mes después de iniciado el conflicto, los trabajadores procedieron a ocupar los laboratorios ATHENA, BIOS, GRAMÓN, BAYER, se hacen ollas sindicales, se realizan peajes, colectas y bonos para hacer finanzas, al tiempo que organizan en el propio local sindical una olla solidaria, que aseguraba la alimentación de los trabajadores/as y sus familias.
Sin ceder un ápice, una nueva Asamblea General de los trabajadores, resuelve la continuación del conflicto, exigiendo el salario demandado, así como, el pago de la totalidad de los salarios perdidos.
El conflicto duró exactamente 104 días, y demostró, debido a los acuerdos alcanzados, la relevancia que adquieren siempre, mantener la firmeza, la unidad y el sacrificio de todos los trabajadores en las luchas que despliegan por conseguir sus objetivos.
A cincuenta años de aquél conflicto el sindicato de Trabajadores de la Industria del Medicamento (SIMA) vuelven a estar en lucha, esta vez por la defensa de sus salarios.
El pasado 11 de setiembre, la organización sindical, en un comunicado emitido al gremio declaró:
“Hoy 11 de setiembre en el ámbito del Consejo de Salarios se votó el acta de la ronda 8°, para el sector Farmacéutico, donde los trabajadores votamos en contra” y agregaban como fundamentación de la posición asumida:
“Esta acta no refleja la realidad de nuestro sector, un sector que viene en crecimiento, transformándose y con buenas perspectivas”.
Previamente a la convocatoria de la 8va Ronda del Consejo de Salarios, la organización sindical, por intermedio de su secretario general, Nicolás Touron, había señalado: “la principal bandera será defender la mantención de los puestos laborales. Por supuesto que también vamos a defender la no pérdida del poder adquisitivo, no estamos dispuestos a perder salario”.
No se trataba, como de forma inmediata denunciarían los trabajadores, de un sector de la actividad económica que pudiera escudarse en la actual situación de pandemia y su consecuente declaración de emergencia sanitaria, para fundamentar una propuesta salarial en la que los únicos afectados serían aquellos que hacen posible toda la producción del sector: los trabajadores.
En declaraciones a Montevideo Portal, Tourón señalaba «a diferencia de rubros que fueron impactados, como el turismo, la gastronomía, la industria farmacéutica no paró desde el 13 de marzo, cuando se declaró la emergencia sanitaria (…) durante la pandemia hubo empresas que tomaron trabajadores zafrales (…) algunas empresas enviaron al seguro de paro parcial a trabajadores, principalmente que se encargaban de las visitas médicas”.
La preocupación no gravitaba, esencialmente en la pérdida de puestos laborales, algo que el secretario general del sindicato expresara claramente en sus declaraciones de agosto a Montevideo Portal, cuando señaló “hoy ni siquiera nos planteamos la posibilidad de que haya pérdida de puestos de trabajo”.
Lejos de la imagen de una posible actividad en retroceso por los impactos de la pandemia, Tourón explicó que “la industria está sana. Hay números que nos han hecho llegar economistas. Los trabajadores podemos demostrar que el sector ha crecido de forma constante”.
La afirmación sobre la “salud económica” del sector, sería ratificada nuevamente por el dirigente sindical, cuando declarara al diario La República:
“A diferencia de rubros que fueron impactados, como el turismo, la gastronomía, la industria farmacéutica no paró desde el 13 de marzo, cuando se declaró la emergencia sanitaria.
Hay un leve impacto en la parte de las visitas médicas, por una razón de que allí se visitan médicos, y la mayoría de las visitas se dan dentro de las diferentes mutualistas, eso está un poco cortado. Se están buscando alternativas para mitigar el impacto. A pesar de ello la industria farmacéutica se vio beneficiada por el simple hecho de que las mutualistas compraron de forma masiva medicamentos.
Vaya a saber si fue miedo o previsión de no quedarse sin stock. Además, hace un par de semanas hubo una importante exportación, un compromiso de Cancillería y del Ministerio de Salud Pública, que ordenó cubrir la demanda de Santa Catarina, en Brasil. La industria farmacéutica no solo produce para Uruguay, sino que también para Brasil. Se produjo mucho y se sigue produciendo de forma notable”.
La negativa a la firma del Acta de la 8va Ronda del Consejo de Salarios, no sólo desata un nuevo conflicto, sino que, constituye al mismo tiempo, una denuncia contra las patronales que, en medio de una situación altamente favorable para el desarrollo de una industria que reporta importantes ganancias, pretende incrementar las mismas en desmedro del salario de los trabajadores.
“Días tras días vimos como la industria fabricaba y vendía, llenando sus arcas, y hoy los empresarios, nos dan la espalda” expresaba el comunicado de declaración de conflicto del gremio a sus afiliados.
Se iniciaba así, cincuenta años después de aquél 21 de setiembre de 1970, un nuevo plan de lucha y medidas sindicales.
Las medidas adoptadas fueron: trabajo a reglamento, lo que implicaba la no realización de horas extras, el respeto a los descansos habituales, la no realización de cambios de turnos que solicite la administración, la no recuperación de horas, así como rechazar la sustitución de tareas.
El gremio adhirió de forma inmediata al paro del pasado jueves 17 de setiembre e inició una amplia campaña informativa del conflicto.
El pasado martes 15 de setiembre, la directiva del sindicato, declarada en sesión permanente resolvió mantener las medidas anteriores y comenzar a llevar adelante medidas de paro (paros alternados y sorpresivos).
Los paros de actividad, alternados y sorpresivos, tenían una duración de 10 minutos por cada hora.
La reacción de las patronales no se hizo esperar.
En un comunicado de fecha 17 de setiembre, dirigido al gremio por parte de la Asociación de Laboratorios Nacionales, se declaraban “ilegales las medidas distorsivas que se están tomando”, ya que las mismas “afectan de modo sensible el proceso productivo y disminuyen de forma notoria y evidente la productividad de cada empleado y a su vez representan un riesgo en el proceso de fabricación que podría afectar la calidad de los productos”.
La Asociación de Laboratorios Nacionales, no sólo declaraba “la ilegalidad” de las acciones de lucha, sino que avanzó hacia el camino de la amenaza y el amedrentamiento:
“Las medidas que se vienen adoptando determinan que el trabajo que cumple cada empleado y su productividad sea mucho menor que el tiempo de no trabajo que se informa; por lo que se ha resuelto que el descuento en el salario será realizado teniendo en consideración la reducción en la productividad que la medida apareje; y no en forma lineal al tiempo del paro”.
La Asociación de Laboratorios Nacionales, en un franco remate de despotismo patronal agregaba en su comunicado al gremio: “En función de lo antes expuesto, en caso de verificarse paros inferiores a una hora, se computará por cada una de esas fracciones de tiempo, un descuento salarial de una hora. Para el caso de que el paro se verifique en fracciones superiores a una hora e inferiores a dos horas, el descuento salarial será de dos horas y así sucesivamente”.
Un día antes, de la emisión de este comunicado, la misma Asociación, en un ejercicio rocambolesco de falsas argumentaciones, exhortaba en otro comunicado dirigido a todos los trabajadores del sector a la “paz social” e insistía en rechazar las medidas asumidas por la organización sindical.
En dicha comunicación se afirmaba: “ya antes de declararse en conflicto y desde hace varias semanas atrás”, dirán sobre lo actuado por el sindicato, “ha iniciado una campaña mediática y ha colocado afiches en varios puntos de la ciudad para dañar a la Industria Nacional y su imagen realizando afirmaciones no ajustadas a la verdad, al pretender una situación de prosperidad del sector graficada en una carretilla cargada de dinero”.
El documento, no solo, declara falso lo planteado por el sindicato, sino que, además agrega con una suerte de retórica argumental justificadora de lo propuesto como pauta salarial en el Consejo de Salarios que “los salarios en la industria farmacéutica son los más altos de la industria, duplican el promedio de la industria manufacturera en su conjunto y se ubican un 30% por encima del promedio de la industria química”.
No conformes con esta invocación “al sacrificio” de los trabajadores a su derecho de no perder poder adquisitivo, poder que, dicho sea de paso, no obedece a la bondad de las patronales, sino a la lucha de los trabajadores del sector a lo largo de toda su historia, invocan “un pacto social” inexistente.
“La realidad nos obliga a ser cautos y solidarios con la decisión que tomó el Gobierno y el PIT-CNT, en cuanto a llegar a un acuerdo “puente”, a fin de alcanzar el objetivo mayor: la preservación de la fuente de trabajo”, señalan, olvidando que este ha sido uno de los sectores donde menos se verificara, por ejemplo, el envío de trabajadores a seguro de paro y donde además, se realizaron contrataciones zafrales a lo largo de todo el tiempo desde el comienzo de la declaración de emergencia sanitaria.
En el final de su comunicación, la Asociación de Laboratorios Nacionales rechaza de “forma enfática cualquier conflicto que altere la paz social que el país pretende en todos sus ámbitos gubernamentales, empresariales y sindicales e instamos a una madurez plena que abone en beneficio del trabajo digno”.
Es evidente, que en su concepción de la situación actual del país y del movimiento sindical, la Asociación, devenida sacrosanta guardiana de la paz social alucina.
No existe en el país ningún gran acuerdo nacional, se ha señalado, en repetidas ocasiones, desde el PIT-CNT y no ha habido nunca, en la historia del movimiento obrero, una instancia de conquistas de derechos que no se sustente en la lucha de los trabajadores.
Confundir el llamado “acuerdo puente” con una claudicación de la lucha del movimiento obrero por mantener los derechos de los trabajadores, es una clara evidencia de que, para algunos, el actual escenario político, funciona como “una pastilla” que les hace alucinar que las luchas han cesado.
Y para recordarles, el engaño al que “comerse esa pastilla” conduce, una vez más, cincuenta años después de aquél 21 de setiembre de 1970, los trabajadores/as de la industria del medicamento se levantan en pie de lucha.