A qué se debió "el desastre del patético Partido Demócrata"

Hackbarth recordó los resultados de 2016, cuando Hillary Clinton fracasó ante Trump con una campaña centrada en la política identitaria y la falta de una propuesta económica sólida que atrajera a la clase trabajadora, y los comparó con el éxito parcial de 2020, cuando Joe Biden logró vencer a Trump tras integrar en su discurso ciertas propuestas de Bernie Sanders y el ala izquierda del partido.

El Partido Demócrata optó un modelo fallido

Sin embargo, para 2024, el Partido Demócrata optó nuevamente por el modelo fallido de 2016. En lugar de una campaña que abordara los problemas económicos de la clase trabajadora, el equipo de Kamala Harris repitió una estrategia basada en mensajes simbólicos y políticas identitarias, sin propuestas económicas concretas, lo que alejó a muchos votantes en momentos de profunda crisis económica y social en Estados Unidos.

Uno de los momentos más reveladores de esta desconexión se dio, según Hackbarth, en un evento público en CNN, donde una mujer de 62 años compartió su historia. Enfrentaba una situación de crisis, pues había perdido su hogar debido a altos costos médicos y a la falta de cobertura de salud adecuada, ya que Medicare solo empieza a los 65 años. Kamala Harris, representante del “partido del pueblo”, no supo dar una respuesta que ofreciera alivio o soluciones tangibles a los problemas de esta mujer. En lugar de empatía y compromiso con soluciones estructurales, el Partido Demócrata parecía ofrecer indiferencia, una postura que generó una profunda desconfianza en los votantes de base y, según Hackbarth, propició el éxito de Trump al mostrarse como una opción "preocupada por la gente común".

Además, Hackbarth destacó que la política exterior de la administración Biden, altamente militarista, permitió a Trump presentarse como un candidato de "paz", que abogaba por la desescalada de conflictos internacionales. Este contraste entre la postura de Harris y Trump hizo que el discurso populista de Trump pareciera más alineado con los intereses de los trabajadores, aunque sea una postura que Hackbarth describe como una “máscara de falso populismo”.