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Activistas deportados denuncian torturas y abusos en Israel tras intercepción de la flotilla

Denuncian haber sufrido violencia física, humillaciones, privación de comida, agua y medicamentos en la prisión del desierto del Neguev. Dos uruguayos están todavía detenidos.

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Los activistas deportados por Israel tras la intercepción de la Flotilla Global Sumud coinciden en que, además del ser secuestrados en aguas internacionales, recibieron abusos y maltratos. El Ministerio de Exteriores israelí confirmó este domingo la deportación de otros 171 activistas internacionales, 150 personas siguen detenidas en la prisión israelí de Ktziot. 40 de ellas están en huelga de hambre.

Relatos

El periodista italiano Saverio Tommasi denunció que los soldados les negaron medicamentos y los trataron “como monos”, mientras que su compatriota Lorenzo D’Agostino aseguró que les robaron pertenencias y dinero. Otros activistas describieron cómo eran intimidados con perros, obligados a permanecer horas de rodillas con las manos atadas y sometidos a burlas y humillaciones constantes.

“Nos mantuvieron siete horas sentados en el asfalto, atados de manos a la espalda, mientras el ministro extremista Ben Gvir se paseaba delante de nosotros”, declaró un español a su llegada a Madrid.

Las condiciones de encierro fueron de tortura, denuncian: privación de sueño y medicamentos, golpes, insultos, inmovilizaciones, cacheos forzados y ausencia de agua potable. Varios denunciaron que se les obligaba a beber de los inodoros, mientras que las artistas malasias Heliza y Hazwani Helmi contaron haber pasado días sin comer. “¿Están muertos? Si no, no es mi problema”, habrían respondido los guardias israelíes ante los enfermos.

Greta Thunberg

La activista sueca Greta Thunberg fue objeto de un ensañamiento particular: testigos afirmaron que fue golpeada, arrastrada por el suelo, obligada a besar la bandera israelí y fotografiada con las manos atadas por detrás con una bandera nacional. Diplomáticos suecos confirmaron que padeció deshidratación, erupciones cutáneas y falta de atención médica. “Nos trataron como terroristas durante tres días”, denunció el profesor turco Hasmet Yazici.

Trato de terroristas

El gobierno israelí reaccionó con un doble discurso. Mientras el Ministerio de Exteriores calificó las denuncias de “mentiras descaradas”, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, se mostró orgulloso del trato. “Cualquiera que apoye el terrorismo merece condiciones de terrorista”, afirmó, burlándose públicamente de los detenidos.

Juristas y organizaciones de derechos humanos recuerdan que la intercepción de la flotilla en aguas internacionales y las condiciones denunciadas constituyen graves violaciones del derecho internacional, que prohíbe el maltrato de prisioneros y protege las misiones humanitarias. Pese a ello, cerca de 470 participantes fueron arrestados, entre ellos parlamentarios europeos, familiares de figuras históricas como Nelson Mandela y ciudadanos de más de veinte países.

El retorno de los primeros grupos deportados a Turquía, Italia y España ha multiplicado los testimonios. En Estambul, las autoridades turcas iniciaron investigaciones por tortura, secuestro y privación de libertad, mientras familiares y diplomáticos reclaman la liberación de quienes aún permanecen encarcelados en Israel.

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