El debate sobre las transiciones energéticas está previsto para el 19 de noviembre, donde los países del G20, que suponen la mayor parte de las emisiones de carbono, debatirán estrategias en pos de promover una economía mundial más ecológica y sostenible. El último día de la cumbre también tendrá lugar la ceremonia de traspaso de la presidencia del G20 de Brasil a Sudáfrica, que dirigirá el grupo en 2025.
42 países
En total, delegaciones de 42 países estarán presentes en la cumbre, según el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. Rusia estará representada por el ministro de Asuntos Exteriores del país, Serguéi Lavrov, que arribó el domingo al país latinoamericano.
Según Reuters, el líder chino, Xi Jinping, será una de las figuras centrales en la reunión. Se espera que pronuncie un discurso sobre la iniciativa china de la nueva Ruta de la Seda.
Fantasma de Trump
La cumbre se realiza en el contexto de los cambios en la arena internacional que se esperan con la vuelta a la Casa Blanca del presidente electo Donald Trump, que durante su primer mandato se opuso a iniciativas enfocadas en el multilateralismo y el cambio climático.
Hay quienes creen que la agenda del G20 puede perder relevancia con su regreso al poder. Por ejemplo, como señala Reuters, el impulso de Trump a los recortes fiscales creará más obstáculos a los esfuerzos de Brasil por debatir la imposición de gravámenes a los superricos, un tema promovido por el propio presidente del gigante sudamericano, Luiz Inácio Lula da Silva, que lo ha incluido en la agenda del G20.
El impulso de Brasil a una reforma de la gobernanza mundial también puede verse afectada por la futura gestión estadounidense, según funcionarios brasileños. "Trump no aprecia el multilateralismo. No veo muchas posibilidades de que la Administración Trump se involucre en estos temas o muestre interés en ellos", dijo a Reuters una fuente del Ministerio de Finanzas de Brasil.
Ucrania
Trump dijo tras ganar las elecciones presidenciales que cuando se convirtiera de nuevo en el inquilino de la Casa Blanca iba a "detener las guerras", refiriéndose aparentemente a los conflictos en Ucrania y la Franja de Gaza.
Mientras en el mundo se debate la información de que Occidente, según reportes mediáticos, ha autorizado a Kiev a utilizar sus armas en el interior del territorio ruso internacionalmente reconocido, los diplomáticos que redactan la declaración conjunta para los líderes de la cumbre del G20 se han esforzado por abordar el conflicto ucraniano, intentando añadir un vago llamamiento a la paz sin criticar a ninguna de las partes involucradas, de acuerdo con las fuentes de Reuters.