El peronismo transformó el histórico 17 de octubre en una contundente demostración de fuerza y lealtad, movilizando a la militancia en una marcha hacia el domicilio particular de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK) en el barrio de Constitución. El objetivo es claro y potente: reclamar por su libertad y denunciar la "proscripción" que, según el kirchnerismo, ejerce el Lawfare y el "Partido Judicial".
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Bajo el lema "Leales de corazón" y la consigna resonante de "Liberamos a Perón, liberemos a Cristina", la militancia emprendió la marcha por las calles de Buenos Aires. Columnas de gremios, organizaciones sociales y ciudadanos se concentraron en puntos neurálgicos como Retiro, Once y Constitución, para confluir en el edificio donde la exmandataria cumple arresto domiciliario en el marco de la causa Vialidad.


Kicillof presente
La presencia destacada del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, subrayó el carácter institucional y político de la movilización. La acción no solo buscó honrar la fecha fundacional del peronismo (a 80 años del 17 de octubre de 1945), sino también unificar la defensa de CFK con la crítica feroz a las políticas de ajuste y entrega del gobierno de turno.
Según consignó El Destape, voces de la militancia, como el dirigente Martín Sabbatella, enfatizaron que "la lealtad no se negocia ni se condiciona", y es un deber exigir la libertad de Cristina, a quien consideran una "presa política" injustamente atacada por "enfrentar a los poderes que hoy gobiernan".