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Mundo CIA | Secta Moon | narcotráfico

Chaco paraguayo

La CIA, la secta Moon y el tráfico de cocaína

Agente de contrainteligencia develó la fangosa trama que involucra a la CIA con el narcotráfico, en el latifundio de la secta Moon en el Alto Chaco paraguayo.

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En noviembre del año pasado recibí un mensaje de un enigmático agente bancario e investigador llamado Luke David Thorburn-Calcino, que llegó a mí por un artículo que escribí en enero de 2020 sobre el rol de Uruguay en la nueva estructura del narcotráfico transnacional. Quería ponerse en contacto conmigo para intercambiar información y contarme sobre los resultados de su investigación sobre narcotráfico, la CIA y la secta Moon, en el remoto y, a la vez, estratégico pueblo de Puerto Casado, ubicado al oriente del Chaco paraguayo.

Expulsado del banco estadounidense Goldman Sachs en 2016 por donar 534 dólares para la compra de gorras de la campaña presidencial de Donald Trump, este australiano, con formación en la base militar de Fort Bragg (North Carolina), se trasladó a Sudamérica en 2019 como bróker de un banco con sede en Brasil, con la intención de concretar inversiones en la agricultura con capitales institucionales. Previo a su expedición sudamericana, Thorburn había participado en operaciones secretas en países conflictivos e intervenidos de Medio Oriente como Siria e Irak.

Thorburn ponderaba dos antecedentes informativos: un informe especial publicado por Reuters en agosto del año pasado titulado “Los cárteles de la cocaína invaden el paraíso paraguayo de la Iglesia de la Unificación” y un artículo del Irish Times de octubre de 2004 que rotulaba: “Moonies acusados de estar involucrados en drogas”.

El intercambio fue bastante fluido durante semanas, pero a medida que se acercaba la fecha de publicación de su investigación sobre el narcotráfico en Paraguay, su paranoia crecía y me obligaba a seguir el diálogo a través de sistemas de comunicación -más protegidos que los convencionales- como Signal y Proton Mail. Si bien la información recibida hasta ese momento era modesta, me permitía ampliar el rango investigativo que, en Uruguay, se ceñía al cómplice y torpe accionar del Gobierno, a través de los ministerios involucrados en la escandalosa entrega de un pasaporte a Marset; uno de los narcotraficantes más buscados (¿?) en los países del Cono Sur.

Finalmente, el pasado 8 de diciembre, el controversial y pro-Trump portal de noticias National File publicó el extenso y explosivo informe sobre la investigación de Thorburn, con la colaboración del polémico periodista Noel Fristch; un conocido activista y lobista por la flexibilización de los derechos civiles para la portación de armas, influyente en Mississippi y viejo colega de Thorburn en tiempos de Fort Bragg.

No sería atinado olvidar el salvaje contexto que rodea a la campaña presidencial en Estados Unidos (EEUU) y omitir que la página web britishtexanresearch.com (de Thorburn) actualmente direcciona al sitio oficial de la campaña de Trump 2024. Tampoco se puede desestimar la cercanía de Thorburn con Steve Bannon, exestratega y asesor de Trump en el escándalo de Cambridge Analytica y creador del movimiento internacional de las nuevas derechas populistas conocido como The Movement.

Aun así, más por la experiencia vivida y documentada por Thorburn que por lo efectista de esta, creo dignos de ser expuestos los resultados de este proyecto de investigación colaborativo de inteligencia de código abierto (OSINT) que tiene a Thorburn como protagonista (conocido como @British_Texans) y a National File y la Administración de Control de Drogas (DEA) como sus principales colaboradores.

La otra triple frontera y el avance del PCC en Paraguay

Antes que nada, es necesaria una breve referencia temporal y espacial sobre el creciente desarrollo de una nueva estructura del crimen organizado en Paraguay.

A menudo, cuando se habla de corrupción y crimen organizado en países del Mercosur, se menciona a la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay como un epicentro logístico del contrabando, el tráfico de drogas y el lavado de activos.

Pero la selvática y poco indagada triple frontera entre Bolivia, Brasil y Paraguay, ubicada en el corazón del continente sudamericano y en el inicio de la estratégica hidrovía Paraguay-Paraná, tiene un trasfondo que este informe pretende descubrir.

Esa fue la vía de escape que en julio del año pasado utilizó Marset -con la ayuda de fuerzas de seguridad locales y un comando fuertemente armado del Primer Comando da Capital (PCC)- para escabullirse de Santa Cruz hacia un lugar todavía desconocido.

La presencia del PCC a lo largo de la frontera entre Brasil y Paraguay se ha incrementado desde hace más de una década a fuerza de atentados, motines en cárceles y, sobre todo, con los asesinatos de los antiguos barones de la droga, como el de Jorge Rafaat Toumani, acribillado en Pedro Juan Caballero en junio de 2016.

El PCC ganó territorio y formó alianzas con bandas locales y europeas, al tiempo que -tras un sangriento 2018- desplazó del control de las fronteras al Comando Vermelho y así pudo acaparar todos los canales clave para el narcotráfico transoceánico, desde el Chapare boliviano, hasta los grandes puertos atlánticos, pasando por la hidrovía.

El informe desliza que Thorburn era uno de los testigos que el fiscal Marcelo Pecci (asesinado en 2022) pretendía consultar para sus investigaciones que involucraban a líderes del PCC y a una organización liderada por Marset. La investigación del magnicidio determinó que los sicarios fueron contratados por el PCC; y luego, uno de ellos señaló que el crimen fue planeado por el expresidente paraguayo Horacio Cartes y Miguel Ángel Insfrán (Tío Rico).

Puerto Casado: el pueblo que compró el reverendo Moon

La introducción de esta investigación sitúa a Thorburn en el noreste de Paraguay, donde el agente se topó “con el funcionamiento interno del narcotráfico internacional y conoció a muchos de los jugadores que nadan en el pantanoso Chaco paraguayo, persiguiendo las decenas de miles de millones de dólares del mercado negro”.

Esa zona de Paraguay es considerada un Estado dentro de otro Estado, puesto que un puñado de grandes terratenientes son propietarios y gendarmes de la tercera parte del país. Allí Thorburn “terminó cruzándose con exagentes de la CIA, activos actuales de inteligencia, políticos, presidentes, vicepresidentes, primeros ministros, embajadores, administradores de fondos soberanos de riqueza”, además de “mafiosos, simples matones callejeros del narcotráfico y sicarios de las fuerzas especiales”.

Puerto Casado lleva ese nombre por la fábrica y puerto que tenía el argentino-español Carlos Casado que, a fines del siglo XIX (a poco de terminar la Guerra de la Triple Alianza), adquirió más de 6 millones de hectáreas en el Chaco en un infame reparto de tierras entre argentinos, brasileños y poderosos empresarios europeos.

De a poco esas tierras fueron cambiando de dueños entre oligarcas, políticos, militares, mafiosos, grupos económicos extranjeros y organizaciones religiosas. En el año 2000 el reverendo Sun-Myung Moon, líder de la Iglesia de la Unificación, más conocida como Secta Moon, compró 600 mil hectáreas del Chaco paraguayo, que van desde Puerto Leda hasta Puerto Casado por poco más de 13 millones de dólares.

El relacionamiento de los moonies con los seis mil habitantes de Puerto Casado fue conflictiva desde el inicio y sigue así hasta hoy. Un litigio para expropiar tierras improductivas lleva más de una década sin que el Estado paraguayo pueda ejecutarlo.

La transacción de 2000 fue realizada por Atenil S.A., una empresa creada en Uruguay en 1981 y gerenciada por el ingeniero uruguayo Luis Seone, que a mediados de los 90’ estuvo detrás del proyecto Cerro Free Port, un puerto que la secta Moon pretendía construir en el Cerro de Montevideo. Si bien no prosperó por los incumplimientos contractuales de la empresa, esta recibió del Gobierno uruguayo una insólita compensación económica de 28 millones de dólares en 2007, que fue producto de la gestión del Dr. Gonzalo Fernández (hoy abogado del excanciller Francisco Bustillo en el caso de la entrega del pasaporte a Marset), que en ese momento era secretario presidencial.

Thorburn desembarcó en Puerto Casado a instancias de Kiantar Betancourt, hijo de Antonio Betancourt, un colombiano afincado en EEUU que fue una figura clave a principios de los 80’ del movimiento anticomunista denominado Confederación de Asociaciones para la Unidad de Sociedades Americanas (CAUSA), que tuvo su primera reunión en Montevideo en abril de 1981, en una sala de la Dirección Nacional de Turismo, y fue presidida varios años por el violador y torturador Jorge “Charleta” Guldenzoph, condenado por delitos de Lesa Humanidad en 2020 por el juez Nelson dos Santos, a pedido del fiscal especializado en derechos humanos Ricardo Perciballe.

Además de trabajar para el holding Moon en Paraguay, Kiantar Betancourt se desempeña como presidente de Atenil y es director de la empresa de gestión de tierras de los moonies Victoria Terrace S.A. una off-shore con sede en Panamá (Mossack Fonseca) creada en mayo de 1996, desde Montevideo, por la intermediaria KPMG.

La experiencia de Thorburn quedó plasmada mientras trabajó con los Moon, tras firmar en agosto de 2019 un contrato con Betancourt como asesor de Atenil y contratista de Victoria Terrace en Puerto Casado, lo que le permitió al australiano conocer de primera mano lo que él describe como “el narcoactivo de Moon”.

La CIA otra vez metida hasta el cuello en el narcotráfico

“La CIA ha estado interesada durante mucho tiempo en la producción de drogas en países extranjeros”, como lo muestra un documento desclasificado de la Inteligencia Central que National File adjunta en el informe. “Hay abundante evidencia de que el gobierno de EEUU opera en el nexo del tráfico mundial de drogas que emana de Paraguay, tal como lo ha hecho en el comercio de amapola y heroína en Afganistán”.

El informe tampoco olvida el asunto Irán-Contras, cuando altos funcionarios de la administración Reagan facilitaron durante los 80’, en secreto, la venta de armas a Irán, que fueron trianguladas con el tráfico de cocaína, para financiar a los Contras en Nicaragua, un grupo rebelde de derecha que se oponía a la revolución Sandinista.

Las operaciones “anticomunistas” de EEUU desde el final de la Segunda Guerra Mundial han servido como “tapadera para el narcotráfico”, señala el documento.

En 1980, el coronel Bo Hi Pak, miembro de la CIA coreana y mano derecha del reverendo, fue el representante de Moon en la financiación del "golpe de la cocaína” en Bolivia, en julio de ese año, que instaló como presidente al general Luis García Meza, un militar funcional al narcotráfico que era liderado por Roberto Suárez y protegido por un grupo paramilitar formado por el exnazi Klaus Barbie (Carnicero de Lyon), con la colaboración de otros fascistas como Stefano Delle Chiaie y el batallón 601 que era liderado por el miembro de la P-2, cercano a Moon y represor argentino Gral. Guillermo Suárez Mason. Entre los agentes de la CIA estuvo presente el yanki-uruguayo John Battaglia Ponte.

La relación de Moon con la CIA y su influencia directiva durante el régimen de García Meza quedó al desnudo en 2010, tras una solicitud de la Ley de Libertad de Información, indica el informe. Además, asevera que la influencia de la CIA en Paraguay empezó en la dictadura de Alfredo Stroessner, clave en el Plan Cóndor.

Pero en el siglo XXI las operaciones de la CIA “implican instrumentos financieros sofisticados, presidentes de países, la 'Ndrangheta italiana, ONGs internacionales”, además de la necesaria protección dada por la "élite" de los medios de comunicación.

Una historia de Shakespeare

En Paraguay, Thorburn empezó a investigar las redes de narcotráfico en colaboración con el veterano de la CIA en América Latina, Mark Francis Shakespeare, quien, a su vez, trabaja en estrecha colaboración con la exagente de Inteligencia de la CIA Stacy Holscher. Shakespeare es hijo del exdirector de la CBS y Caballero de la Orden de Malta, Frank J. Shakespeare, quien también fue asesor de Ronald Reagan y embajador en el Vaticano durante esa administración. Distintas fuentes mencionaron a Thorburn y a National File que Mark Shakespeare “es un traficante de drogas de la CIA” que fue enviado a Paraguay en la década de 1990 para "arreglar" una situación incómoda junto con el embajador Michael Glassman en relación con disputas narco de alto nivel.

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Desde un inicio, Shakespeare le explicó a Thorburn que “quien controle el activo de los Moon (un bosque remoto y vinculado al narco) puede controlar Paraguay”.

Mientras trabajaba para atraer inversionistas institucionales a Paraguay, Thorburn afirmó que Shakespeare le advirtió a menudo que “no dirigiera los ojos de demasiados inversionistas institucionales hacia Paraguay. Por ejemplo, fondos de pensiones públicos y privados, gestores de activos globales, fondos soberanos de inversión”.

La CIA “quería que Paraguay fuera para ellos solos”, con una actitud de “no mires aquí” para continuar sus operaciones indefinidamente, como lo ha hecho hasta ahora.

Thorburn dijo a National File que su interpretación de esa advertencia fue que "el Gobierno de EEUU quería mantener a Paraguay como un remanso desde el cual poder realizar operaciones clandestinas de narcotráfico y operaciones encubiertas".

El agente proporcionó pruebas detalladas de un grupo "paramilitar" secreto entrenado por EEUU que opera bajo la supervisión de Shakespeare y su colega Holscher, mientras Thorburn trabajaba con ellos en distintas operaciones que fueron fotográficamente documentadas por el agente de contrainteligencia australiano. En febrero de 2022 un grupo paramilitar con modernos fusiles de asalto fue detenido en las tierras de Atenil y el exintendente de Puerto Casado, Hilario Adorno, denunció complicidad de la policía local con el grupo.

El narcocorredor identificado por Thorburn, controlado por Moon, está ubicado alrededor del municipio de Puerto Casado en Alto Paraguay. Una zona poco poblada que está ubicada en tierras baldías del noreste de Paraguay, “extremadamente remotas y efectivamente anárquicas”. “Quizás Paraguay sea el lugar perfecto para esconderse si uno es un villano de Scooby-Doo del narcotráfico internacional”, dijo.

Las tierras baldías del noreste están dirigidas por gánsters y, quizás por diseño, no existe vigilancia por radar del floreciente “narcoestado”. La jefa antinarcóticos de la SENAD de Paraguay, Zully Rolón, se refiere a esa región como "sin radar". Lo que significa en términos prácticos que “el Gobierno paraguayo ha optado específicamente por no rastrear los vuelos que entran y salen de ese espacio aéreo”. No obstante, las tierras baldías paraguayas son, al parecer, fuertemente “monitoreadas” por la DEA, el Ejército de los EEUU (SOUTHCOM) y el Departamento de Justicia de los EEUU.

Fuentes que han estado en contacto con activos locales de la CIA le dijeron a National File que el Estado profundo estadounidense ayudó a gobernar al difunto Reverendo Moon, y que la CIA continúa gestionando el narcotráfico de los Moonies en Paraguay.

Los nexos

El expediente completo (de 28 páginas, que todavía no fue publicado) tendría pruebas exhaustivas de lo que es claramente una operación ilícita de “grado institucional” y "supranacional" del tráfico de narcóticos en las 600.000 hectáreas estilo “narcobosque” conocida como “Campo Grande” en las tierras del Moon en el Alto Chaco paraguayo. Según indicó Reuters en agosto, se detectaron 4 pistas clandestinas ubicadas en estas tierras que han sido utilizadas para operaciones de narcotráfico, en un caso relacionadas al narcotraficante Miguel Ángel Servín.

“Shakespeare, un narcotraficante confeso de la CIA, se jactó de sus vínculos con el exjefe de la CIA, Mike Pompeo”, aseguró Thorburn. El objetivo principal de él era “luchar por el control del narcoactivo Moonie”; y me dijo que “después de completar el expediente sobre las actividades de narcotráfico de Moon, me presentaría a Pompeo”.

En esta “microgestión”, Thorburn aseguró que Shakespeare actúa como asesor especial de Thomas Field, quien es el jefe del “brazo filantrópico” de la Iglesia de la Unificación en América Latina, vinculado a la Heritage Foundation y bien conocido en Uruguay. A su vez, Field “dirige” a Marlene Ocampos, gobernadora de Alto Paraguay e integrante de la Iglesia de la Unificación de Preston Moon (uno de los hijos del reverendo).

En próximas ediciones se profundizará la influencia actual de la secta Moon en Uruguay y las conexiones locales con otros grupos económicos como el de Horacio Cartes, además de otros Estados, políticos y empresarios involucrados en la disputa de los activos estratégicos en el Alto Chaco paraguayo, donde más de 2 millones de hectáreas son propiedad de familias hacendadas uruguayas, y también tienen extensiones de tierra expresidentes y un importante empresario portuario de Bélgica.

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