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Mundo monstruo | derecha | Argentina

Milei-Bullrich

La Navidad del monstruo de dos cabezas

Milei y Bullrich armaron un monstruo de dos cabezas para usar la peor receta neoliberal contra el pueblo y prohibir la protesta.

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No será una Navidad de esperanza ni de unión en Argentina. El monstruo de dos cabezas reemplazó a Papá Noel y sembró miedo e incertidumbre anticipando el comienzo de una nueva era de la peor derecha que experimenta su fórmula más cruel.

El nuevo Gobierno argentino es un ensayo en probeta del peor laboratorio neoliberal que, escondiéndose en mensajes libertarios, siembra el miedo para manipular conciencias y utiliza el poder del dinero y la fuerza pública. El que protesta no cobra.

La libertad en la protesta no corre. El método del miedo que sembraron las peores dictaduras se restaura con otros condimentos. El que protesta no come. El que reclama no tiene subsidio. El que denuncia a sus compañeros tiene beneficios. Se premia la traición, se abre una grieta entre los pobres y entre los trabajadores.

El ensayo de la ultraderecha argentina es un mensaje de alerta para toda la región: manipulación con el dinero del pueblo y judicialización de la protesta con métodos de la dictadura, usando a la policía para reprimir, perseguir e intimidar en la calle y en los ómnibus.

El video que se viralizó de los policías subiendo a un ómnibus para filmar a los pasajeros y detectar a los que iban a la marcha demostró hasta dónde puede llegar el protocolo antipiquetes de Patricia Bullrich, avasallando por completo las libertades individuales en nombre de la “libertad del poder”.

Más pobreza, menos derechos

Javier Milei ganó las elecciones de la manera más insólita. Prometió motosierra, ajuste y más pobreza. Y ganó. Los libros de ciencias políticas tendrán que reformularse para explicar esta maniobra sin precedentes.

La manipulación en su máxima expresión. Convencieron a la gente de que todo los beneficios que tenían eran malos porque favorecían a los pobres y hundían al país en la inflación. Lo hicieron con la complicidad de los grandes medios de comunicación y periodistas “amigos” que hablaban todo el día de que era necesario un cambio, que Argentina era una olla a presión y que sólo había una manera de evitar la explosión: que se vayan todos los que estaban en el gobierno y llegue un “loco” a patear el tablero.

Pero ni era tan loco, ni tan revolucionario. Sólo se disfrazó de payaso para armar el circo mediático, captar la atención y crear un personaje que fingía ser un “outsider” que llegaba para terminar con los privilegios de la “casta política”.

Un mensaje maquiavélico y perverso que escondía la única verdad: Milei era sólo un caballo de Troya armado para que vuelva la derecha macrista en su peor versión, con la tiranía de Patricia Bullrich a la cabeza, que ya sabe de protocolos antipiquetes y de meter palo a todo el que se anima a protestar.

Pero el palo no sólo llega por la policía. También por la eliminación de los juicios laborales que le quita a los trabajadores la oportunidad de defender derechos adquiridos históricamente para evitar la explotación a la que fueron sometidos durante décadas.

“Cuando se elimine la carga de litigiosidad va a haber más trabajo. Lo que ahora se ataca es el tema de las multas, que es lo que perjudica a la empresa y es una plata que no la recibe el trabajador, sino que la lleva el abogado”, afirma sin sentir vergüenza el abanderado de la libertad que le quita a la gente la posibilidad de ser libre para pasar a ser esclava de la patronal.

Según su lógica perversa, “el trabajador no va a estar peor, va a estar mejor, porque va a haber más empleo”.

“Hay que sufrir hoy para gozar mañana”

El justificativo para tanta violencia es más viejo que la religión: “Hay que sufrir hoy para gozar mañana”. El pueblo tendrá que pasar hambre para que los que siempre ganan recuperen su capacidad de explotación y puedan volver a producir en lugar de sacar su patrimonio del país y llevarlo a paraísos fiscales.

“Después, las personas se van a estar beneficiando con la baja de la inflación, la recuperación de la economía y van a conseguir un mejor trabajo”, promete el monstruo de dos cabezas.

Y va más allá, recordando que “esto es sólo el comienzo”. Luego vendrá la privatización de todas las empresas públicas para que el Estado se quede sin participación en el mercado y la gente quede en manos de las grandes empresas multinacionales que volverán a ser las dueñas del país.

“Todas las empresas del Estado pueden quedar privatizadas, por eso (por ahora) pasamos a sociedades anónimas”, adelantó.

El decreto de necesidad y urgencia anunciado por Javier Milei abre el camino para seguir destrozando el “Estado protector” que ayuda a los de abajo para equilibrar las cargas y deja a los trabajadores sin ningún escudo protector, a expensas del mercado.

“No es un paquete pro-empresas sino pro-mercado”, dice el monstruo libertario con otro de sus habituales juegos de palabras para justificar la opresión.

Cacerolazos “comunistas”

La pata que le faltaba a la silla eléctrica creada por Javier Milei en vísperas de Navidad, era la de fomentar la división social. Por eso apeló nuevamente a su estrategia de dividir para reinar y llamó “comunistas” a los que se atrevieron a hacer un cacerolazo ante el anuncio de sus medidas de ajuste.

"Puede ser que haya gente que sufre el síndrome de Estocolmo. Están abrazados y enamorados del modelo que los empobrece. Hay gente que mira con nostalgia, amor y cariño al comunismo", dijo en su afán de ideologizar la protesta para abrir aún más la grieta social.

El modelo que Javier Milei está intentando imponer en Argentina apuesta a la división y al sálvese quién pueda, al miedo, al hambre, a la pobreza y a la quita de derechos. Con la excusa de salir de una inflación asfixiante somete a las clases más necesitadas a una agonía perpetua con mecanismos antidemocráticos. Habrá que estar atentos porque esta peligrosa fórmula ultraderechista puede ser el primer paso para una nueva manera de someter a los pueblos al autoritarismo y la opresión.

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