Cabello señaló que "eso no debe preocupar a nadie, porque es la preparación de un pueblo que quiere asegurar su paz, su soberanía y su independencia dentro de dos grandes estrategias, todo eso en el marco de la seguridad integral, de la defensa integral de la nación".
Como respuesta a los movimientos militares de EEUU, Maduro llamó al alistamiento masivo de milicianos y puso en marcha el 'Plan Independencia 200', que supone el despliegue de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) en puntos estratégicos a lo largo de todo el territorio.
En tal contexto, el pasado 17 de setiembre, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, comunicó el inicio de la Operación Caribe Soberano 200, un ejercicio de "apresto militar" en la isla de La Orchila. Aseguró que el país se prepara "para un escenario de conflicto armado en la mar".
Detalles del despliegue militar de Venezuela en el Caribe Sur
Padrino anunció el despliegue masivo de más de 2.500 efectivos, 12 buques de la Armada, 22 aeronaves, y 20 peñeros (lanchas livianas) de la milicia naval, informó Telesur en un artículo que detalla la magnitud del despliegue militar.
Entre los buques de la Armada Naval de la FANB se encuentran seis fragatas misilísticas tipo Lupo, cuatro patrulleros oceánicos Avante 2400, submarinos oceánicos diésel-eléctricos Tipo U-209/A-1300 y buques logísticos y multipropósito, entre otros.
La Armada venezolana realizará disparos de costa, desembarcos anfibios con vehículos de combate y maniobras de defensa aérea, y operaciones con paracaidistas, lanzamientos de cargas y apoyo aéreo táctico.
El control del espacio aéreo y las comunicaciones
Entre las 22 aeronaves, se encuentran los cazas rusos Sukhoi Su-30 MK2, armados con misiles aire-superficie antibuque Kh-31 “Krypton”, drones artillados para la defensa aérea, sistemas de misiles antiaéreos Buk y el sistema de artillería antiaérea Zu.
Las maniobras incluyen sobrevuelos en altamar de aviones de combate Sukhoi, el despliegue de tanques anfibios en las costas, capacitados para repeler posibles amenazas de tropas extranjeras, mercenarios o grupos vinculados al narcotráfico internacional y a planes sediciosos.
El operativo incluye el despliegue de drones artillados y de vigilancia, así como submarinos y aeronaves. El grupo de fuerzas especiales se encargará de la infiltración aérea, marítima y terrestre para la obtención de información, además del reconocimiento de áreas subacuáticas.
Además de los ejercicios en terreno, también se realizan prácticas de interceptación de llamadas, bloqueos y neutralización de sistemas de comunicación, como parte de las tareas del equipo de Inteligencia y guerra electrónica.