Horas más tarde, otro bombardeo en la localidad de Jabalia —al norte del enclave— dejó 19 muertos tras el impacto directo sobre la vivienda de la familia Abd Rabbo. “Los cuerpos fueron trasladados al hospital tras la masacre”, informó Mahmoud Bassal, portavoz de los servicios de rescate, visiblemente conmocionado por la tragedia.
Simultáneamente, el Ejército israelí emitió nuevas órdenes de evacuación —denunciadas por Naciones Unidas como desplazamientos forzados— en Khan Younis, al sur del territorio. La orden afecta a cientos de familias ya desplazadas varias veces, que ahora deben huir nuevamente, en condiciones extremas y sin garantías de seguridad.
En apenas 48 horas, Israel afirmó haber bombardeado más de 200 objetivos, entre ellos supuestos puestos de francotiradores y túneles. Sin embargo, la abrumadora mayoría de víctimas son civiles. La guerra, que estalló tras el ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023, ha dejado más de 53.000 muertos en Gaza, según estimaciones humanitarias, con miles de niños entre las víctimas.
El bloqueo a la paz
En paralelo al derramamiento de sangre, se conoció que Hamás habría aceptado una nueva propuesta de alto el fuego mediada por actores internacionales, que incluía la liberación de rehenes israelíes y una retirada parcial de Gaza. Sin embargo, Israel rechazó la oferta.
Un funcionario israelí, bajo anonimato, declaró que “ningún gobierno responsable” podría aceptar ese acuerdo, tachando las condiciones como “imposibles”. La negativa se da incluso cuando el grupo palestino manifestó su disposición a liberar a todos los rehenes capturados en octubre y establecer un alto el fuego permanente.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha reiterado que la única opción aceptable para su gobierno es la “erradicación total” de Hamás, rechazando cualquier tregua duradera. Mientras tanto, los ataques continúan y la cifra de muertos sigue creciendo, arrasando con lo poco que queda de infraestructura civil y esperanza en Gaza.
Una crisis humanitaria sin precedentes
La comunidad internacional ha condenado la brutalidad de los ataques, pero las respuestas concretas son escasas. La ONU, organizaciones humanitarias y múltiples gobiernos han exigido un cese inmediato al fuego. No obstante, el Estado israelí continúa actuando con impunidad, utilizando la narrativa antiterrorista como escudo para justificar masacres a gran escala.
Gaza vive hoy una de las peores catástrofes humanitarias del siglo XXI. Las escenas de niños muertos entre los escombros, familias enteras aniquiladas y hospitales colapsados, son una dolorosa muestra de la crueldad de esta guerra sin fin. La historia juzgará con severidad esta tragedia, mientras miles de voces en todo el mundo claman por justicia y por el derecho básico de vivir en paz.