Clientelismo, gestión y cultura política
Bergara criticó el manejo clientelista que —a su juicio— sigue marcando la política departamental en varios departamentos del interior. Contrastó la gestión de Montevideo y Canelones —basada en concursos públicos, distribución equitativa de recursos y evaluaciones ciudadanas— con prácticas “a dedo” que, según dijo, siguen vigentes en muchas intendencias dominadas por el Partido Nacional.
“El ingreso a las intendencias en muchos departamentos no se hace por concurso ni sorteo. Se hace a dedo. Y el reparto de bienes y servicios sigue estando condicionado por el color político”, afirmó. A modo de ejemplo, mencionó que en Artigas y Soriano fueron electos candidatos cuestionados judicialmente, y que eso interpela no solo a los partidos, sino también a la ciudadanía y al sistema democrático.
Bergara también reivindicó la necesidad de aprobar una ley que obligue a realizar ingresos por concurso en todos los gobiernos departamentales, una iniciativa que fue bloqueada en la legislatura pasada. "No será el golpe mortal al clientelismo, pero lo erosiona", afirmó.
Dos bloques fuertes y un sistema democrático que se juega su calidad
En su análisis del mapa político nacional, Bergara ofreció una lectura clara... Uruguay está consolidando una estructura de dos grandes bloques estables —el Frente Amplio y la coalición multicolor— con pisos electorales elevados. Esta polarización, dijo, “no es negativa en sí misma”, siempre que se mantenga dentro de márgenes democráticos civilizados.
El ahora intendente electo insistió en la necesidad de cuidar la calidad del sistema político, evitar la “grieta” y apostar al diálogo interpartidario. Reconoció que durante el anterior período de gobierno nacional hubo dificultades de coordinación entre el Ejecutivo y las intendencias frenteamplistas, pero auguró una mejora en las relaciones institucionales.
“Eso nos da lecciones de cómo debemos hacer política... enfrentando ideas, sin duda, marcando las diferencias entre lo que es un gobierno frenteamplista y los gobiernos de la coalición. También entendiendo que acá hay dos esquemas posibles, la grieta de una mitad contra otra mitad —y ahí creo que todos tenemos más o menos claro en Uruguay que eso no conduciría a un buen esquema, a un buen escenario de bienestar para la gente ni de más igualdad—, o la posibilidad de mantenernos en carriles muy civilizados de relacionamiento político en todos los niveles, desde el gobierno nacional, desde los gobiernos departamentales, diría yo, mejor incluso de los que se tuvo en el gobierno anterior, donde evidentemente hubo dificultades de diálogo, por ejemplo, entre el gobierno nacional y los gobiernos frenteamplistas de Canelones y Montevideo”, explicó.
Una elección que consolida, pero no desborda
Al referirse a los resultados de las elecciones departamentales, Bergara señaló que, aunque el Frente Amplio no repitió el pico histórico de 2005, tampoco se encuentra en su piso. Valoró positivamente la posibilidad de haber ganado una cuarta intendencia, incluso en bastiones históricos del Partido Nacional como Lavalleja.
Sostuvo que los resultados reflejan un patrón... mientras que Montevideo y Canelones ratifican el respaldo frenteamplista con una fuerte identificación ideológica y buena evaluación de gestión, en el interior predomina el peso del oficialismo local, muchas veces alimentado por redes clientelares.
Consciente de las expectativas ciudadanas, Bergara dejó en claro que su gestión trabajará un rumbo propio, sin abandonar la continuidad institucional. Más allá del debate político, apostó por una forma de gobernar “basada en la transparencia, la igualdad de oportunidades y la eficacia”.
En la capital, dijo, eso significa una transformación visible en los servicios esenciales como la limpieza, pero también una reafirmación de las políticas sociales, culturales y territoriales que han consolidado el voto frenteamplista en los últimos años.
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