Sin embargo, una fuerte tormenta complicó el plan, y los tripulantes del yate, que había partido de Piriápolis con la droga para interceptar el buque transatlántico, no pudieron realizar el traspaso al barco y debieron llamar a la Prefectura uruguaya para pedir ayuda, y después atracaron en el Yacht Club Uruguayo de Santiago Vázquez, ubicado sobre el río Santa Lucía, donde luego se encontró el cargamento dentro del yate.
Sus años en el penal de Libertad junto al Betito Suárez y Marset
Martincic, que operaba tanto en Brasil como en Uruguay junto a otros dos croatas y un serbio, fue condenado a 15 años de prisión, mientras que otros integrantes de este clan del Cártel de los Balcanes fueron detenidos en Serbia y en Buenos Aires.
Finalmente, el croata estuvo 10 años recluido en Uruguay. Quedó libre el 23 de setiembre de 2019. Desde un lugar secreto, Martincic brindó una entrevista al periodista Gabriel Pereyra que fue divulgada esta semana en Informativo Sarandí.
El croata contó que en el penal de Libertad tuvo contacto con el Alberto “Betito” Suárez y con Sebastián Marset, quien se desempeñaba como fajinero (privado de libertad que se dedica a tareas de limpieza, por lo que circula fuera de su celda).
El croata reconoció la inteligencia de Marset y su relevancia en el negocio, pero también le llamó la atención cómo ese pibe de barrio creció tan rápido.
Pero cuando vio que dio la cara, se dio cuenta que, por grande que sea, no es de los más grandes. Porque “los grandes no dan la cara. Nunca dan la cara”, enfatizó el croata.
Durante su estadía en prisión, Martincic se quejó de las condiciones penitenciarias, de los malos tratos, realizó una huelga de hambre e ideó un plan de fuga (ofreciendo un millón de dólares). Además, se ofreció como testigo protegido en Croacia para develar el esquema de narcotráfico que operaba desde ese país, pero a las autoridades croatas no les interesó la idea de desnudar la narcocorrupción y el ciudadano croata terminó de cumplir la pena en una cárcel del interior del país.
En Uruguay “empresarios financian el gran narcotráfico”
Martincic aseveró que “los puertos uruguayos son muy porosos” y que “hay que tener muy mala suerte para caer”, porque pasan muchísimos contenedores y son pocos los que se controlan. También acreditó que “la cantidad de dinero que se lava en Uruguay es impresionante”.
Dijo que en Uruguay hay empresarios con mucho dinero decididos a invertir en esto. Son empresarios de todo tipo de rubro que “nunca aparecen”. Aseveró que él no tenía porqué saber quién era el empresario que financiaba, sino el intermediario.
“Basta con tener plata y tener un intermediario para que sepan que no los vas a vender a ellos”, entonces envían a alguien de confianza para formar parte de la estructura, contó. Esa estructura se establece previamente, puesto que cuando vas a comprar una tonelada, ya tenés que saber quién lo va a recibir en Montevideo, quién lo va a recibir en África y quién lo va a recibir en Europa, sostuvo el croata.
Consultado respecto de si había políticos uruguayos involucrados, el croata se empezó a reír. Explicó que “este negocio no es posible si no hay políticos atrás”. “En Uruguay y en todas partes del mundo hay políticos detrás” del negocio, advirtió.
Sobre el rol de las bandas locales en el acopio de cargamentos de droga en Uruguay, dijo que no confiaban en ellas porque “son capaces de robártelas”.
“Yo prefiero dársela a una abuela que me la guarde en un depósito, que sé que no me va a robar, y luego voy y le pago una buena plata”, le contó el croata a Pereyra. Explicó que las bandas locales prácticamente se financian con exportaciones que ellos mismos hacen de pequeñas cantidades, y “en algunas ocasiones operan como mano de obra” que dan una mano en algunos lugares y “se les paga con cocaína”.
Aseveró que la organización a la que pertenecía prefería contratar a brasileños que mayoritariamente son del Primer Comando de la Capital (PCC), puesto que tienen un código. Saben que, si hacen una macana, el propio comando los mata.
La debacle del Cártel de los Balcanes
Contó que a su jefe lo habían matado y eso desencadenó una guerra interna en el grupo de los Balcanes y que hubo 200 muertos, uno de ellos en Uruguay, un joven de 24 años. “Mandaron al sicario y lo liquidaron porque se quedó con un vuelto”.
La detención del serbio-montenegrino Darko Saric en 2014 fue el principio de la debacle del clan para quien trabajaba Martincic dentro del Cártel de los Balcanes. No obstante, otras familias del cártel serbio-croata siguieron operando desde Sudamérica, utilizando a Uruguay como punto de embarque de los cargamentos.
En mayo de 2019, la Operación Familia permitió desarticular una organización balcánica que traficaba drogas desde Sudamérica a Europa y Asia, luego de que en Basilea (Suiza) fuera detenida una organización criminal transnacional en posesión de 600 kg de cocaína que habían arribado en un vuelo privado proveniente desde Montevideo, previa escala en la ciudad de Niza (Francia). El episodio dejó al descubierto las complicidades de algunas autoridades aeroportuarias de Uruguay, como el agente de Interpol que terminó condenado.
En marzo de 2023, en el marco de la Operación Virtus, se logró decomisar en una casa de Pajas Blancas 489 kg de cocaína que iban a ser enviados a Europa por parte de una organización de narcotráfico perteneciente al Cártel de los Balcanes, integrada por ciudadanos montenegrinos, argentinos, bolivianos y uruguayos.
En último gran golpe sufrido por el Cártel de los Balcanes ocurrió en junio de este año, cuando la organización sufrió un fuerte golpe a estructuras clave del negocio, luego de allanamientos simultáneos en España, Italia, Croacia, Serbia, Alemania, Brasil, Turquía, y Dubái, en los que se detuvo a más de 40 personas y fueron decomisadas ocho toneladas de cocaína y varias decenas de millones de euros.
Secretos del negocio
Martincic sostuvo que las grandes mafias del narcotráfico ya no funcionan de manera vertical y absoluta. Puso como ejemplo al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que tiene unas 1000 células que funcionan de manera independiente.
El croata aseguró que lo más complicado del negocio es el transporte, puesto que sale más caro que la compra de la droga. Ejemplificó que si comprás una tonelada de cocaína en Colombia, te cuesta a 6 mil dólares el kg, unos 6 millones de dólares.
Pero cuando pasa por el puerto de Montevideo tenés que pagar un millón más y eso forma parte de la logística de la estructura criminal; y que, más allá de que tengan que pagar ese monto (mil por kg) por cada puerto que pasa la droga, el negocio es rentable porque en Europa el kilo cuesta más de 20 mil euros, pero al estirarlo logran sacar unos 75 millones de euros por cada tonelada comprada.
Respecto a cómo se realizan los pagos, explicó que hasta los 90 se pagaba cash. Se trasladaban valijas llenas de billetes por intermedio de aviones de línea, aseveró. Pero eso empezó a cambiar y hoy se paga a través de criptomonedas.
Sobre las coimas que deben pagar para poder sortear los controles aduaneros, dijo que “esa es la coima”, y si bien no forma parte de la estructura del negocio, “tenemos contactos en los mandos medios de los Estados donde es menos dinero, a veces es droga”. Eso, la mafia de los Balcanes lo tiene en todas partes del mundo.
En referencia a Uruguay, aseveró que, luego de operar varios años desde acá (a veces desde afuera del negocio, lavando, y otras con empresarios que financiaban), puede dar crédito de que es igual que en cualquier otra parte, tanto a nivel empresarial como también acerca de los contactos políticos y los mandos medios.
“Esto no se puede parar, es mucho más grande de lo que la gente puede imaginar”.
El croata realizó una advertencia para las autoridades uruguayas. Concluyó que acá están atrasados si siguen pensando en los colombianos y en los bolivianos. “Prepárense para los albaneses", dijo Martincic. Aseveró que los clanes de la mafia albanesa están creciendo y se están extendiendo por todo el mundo, y “les va a llegar, porque ellos necesitan trampolines y Uruguay es un gran trampolín”, dijo.
La ascendente mafia albanesa
Los clanes albaneses del narcotráfico se dedicaban al tráfico de marihuana y como brazo logístico de la ‘Ndrangheta (mafia calabresa) en el reparto de la cocaína que llegaba a los principales puertos de Europa. Pero su relevancia en el negocio cambió tras la caída del gobierno del Partido de los Trabajadores de Albania, cuando la ‘Ndrangheta empezó a reforzar los lazos con estos clanes familiares, que aprendieron los herméticos métodos de los calabreses.
Las operaciones descentralizadas de la ‘Ndrangheta dan a los clanes la flexibilidad de adaptación a las pérdidas de cabezas, o líderes, a la par que limitan las consecuencias para la red en conjunto. “Las personas externas solo pueden contactar a la persona del clan de la ‘Ndrangheta que necesitan para hacer su negocio con drogas; y los demás no quedan expuestos”, explicó a InSight Crime la especialista en narcotráfico Anna Sergi, autora del libro Chasing the Mafia.
Sergi asegura que actualmente la ‘Ndrangheta se suele asociar con otros grupos, pasando sus mercancías por diferentes puertos europeos y compartiendo los costos y los riesgos de cada cargamento.
En ese contexto tomaron mayor protagonismo las familias albanesas, que al principio estaban supeditadas a la mafia italiana, teniendo que pagar cuotas por sus operaciones. Según el investigador criminológico Artan Hoxha “los grupos albaneses utilizaban las estructuras de la ‘Ndrangheta al igual que sus rutas aéreas y marítimas […], pero a medida que fueron cooperando los albaneses empezaron a coger experiencia y contactos, por lo que se fueron independizando de esas estructuras y creando propias”.
Las estructuras formadas por los albaneses en la última década fueron muy útiles para la mafia calabresa, puesto que les permitió empezar a establecer contactos en Sudamérica, en un momento en el que la ‘Ndrangheta perdió a su principal proveedor de cocaína, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Esto, sumado a la caída de miembros importantes de la ‘Ndrangheta como los Assisi y Rocco Morabito, permitió a los 14 clanes familiares albaneses, unificados en Kompania Bello, actuar como intermediarios entre organizaciones europeas y sudamericanas.
Actualmente cuentan con miembros cercanos a la zona de producción, con una presencia opertiva estable en Brasil, pero sobre todo en Ecuador; concretamente, desde el río Guayas, en Guayaquil, que es el entrante más grande del océano Pacífico en Sudamérica, y es el punto de partida de muchos de los envíos de cocaína que llegan a los puertos europeos de Amberes (Bélgica), Rotterdam (Países Bajos) y en menor medida a los puertos españoles de Algeciras, Valencia y Barcelona, camuflados en contenedores con exportaciones de bananas.