Hacete socio para acceder a este contenido

Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.

ASOCIARME
Política 2030 | Agricultura |

Oportunidades y desafíos

Perspectivas de Uruguay hacia 2030

La proyección para 2030 indica que el sector agropecuario jugará un papel crucial en la economía uruguaya.

Suscribite

Caras y Caretas Diario

En tu email todos los días

Nos meceremos salir de la inmediatez y encarar un análisis comprensivo sobre las proyecciones de Uruguay hacia 2030, resaltando tanto el potencial del país como los elementos desafiantes que requieren atención para construir un futuro más equitativo y sostenible. En base a los apuntes e ideas que en forma reiterada en Ing. Julio Estol nos comparte en relación a Uruguay y sus proyecciones y desafíos, podemos tener un buen punto de partida para considerar un conjunto de reflexiones. Incluso, en acuerdo o en desacuerdo, existen datos concretos que son indiscutibles.

A medida que Uruguay termina el proceso electoral nacional, es fundamental contemplar un análisis que vaya más allá del contexto político inmediato y aborde la visión de país de cara a 2030. Considerando las apreciaciones vertidas por A. M. Ferre en "Uruguay como problema" de 1967, es evidente que la estructura social, económica y política de Uruguay ha experimentado cambios significativos, pero persisten retos que requieren atención inmediata y estrategias efectivas.

Un contexto de potencial natural

Uruguay posee un potencial natural que lo distingue dentro de la región y el mundo. Según el análisis de indicadores globales, el país cuenta con una alta disponibilidad de agua de lluvia, lo que sugiere que, a pesar de aprovechar menos del 15 % de este recurso, existe un margen significativo para optimizar su uso, particularmente en riego. La tierra fértil, con aproximadamente 4 hectáreas por persona y una producción agrícola que en los últimos años ha alcanzado cifras notables, presenta una oportunidad inigualable para diversificar y aumentar las exportaciones agrícolas.

La ubicación geográfica de Uruguay en el Centro de Integración del Cono Sur (CIC) es otra ventaja estratégica que, si se utiliza adecuadamente, podría facilitar acuerdos comerciales y mejorar el acceso a mercados externos. La posibilidad de convertirse en un país "neutro en emisiones de CO2" y su liderazgo en generación de energía renovable (superior al 90 % de su matriz energética) también deben ser considerados en cualquier proyección hacia el futuro. Esta combinación de factores resalta la posición privilegiada de Uruguay para encarar desafíos medioambientales y contribuir al desarrollo sostenible.

La agricultura como pilar del crecimiento

La proyección para 2030 indica que el sector agropecuario jugará un papel crucial en la economía uruguaya. Con una superficie agrícola de 12 millones de hectáreas destinada exclusivamente a la exportación, se prevé que el ingreso por hectárea se duplique, aumentando de 0,8 a 1,6 mil dólares FOB por hectárea. Esta transformación no solo aumentará los ingresos del país, sino que también atraerá inversiones significativas, estimándose en unos 27 mil millones de dólares en total, de los cuales aproximadamente 9,6 mil millones serían derivados de exportaciones.

Además, el crecimiento en la producción agroindustrial implicará la creación de alrededor de 130.000 puestos de trabajo permanentes, lo que no solo contribuirá a dinamizar la economía, sino que también favorecerá la descentralización del desarrollo. Esta dispersión geográfica de la actividad económica podría ser un factor clave para abordar indicadores de seguridad y calidad de vida, especialmente en regiones que actualmente enfrentan desafíos de empleo y desarrollo.

Desafíos a considerar

Sin embargo, a pesar de estos beneficios potenciales, es crucial reconocer que Uruguay se enfrenta a un conjunto de desafíos que deben ser abordados con seriedad. El legado de Ferre en 1967 resuena hoy en las estructuras sociales y económicas que, aunque han evolucionado, aún muestran signos de desigualdad y exclusión. Para que los beneficios del crecimiento agroindustrial se traduzcan en desarrollo inclusivo, es necesario que se implementen políticas que aseguren el acceso equitativo a oportunidades económicas, la protección ambiental y una correcta regulación del sector.

Asimismo, la falta de información sistemática y registrada sobre el gasto en salud y bienestar social, así como las dificultades en el acceso a estos servicios, deben ser consideradas en este nuevo horizonte de 2030. La implementación de un modelo de desarrollo sostenible requerirá no solo de un enfoque en la producción y exportación, sino también en la calidad de vida de la población uruguaya.

A modo de reflexiones de cierre

De cara a las elecciones y hacia 2030, Uruguay se encuentra en un momento crucial que, si se aprovecha adecuadamente, podría llevar al país a un nuevo nivel de desarrollo. Es imperativo que los referentes políticos y la sociedad civil trabajen conjuntamente para establecer un camino claro que potencie el uso de sus recursos naturales, fomente un crecimiento inclusivo y garantice bienestar para todos los uruguayos. La historia ha mostrado que Uruguay ha enfrentado desafíos antes y ha sabido adaptarse; el futuro podría proporcionar un contexto aún más favorable siempre y cuando se actúe con visión y responsabilidad.

No puedo dejar de agradecer la constancia del Ing. Julio Estol, quien desde el 2018 me ha compartido ideas, impresiones y no deja nunca de comentar y sobre todo criticar mis trabajos.

Referencias:

  • Ferre, A. M. (1967). Uruguay como Problema.
  • Indicadores Globales Relevantes (2024).
  • Análisis de la Agricultura en Uruguay (2022-2030).

Dejá tu comentario

Forma parte de los que luchamos por la libertad de información.

Hacete socio de Caras y Caretas y ayudanos a seguir mostrando lo que nadie te muestra.

HACETE SOCIO