Las caras de algunos dirigentes blancos de las primeras filas buscaban incómodos un punto donde mirar, para no centrar sus ojos en el excandidato Álvaro Delgado a quien muchos responsabilizan directamente como el responsable de la derrota.
"A ese militante le debemos el análisis. Y yo soy el primero de la fila", insistía en su monólogo Lacalle Pou metiendo más leña al fuego para calentar un poco la helada reunión blanca.
"Alguno puede haber venido disconforme, alguno puede haber venido diciendo 'yo quiero hablar y decir lo que pienso'. Bienvenido porque ese es el Partido Nacional", repetía dale que dale con su oratoria Luisito, como todavía lo llaman algunos de los más veteranos herreristas, aunque el hombre ya haya pasado los 50.
"¿Desde cuándo es un partido mordaza? Si yo me crié siendo rebelde y cuando yo vengo a un acto del Partido Nacional me siento más libre que nunca"", arengó Lacalle Pou.
La ovación de los convencionales del llano ayudó a pasar el mal trago del algunos de los que se sentían aludidos por la velada crítica del exmandatario que hábil en las lides del marketing y el micrófono se cayó un instante para escucharlos gritar: "...presidente...presidente".