“Somos o no somos. Vamos o no vamos. Vemos o no vemos. Somos, vamos, vemos, con el Frente venceremos”. Ese es un grito de agitación, como también lo era “el viva la patria” de los blancos o el “viva Batlle” de los colorados. Seguro los tiempos cambian y las consignas también. Son como los símbolos, los colores, las banderas, los estandartes. Pero, cuando esto cambia, desaparece ideas. Si no, recuerden: Wilson Ferreira Aldunate terminó su discurso en la madrugada del 27 de junio del 73 con un “viva la patria, viva el Partido Nacional”. Entre los colorados, ¿cuánto hace que nadie recuerda el “viva Batlle”? Y así les va yendo.
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Días pasados, el diario El Observador realizaba un análisis de las próximas elecciones departamentales y municipales que hoy están programadas para el próximo 27 de setiembre. ¿El bicho nos dejará realizar el acto electoral o habrá que aplazarlo nuevamente? Es interesante el análisis que allí se realiza y, si lo juntamos con otro que salió en el diario de la plaza Cagancha, vemos que la derecha, luego de ganar las nacionales y el balotaje, viene por el resto: las departamentales y municipales. Se ha unido toda la derecha contra el Frente Amplio. Porque ya nos ganaron en las nacionales, con una unidad bastante férrea, de varios partidos políticos de derecha y ultraderecha. Hoy vienen por las departamentales y también por las municipales. ¿Por qué vendrán por ellas? Pues los municipios son el signo de la descentralización, son los “hijos” del Frente Amplio, esos hijos que nosotros no supimos o no quisimos entender cómo funcionan, como antes no quisimos saber cómo funcionan los consejos vecinales. Ellos vienen por los municipios y la pandemia les vino como anillo al dedo.
Estando 15 años en el gobierno nacional y ya más de 30 en el gobierno departamental con mayor concentración de votos -Montevideo y su Área Metropolitana-, la fuerza política llamada Frente Amplio fue perdiendo músculo y teniendo cada vez más grasa, es decir se la comió el sistema burocrático. Se dedicó mucho desde el gobierno nacional y/o departamental a informar qué realizábamos y los medios de comunicación lo comunicaban a su manera, es decir, de acuerdo a sus intereses de clase. Pero se olvidó de sus militantes, de su fuerza política, se olvidó de seguir construyendo futuro con los más jóvenes, no atrayéndolos como quien se pone un nuevo pantalón o toma una bebida de moda. Se olvidó de enseñarles qué era y qué significa el Frente Amplio. Muchos de sus popes y seguidores, una vez en sus sillones, se olvidaron de salir a ver qué pasaba en las ciudades y barrios, en las calles, y lo que es lo más importante desde el punto de vista político e ideológico, en los comités de base. De las calles fueron desapareciendo de a poco los colores rojo, azul y blanco de la bandera de Otorgués, fue desapareciendo el capital más hermoso que puede tener una fuerza política de izquierda: sus militantes. Muchos dirigentes, para quedar bien con la derecha, rememoraron decretos sobre por qué no se deben colocar carteleras, pintar muros, pegar un mural, colocar un pasacalle. Ellos, con la idea del medioambiente, la limpieza de las calles y los lugares públicos, recuerdan decretos de abril de 1933 y agosto de 1976. Nada de carteleras, nada de murales, nada de pintadas en aquel entonces y hoy se dice que es para que la ciudad esté más limpia, más hermosa a la vista de los vecinos que pagan sus impuestos. ¿Será tan así? Según un decreto de la Intendencia de Montevideo, la misma que quería vender el Cementerio del Buceo porque “los muertos no deben tener vista al mar”, hoy se prohíbe realizar cualquier tipo de propaganda política, sindical, social, religiosa, en donde más interesa a estos grupos de la sociedad realizar su propaganda. ¿Será para que no se vean los reclamos o para darles más vida a las empresas que realizan publicidad? Lo que ha realizado esta vez la Intendencia de Montevideo es ampliar la lista de lugares donde no se puede colocar propaganda política. A todo lo prohibido, se le suman: todas calles de Ciudad vieja, las calles San José, Soriano, Canelones, Mercedes, Uruguay, la rambla de la Ciudadela -creemos que hasta Capurro-, Bvar. Artigas, Bvar. España, José B. y Ordóñez, Av. Italia, 8 de Octubre, Rivera, Av. Brasil, Luis Alberto de Herrera, Circunvalación al Palacio Legislativo, Carlos Ma. Ramírez, Gral. Flores, Millán, Garzón, San Martín, José Pedro Varela, Dámaso A. Larrañaga, Centenario, Gonzalo Ramírez, camino Maldonado.
La propaganda no se podrá colocar por las laterales a menos de 50 metros de las calles antes mencionadas. Hay más calles para incluir en la lista, aunque nadie opina, o muy pocos, sobre este tema. Qué bien que les vino la pandemia (bicho incluido) a la derecha y a algunos de los otros también.
Dicen las malas lenguas que el Frente no tiene dinero en caja para la realización de esta campaña electoral, según artículo del diario de plaza Cagancha. Nosotros creemos que no es así, son solo dichos de las malas lenguas. Al parecer, para realizar propaganda, hay que tener tanto dinero como el que se usó cuando se realizó su campaña para hacerse conocer, es decir, unos 6 millones de dólares, como se dijo que gastó. Pero lo conocieron y salió legislador. Esta pandemia cambió todo, desde los hábitos de trabajo al descanso. Desde cómo se descansa a cómo se divierte cada uno. Y cambió, para bien o para mal, los métodos de realizar política en los barrios. A los militantes los “asustó”, los trancó en las movilizaciones y/o manifestaciones. Les trancó las reuniones presenciales para pasar a las virtuales, en la cuales muy pocos creen, aún. Nuestro honorable presidente de la República, al que yo no voté, pero es mi presidente, salió a decir que ya casi habíamos vencido al virus, pero el bicho dijo: “Presente mi general” y nos dio más infectados y en tantos lugares que nos descolocó. La pandemia nos descolocó, pero ayudo a muchos. Hace ya más de 130 días que los comités están cerrados y lo virtual parece que llegó para quedarse. Es cierto que hay reuniones virtuales. Yo hablo, pero no escucho al vecino, tal como le gusta hacer a la derecha. El tema es ver y saber qué vamos a hacer en estos 50 y pocos días que nos faltan para el acto electoral.