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Sociedad

ANDRÉS STAGNARO: MÚSICO Y POETA

«Se perdió la batalla cultural»

Mientras ensaya y prepara su nuevo espectáculo «Un pulso que golpea las tinieblas» que presentará en el Teatro Solís, el creador reflexionó sobre la batalla cultural, el discurso de odio, la política de medios del gobierno, la comunicación histérica de la TV y opinó que la aporofobia y la intolerancia que vive nuestra sociedad están fomentadas “desde arriba”.

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Andrés es poeta, de los poetas que no usan palabras, las aman. De esos que las cuidan como tesoros en un mar sagrado de liberación y fertilidad. Andrés es poeta que además canta a poetas que fue encontrando en papeles amarillentos de viejos libros nobles. Andrés es poeta y a cada rato conversa y dialoga en tiempo y espacio infinito con Gabriel Celaya, Circe Maia, Idea Vilariño, Delmira Agustini, Marosa di Giorgio, Fernando Pessoa o José Saramago. Casi todo el mundo sabe que los dictadores odian a los poetas. Y a mucha gente más, claro. Es notorio que los nuevos y viejos fascismos nunca entienden las metáforas. Las odian como odian la cultura, el teatro, los violinistas, las bailarinas, los titiriteros, los libros, los discos, las campanas, las murgas y todo lo que -según sus parámetros- tenga apariencia delictiva y subversiva. Entonces a Andrés un día lo llevaron preso. Fue en 1976 -cuando tenía 20 años- y lo mantuvieron incomunicado y encerrado primero en el cuartel -Batallón de Infantería No. 7- y luego en la cárcel, en el Penal de Libertad, hasta que fue liberado en 1979. Un hombre de palabra no podía andar suelto hablando de libertad, amor, justicia, igualdad. El error de cálculo de los dictadores militares y civiles que usurparon la democracia en beneficio propio fue creer que el poeta saldría con otras palabras distintas, temerosas de futuro y balbuceantes de sílabas indiferentes. El poeta salió a cantar por los barrios. Se pintó la cara y repartió versos en clave de murga, con la promesa renovada de volver-siempre- al barrio, pase lo que pase. Y después el poeta viajó y honró revoluciones, grabó discos llenos de otros poetas, incorporó el teatro y la danza a sus espectáculos y rescató versos de poetas uruguayas y las musicalizó para cantar y contar de ellas. Andrés Stagnaro por estos días prepara su nuevo espectáculo, «Un pulso que golpea las tinieblas», que presentará el 30 de abril en la Sala Delmira Agustini del Teatro Solís y, mientras tanto, por las tardes, sale a pintar muros por el SÍ a la derogación de los 135 peores artículos de la LUC. Dice que la poesía siempre puede ser subversiva y rebelde. Y que él también maldice la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales.

 

Miradas

El poeta, compositor e intérprete salteño Andrés Stagnaro, mientras ordena versos y arpegios y canciones, aprovecha el tiempo disponible para leer y conversar. Lee mucho en su casa de Arroyo Seco y sale de barriadas a pintar y a dialogar con las y los vecinos. Dice que así se construye política con el tejido social y barrial y afirma que los gobiernos progresistas en Uruguay fracasaron en ello y en algunas otras cosas. “En cambiar la Constitución, por ejemplo. Tenían las mayorías necesarias como para fomentar una Asamblea Constituyente y no fueron capaces de hacerlo. Se debió aprovechar para impulsar cambios profundos en esta Constitución que es vetusta y defensora de los más poderosos, algo que la LUC ahora refuerza y profundiza”.

En cuanto a las políticas culturales, elogió “unas cuantas iniciativas concretas, valiosas, que se desarrollaron y concretaron. Todas esas políticas ahora están siendo recortadas por todos lados, pero se edificaron en los gobiernos progresistas. Se implementaron muchas acciones y proyectos para artistas, fue una movida muy importante. Pero para mí la cultura significa otra cosa fundamental y es trabajar desde abajo. Esa es una lucha fundamental que hay que dar en territorio. Es lo que se llama la batalla cultural, y esa se perdió. No se hizo lo que se tenía que hacer. Creo que es fundamental que se desarrollaran políticas en materia artística, acciones, proyectos, todo eso estuvo muy bueno, ni hablar la inversión en infraestructura, lo que se destinó a los teatros, salas y auditorios, pero hay una cultura ideológica que es la que no se trabajó. Y eso nos está afectando ahora. La batalla cultual es fundamental para la sociedad. Es fantástico que se hayan promovido los talleres, coros y muchísimos otros proyectos pensados para jóvenes, pero faltó la otra parte, que refiere a la cultura ideológica. Por ejemplo, hay experiencias de trabajos con los jóvenes sobre la cultura que les imponen los medios y el mercado. Eso vinculado al consumo chatarra de la cultura del entretenimiento, que es hueco o vacío. Nos quedamos con esa cultura impuesta por el neoliberalismo, el mercado y los grandes medios y faltó trabajo en ese plano ideológico para salir de ahí. Es más, recuerdo algunos discursos sindicales de la década del 90 en los que aquellos dirigentes del movimiento sindical advertían que el neoliberalismo nos quería imponer la cultura del individualismo, del sálvese quien pueda, de la respuesta aislada y nunca colectiva y solidaria. Lo advirtieron y tenían razón. Esa lógica narcisista e individualista fue impuesta y ahora está siendo impulsada nuevamente”.

 

Odio  

Stagnaro cree que frente al discurso del odio, lo primero que hay que hacer es denunciarlo, “no callar” y dar batalla “contra el clasismo, el racismo y el machismo horroroso que se expresa y estimula de manera impune en los medios”. Desde su perspectiva, el discurso del miedo y el odio “está impuesto para crear una brecha y acentuar el racismo, el clasismo y el machismo” y considera que la sociedad debería volver a “mirarse a los ojos” como forma de encontrar y rescatar la esencia de las personas, incluso de las que agreden. “Cuando hay una agresión, cuando hay algo horrible, el gran responsable no es el que emite esa agresión sino el discurso de odio que incita a que tanta gente se vuelque a eso”. Particularmente, el artista fustigó los mensajes de odio que salen desde el Parlamento, un ámbito que considera debe dar otro tipo de señales de construcción democrática en clave de tolerancia y de respeto por las ideas del otro, y no de “ensañamiento y hoguera” a quienes piensan distinto. Stagnaro sostiene que “hay una filosofía que se trata de imponer” y que “eso queda evidenciado en la LUC”. Mencionó como características de esta filosofía imperante “la impunidad” y el “envalentonamiento” de una lógica represiva hacia las voces discrepantes con el relato oficial y particularmente hacia los sindicatos, organizaciones sociales, feminismos y disidencias. “Esa intolerancia está fomentada desde arriba, sin duda alguna”.

 

¿Hechos aislados?

Otro aspecto que el compositor y poeta señaló que se debe considerar para entender la lógica actual del discurso de odio es que hay quienes pretenden ubicarlos como “hechos aislados” y no como parte de una construcción deliberada. “El asesinato de Plef no fue un hecho aislado, como tampoco fue la violenta agresión al joven en Punta del Este y así podríamos enumerar una serie de episodios que responden a la misma lógica”, indicó. Stagnaro dijo que “se ha perdido toda racionalidad” y el discurso de odio “es de una bajeza aberrante”.  Para el músico y poeta, el fenómeno que impone la derecha en el mundo ya no se acota a las expresiones violentas que se asociaban a los grupos neofascistas “sino que ahora lamentablemente la violencia discursiva está ganando un espacio en los barrios”. En este sentido, recordó algunos episodios de crueldad recientes como el día que prendieron fuego a una persona en situación de calle. “Se ha perdido el humanismo y hay un discurso orientado a que los pobres son los responsables de los males de la sociedad, esa aporofobia está presente y normalizada”. Sin embargo, recordó que “los verdaderos criminales andan de traje y corbata” y acotó que banqueros como los Peirano “provocaron una de las peores crisis que ha padecido esta tierra” y “pertenecen a la clase social que genera el deterioro actual que se está viviendo”.

 

Ataques selectivos

Stagnaro está convencido que “la derecha ha cambiado su estrategia” y “ahora direcciona sus ataques, particularmente hacia la cultura y los sindicatos. Observemos lo que está sucediendo con el carnaval, los ataques a los movimientos afro, a los feminismos, las disidencias, a los sindicatos, en todos los casos, hay una deliberada intención de dar un castigo discursivo, un garrotazo imparable como cuando una turba le pega con palos a una persona que está en el piso. Eso es lo que veo cuando observo la actitud desde arriba hacia las voces que no se alinean con el relato oficial. En la TV hay espacios en los que los periodistas no preguntan a la oposición, se trata de un linchamiento a los gritos, histérico, de tres o cuatro contra un dirigente o parlamentario de la oposición para no dejarlos hablar. Los emboscan, los agreden. Es lamentable”.

 

Canción por el SÍ    

Unas semanas atrás, Andrés Stagnaro compuso -por iniciativa propia- una canción para la campaña por la derogación de 135 artículos de la LUC. La grabó en el estudio del mágico bajista Gerardo Alonso y luego desde su altillo fue grabando nuevas versiones con letras adaptadas a la actualidad, que periódicamente difunde a través de la aplicación Tik Tok. “Es un granito de arena. Si suma, excelente. Y creo que la palabra y la canción siempre suman”.

Después del referéndum, subirá a escena en el Teatro Solís, volverá a actuar en su tierra, en el Teatro Larrañaga de Salto y en el marco del Centenario del nacimiento de José Saramago, realizará una nueva gira por Portugal con su espectáculo de canciones y narraciones del consagrado escritor portugués.  Nada mal para la poesía.

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