Las ollas populares y merenderos continúan funcionando más allá de que el Estado les retiró el apoyo e implementó el Plan de Alimentación Territorial cómo forma de enfrentar la inseguridad alimentaria.
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En diálogo con Caras y Caretas, Cecilia, integrante de una olla popular que funciona en Ciudad Vieja, explicó cómo se las rebuscan para continuar cocinando, ante la falta de apoyos del Estado. "Además del quite de recursos, ha habido una campaña de desprestigio del laburo que venimos haciendo desde hace casi cuatro años. Pero la realidad es que si los vecinos salen por los barrios, nosotros seguimos acá cocinando, seguimos recibiendo la misma cantidad de vecinas y vecinos que desde el principio, pero con mucho más laburo porque salimos cien por ciento en base a donaciones".
Con respecto a la dinámica de funcionamiento de la olla, la vocera contó que forman parte de una red de la zona que se llama Ollas al Sur, que abarca toda la zona del Municipio D y parte del Municipio S, y que se turnan para cocinar. "Intentamos que en diferentes puntos del territorio haya todos los días una olla o un merendero. No es que todas las ollas de esta zona cocinan todos los días, cubrimos de domingo a domingo con una cocinada en un punto diferente del barrio".
Además de la inseguridad alimentaria, señaló Cecilia, las personas se acercan a las iniciativas populares con otro tipo de necesidades como vestimenta y en busca de apoyo en diferentes trámites. Esta situación responde, en parte, a que dejaron de existir los Socat y otros programas que contenían ese tipo de demandas. "Esa ayuda dejó de existir y la gente quedó desamparada, el pedido de ayuda siempre viene a la olla e intentamos, con las pocas herramientas que tenemos, revolvernos para dar una mano".
Por otro lado, contó que en la olla de Ciudad Vieja, que funciona en el Museo de las Migraciones, entregan entre 350 y 370 porciones por lunes, cifra que han notado que se duplica los días feriados, ya que los comedores y puntos de alimentación del nuevo plan del Mides "no funcionan".
Consultada sobre el impacto de la crisis del agua potable en las ollas populares, la vocera aseguró que esto "complejizó" la situación, pero que la han enfrentado "en base a la solidaridad". "Cocinamos con el agua que hay, y estamos procurando con un vecino de un comercio, que tiene un aparato que le quita la sal al agua, y llenamos los bidones en ese lugar y los trasladamos hasta acá para que [la gente] pueda tomar, hacerse café o mate".
Y añadió: "Vamos a empezar a recibir algo de apoyo con el plan ABC que no cubrirá todo pero es una ayuda. No solo les falta comida, salud y tienen sus derechos vulnerados, sino que tampoco tienen derecho a tomar agua en buenas condiciones".