Es lunes, 10.30 de la mañana, plena jornada laboral para muchas personas. Salió el sol y la temperatura es agradable para esta época del año. Estamos en la playa El Cabito, en La Paloma (Rocha). Ningún lunes de agosto a esta hora anda tanta gente por acá, pero este no es un lunes cualquiera: hoy viene el presidente Luis Lacalle Pou a inaugurar un deck de madera y lanzar la temporada de avistamiento de ballenas.
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La actividad la organizaron las intendencias de Rocha y Maldonado, sin participación del municipio de La Paloma, que fue invitado el viernes, hace dos días. Van a participar el intendente de Rocha, Alejo Umpiérrez; la directora general interina de Turismo de la Intendencia de Maldonado, Melina Bentancur; el ministro de Turismo, Tabaré Viera y el presidente de la República, Luis Lacalle Pou.
El despliegue es impresionante para una actividad de estas características: hay una carpa blanca grande, un mesón con comida típica del departamento, una mesa llena de vasos y copas, una muestra fotográfica y un helicóptero de la armada que surca el cielo de vez en cuando con su ruido ensordecedor.
Van llegando personas con carteles y pancartas, vecinas y vecinos que se autoconvocaron para manifestarse contra las construcciones en la faja costera y por la salud de las playas; gente con mate y termo bajo el brazo que vino a mirar; militantes del Partido Nacional que esperan saludar al presidente; niñas y niños de túnica con dibujos de ballenas; militantes del Frente Amplio con pancartas alusivas al aumento de la nafta y los 40 homicidios que ocurrieron en agosto. La escena es variopinta.
El deck es grande, tiene forma de cola de ballena, un banco de madera para sentarse a mirar el océano. A la parte alta se llega por dos rampas que son sorpresivamente angostas, por las que solo puede avanzar una fila de personas. Ya hay gente recorriendo el mirador, sacando fotos, probando el banco.
Poco antes de las 11, hora pactada para el comienzo de la actividad, aparece Lacalle Pou, aparentemente solo —había miembros de seguridad entre la gente—, de campera deportiva y gorro con visera. Se acerca a pie al grupo de personas que lo espera para saludarlo, dice "disfruté, di una vueltita porque estaba divino el día", toma varios celulares para sacar selfies, autografía un libro, recibe dos cartas con reclamos —una por la ley vinculada a los terrenos en la playa y la otra a los trabajadores del puerto—, intercambia algunas palabras con gente que reconoce de visitas previas, ajeno a la manifestación que ya comenzó sobre el deck.
Allá arriba hay decenas de personas con carteles que rezan: LAS DUNAS SE CUIDAN, LA PLAYA SE RESPETA; CONCIENCIA COLECTIVA; CONSTRUIR SOBRE LAS DUNAS ES PRIVATIZAR LA PLAYA, EXPROPIEN AHORA.
Su causa es la expropiación de 27 terrenos sobre la faja costera. En Uruguay se aprobó, en 2002, una ley de artículo único que declaró la utilidad pública de la expropiación de padrones en las playas El Faro, La Balconada, De los Botes, El Cabito y Solari. Sin embargo, en estos veinte años el Estado no ha accionado sobre ninguno "a fin de preservar el equilibrio y estructura de la faja costera, principal atractivo turístico del lugar".
La vigencia de la ley impide que los dueños construyan en los terrenos, y les exonera la carga impositiva. Los padrones quedaron, por decirlo de manera gráfica, en pausa hasta que el Estado los expropie. Los dueños de uno de los padrones iniciaron un juicio contra el Estado porque esta situación se viene sosteniendo hace dos décadas; ganaron y obtuvieron una excepción para construir. El predio es el que está justo al lado de este mirador de ballenas que están por inaugurar, sobre el que ahora están paradas estas personas de cara al mar, con sus carteles apuntando hacia atrás, donde Lacalle Pou se saca más selfies y continúa saludando. Todavía no los ha mirado, pero es imposible que no los escuche.
El presidente se acerca a la muestra fotográfica del artista local Leandro Borba —luego de juntar dibujos de niñas y niños y decirles que los va a poner en su escritorio— rodeado por un enjambre de periodistas, personal presidencial y gente que lo sigue. Cerca está el intendente de Rocha, Alejo Umpiérrez, a quien le fue encomendada la tarea de guiarlo a la carpa para que no se demore más. Los hombres conversan mientras las cámaras los filman, y un hombre que parece encargado de la seguridad me dice que solo puedo tomar imágenes, no audio de lo que está sucediendo.
Ya dentro de la carpa dos niños de la escuela 52 de La Paloma leen un cuento sobre las ballenas y dan pie con sus presencia a que las y los oradores se refieran de manera constante a la importancia de cuidar el ambiente por el futuro de los más pequeños. Dentro el ritmo es lento y pausado, el aire está sofocado; fuera el aire está fresco y se escuchan cantos y gritos. Parada a medio camino se perciben dos tonos, dos intensidades, dos realidades.
Umpiérrez abre la oratoria asegurando que además del turismo el avistamiento de ballenas y la construcción de miradores están vinculadas con el sentido de apropiación cultural y de identidad, del turismo en comunión con la naturaleza, en armonía. De fondo se oye "CONSERVAR ES EXPROPIAR, CEMENTO NO ES PROGRESO".
Toma la palabra Sergio Muniz, alcalde de La Paloma por el Frente Amplio, y pide que se escuche el reclamo de las vecinas y vecinos que están afuera para "no volver a cometer los mismos errores del pasado que ahora estamos sufriendo". Recibe aplausos y vitoreos desde el exterior.
Jaime Coronel, director de Recursos Acuáticos del MGAP, recuerda que la ballena franca austral estaba en peligro de extinción pero con esfuerzos internacionales lograron salvarla y habla de la prohibición y límites de acercamiento a este animal.
"EN EXTINCIÓN ESTÁN LAS PLAYAS".
Tabaré Viera, ministro de Turismo, dice que este es un evento importante e interesante por los niños que son el futuro y asegura que las ballenas francas australes son lindos animales que felizmente vienen a las costas de Rocha y Maldonado.
"MÁS CASAS MÁS CACA", abucheos.
Cierra la oratoria Lacalle Pou.
"HACETE CARGO, PRESIDENTE".
Comienza diciendo que como vecino de La Paloma le alegra muchísimo esta inauguración del deck de madera con forma de ballena por la noción rochense de desarrollo sostenible. Asegura que nuestro deber es dejar un mundo mejor teniendo en cuenta el equilibrio entre cuidado y economía. Relata que cuando era niño se guardaba las National Geographic del abuelo que tenían una ballena en la tapa y asegura que hay que cuidar el mar desde la tierra, por eso se compromete a incluir a La Paloma en el plan de saneamiento.
Alude a la manifestación del exterior, por primera vez desde que empezó este evento, y dice que la ley rige desde 2002 y supone que si los gobiernos anteriores —del FA— no expropiaron el terreno no fue por falta de voluntad, sino por un tema económico o de respeto al derecho a la propiedad, que no se debe vulnerar. Se compromete a analizar la situación buscando el equilibrio entre la protección y la economía.
La gente que está dentro de la carpa comienza a salir. Una señora de entre sesenta y setenta años refunfuña y le dice al hombre que la acompaña sobre quienes se manifiestan: "Qué irrespetuosos estos gurises, interrumpir así un acto".
Un hombre sostiene un cartel que dice "La ley existe hace años y nunca se quejaron", una mujer se acerca y le pregunta qué tiene que ver eso, y otra interrumpe y le dice que tiene que ver porque solo se quejan cuando no gobierna el Frente Amplio. Otro hombre aparece y dice "les tirás un overall y no lo agarra nadie" y la señora que preguntó qué tenía que ver una cosa con la otra le contesta que ella trabaja doce horas e igual está ahí protestando. Él repite que no les gusta laburar, entonces otro hombre más joven se acerca y le dice "vas para donde sopla el viento tú". Las cámaras filman, les gusta esta batahola.
Una mujer dice "podrían pensar en que hay niños" y se va con su hijo de la mano. Otra espeta, con voz lastimosa, "lo peor en La Paloma son las peleas entre vecinos".
El presidente se encamina hacia el deck. Dos integrantes de su equipo determinan en voz baja que no se puede sacar fotos con quienes se están manifestando, aunque "a él le gusta hacer eso de ir y sacarse fotos", así que le avisan a también le piden al fotógrafo oficial que no dispare.
Lacalle Pou comienza a subir por una de esas rampas extremadamente angostas para la cantidad de personas que somos, a los costados están quienes se manifiestan, por unos minutos todo es empujones, gente apretada y miradas de reprobación entre unas y otros, mientras él dice "buenos días" y recibe como respuesta "TU CASA ESTÁ EN LA DUNA, MENTIROSO". Más tarde dirá, en conferencia de prensa, que no escuchó ese reclamo.
Llega al mirador, se para unos segundos frente al océano y baja por la otra rampa, donde la carrera desesperada se reanuda, con admiradores que lo animan y se quejan de los manifestantes y gente que le grita "SI TANTO TE GUSTA LA PALOMA, CUIDALA". Cuando vuelve a la calle anuncia "ahora sí", y el enjambre de cámaras se posiciona a su alrededor. "¿Acá me toman todas las cámaras?", pregunta el presidente, "yo me pongo donde me digan los cameraman". Contesta preguntas sobre el TLC con China, la educación, el saneamiento y la seguridad.
Mientras la banda comienza a tocar y la gente se abalanza sobre la mesa de Sabores de Rocha a degustar pescados crudos con salsas, panes caseros, bondiola braseada y brownie con helado —acompañados con vino, refresco o agua— el presidente se acerca con parsimonia al auto oficial que ya lo espera, como una ola que llega naturalmente a la orilla, y se va como llegó, casi imperceptible.
Son las 13, aproximadamente. La inauguración en sí duró, como máximo, media hora entre las oratorias y la recorrida por el deck. El resto del tiempo se fue en saludos y fotos. No se hizo alusión al impacto del avistamiento de cetáceos en el turismo o la economía del balneario. No apareció ni una ballena.