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Con el inicio de una nueva edición del programa Barrido Inclusivo, 100 mujeres en situación de vulnerabilidad comenzaron esta semana una experiencia de empleo protegido y formación laboral.
De acuerdo a la Intendencia de Montevideo (IM) el programa, que funciona desde el 2002, busca mejorar las condiciones de empleabilidad de mujeres que enfrentan barreras estructurales para acceder al mercado formal de trabajo.
La edición actual tuvo una convocatoria masiva: se inscribieron 14.444 mujeres, de las cuales solo 100 fueron seleccionadas. La propuesta combina trabajo remunerado, capacitaciones específicas y acompañamiento integral, con un fuerte componente pedagógico y de inclusión social. Según información de la IM, el objetivo es que las participantes se empoderen y encuentren una alternativa laboral concreta durante el proceso.
Durante nueve meses, de lunes a viernes de 8 a 14 horas, las trabajadoras realizarán tareas de barrido y limpieza en veredas, cordones, canteros y entornos de contenedores en diferentes zonas de Montevideo. A la vez, recibirán formación en áreas como cocina gastronómica para eventos, reparación de electrodomésticos, tareas de housekeeping, y oficios vinculados a gomería, alineación y balanceo.
La iniciativa está dirigida a mujeres mayores de 18 años que residan en Montevideo, no cuenten con empleo formal y tengan un nivel educativo igual o menor a quinto año de secundaria. En esta edición se reserva un porcentaje de los cupos a mujeres afrodescendientes (12 %), con discapacidad (8 %), trans (3 %), migrantes (3 %), trabajadoras sexuales (4 %), en situación de calle (4 %), privadas de libertad o recientemente liberadas (8 % en total), y mujeres clasificadoras de residuos (5 %), entre otros perfiles priorizados.
La inscripción se realizó a través de un llamado abierto y público, con declaración jurada, salvo en el caso del cupo para mujeres en situación de calle, que fue gestionado por derivación institucional desde refugios y dispositivos del MIDES y de la propia Intendencia.
El programa incluye también apoyo para la regularización de documentación, controles oftalmológicos y odontológicos, acceso a transporte mediante tarjeta STM precargada y respaldo institucional para la continuidad educativa. Además, se brinda acompañamiento personal y grupal, adaptado a la situación particular de cada mujer, en coordinación con diversos dispositivos del Estado.
Las capacitaciones, con una duración de ocho meses, se dividen en dos grandes áreas: una transversal —que aborda desde una perspectiva de género e interseccionalidad temas comunes a todas las participantes— y otra específica, con formación profesional según los intereses y trayectorias posibles de inserción laboral.
