Los protagonistas de esta transformación son los medidores inteligentes, dispositivos que redefinen nuestra interacción con la energía, no solo en términos de medición, sino también en eficiencia, sostenibilidad y personalización.
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Desde 2015 se fue gestando este cambio en el panorama energético del país; Gonzalo Casaravilla, presidente de UTE en ese entonces, anunciaba que se llevaría a cabo una licitación para la compra de estos dispositivos.
Tres años pasaron, el calendario marcaba diciembre de 2018 y fue en el barrio Malvín donde la realidad empezó a modificarse. El primer medidor inteligente se instaló como testigo silencioso de una era emergente.
Los técnicos de UTE, armados con herramientas y determinación, recorrieron el país transformando cada conexión eléctrica en un punto de datos y eficiencia.
Al cierre de 2023, más del 80 % de las residencias uruguayas ya están equipadas con estos avanzados dispositivos, un paso crucial hacia el objetivo de alcanzar la totalidad en 2024.
Este proyecto de medidores inteligentes no es solo un avance tecnológico; es un cambio integral en la gestión y consumo de energía en Uruguay.
Una nueva dimensión en la gestión eléctrica
Los nuevos dispositivos ofrecen una gama de beneficios que van más allá de la mera medición del consumo eléctrico. Tienen la capacidad de enviar una alerta automática —el llamado "Last Gasp"— ante un corte de energía; estos aparatos permiten a UTE responder con una rapidez sin precedentes.
Esta funcionalidad elimina la necesidad de que los usuarios informen sobre los cortes, agilizando así las respuestas y minimizando las interrupciones. Esta eficiencia no solo mejora la experiencia del consumidor, sino que también representa una gestión de recursos más eficaz por parte de la compañía eléctrica.
Además, los medidores inteligentes vigilan constantemente la calidad de la energía suministrada, alertando sobre cualquier variación en la tensión. Este monitoreo continuo asegura un suministro eléctrico de alta calidad para los consumidores y una red más eficiente y menos propensa a averías.
Por otro lado, aportan una precisión sin precedentes en la facturación, eliminando estimaciones y errores de lectura, y ofrecen a los usuarios una visión detallada de su consumo de energía, promoviendo así un uso más consciente y eficiente.
El poder en manos del consumidor
Más allá de la medición y respuesta a incidencias, los medidores inteligentes abren la puerta a una era de servicios personalizados. Permiten a los usuarios ajustar automáticamente la potencia contratada y gestionar de manera remota las conexiones de equipos.
La implementación de "tarifas a la carta", con precios variables según el momento del consumo, incentiva a adaptar sus hábitos energéticos, promoviendo así un uso más responsable y económico de la energía. Además, la posibilidad de acceder a datos detallados sobre el consumo diario a través de aplicaciones y sitios web pone el control del consumo eléctrico literalmente en las manos del consumidor.
Vale destacar que las empresas también han revolucionado el ciclo comercial con la introducción de los medidores inteligentes. La lectura y facturación automatizadas no solo reducen la necesidad de estimaciones (y los errores asociados), sino que permiten simplificar significativamente el proceso de facturación. Para los consumidores, esto se traduce en facturas más precisas y transparentes. Para las empresas representa una reducción en los costos laborales y administrativos, al tiempo que mejora la eficiencia operativa.
Impacto ambiental y reconocimientos
Los medidores inteligentes no solo benefician a consumidores y empresas a corto plazo; también son imprescindibles para promover la sostenibilidad ambiental. Al proporcionar información detallada sobre el consumo, fomentan un uso más eficiente de la energía, lo que puede resultar en ahorros significativos y en una reducción de las emisiones de carbono. Este ahorro energético, estimado entre un 15 y un 20 %, es un paso fundamental hacia un futuro más verde.
Tener acceso a los datos sobre cuándo y cómo se utiliza la energía, permite identificar áreas de desperdicio y tomar medidas para reducir su consumo. Esto no solo lleva a ahorros en la factura de electricidad, sino que minimiza la necesidad de generar energía adicional, lo cual es especialmente importante en un contexto global donde la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles es crítica para combatir el cambio climático.
Estos medidores son fundamentales para integrar de manera eficiente las fuentes de energía renovable en la red. La naturaleza intermitente de las energías renovables, como la solar y la eólica, presenta desafíos en términos de equilibrio de la red. Los medidores inteligentes ayudan a gestionar esta variabilidad, asegurando que la energía generada de fuentes renovables se utilice de manera óptima y eficiente.
Otro aspecto crucial es la gestión de la demanda. Los medidores inteligentes permiten implementar programas de respuesta a la demanda, donde los consumidores pueden ser incentivados para reducir o desplazar su uso de energía durante los períodos de alta demanda. Esto no solo alivia la presión sobre la red durante las horas pico, sino que también reduce la necesidad de depender de plantas de energía de respaldo, que a menudo son menos eficientes y más contaminantes.
Por último, la eficiencia mejorada en la transmisión y distribución de energía es otro beneficio significativo. Los medidores inteligentes ayudan a identificar y abordar rápidamente los problemas en la red, reduciendo así las pérdidas de energía durante la transmisión. Esto significa que menos energía se desperdicia, lo que resulta en una operación más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
En este sentido la empresa UTE fue distinguida con el Premio Oro de la Comisión de Integración Energética Regional (CIER).
Este premio es un reconocimiento significativo en el sector energético, valorando especialmente los esfuerzos y logros de UTE en áreas como la digitalización, la descentralización y la descarbonización.
Además de este premio, UTE también se destacó por su alto índice de satisfacción en cuanto a la calidad percibida del servicio eléctrico y gestión, alcanzando un porcentaje de aprobación del 86 %.
Estos reconocimientos no solo validan los esfuerzos de UTE en la modernización y mejora de su infraestructura y servicios, sino que también la posicionan como una empresa referente en la región, estableciendo un modelo a seguir en el sector energético a nivel internacional.
Mirando hacia el futuro
UTE no solo se centra en la urbanización sino también en la inclusión de áreas rurales y barrios marginados. Para 2024 la meta es la expansión total de los medidores inteligentes, incluyendo la creación de nuevas conexiones en zonas críticas, reflejando el compromiso de UTE con la inclusión social y la igualdad en el acceso a servicios modernos.
Paralelamente, UTE busca innovar en otros frentes energéticos y desarrolla actualmente proyectos como las plantas de baterías en San Gregorio.
Estos esfuerzos forman parte de un plan más amplio de UTE para fortalecer la red eléctrica del país, asegurando un suministro constante y confiable de energía a todos los uruguayos. La iniciativa de los medidores inteligentes es un claro ejemplo de cómo la tecnología puede ser una herramienta para el progreso social y económico.
Este proyecto no solo mejora la infraestructura energética de Uruguay, sino que también prepara el terreno para un futuro en el que la eficiencia y la sostenibilidad son fundamentales.