Por Pablo Silva Galván
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El Pit-Cnt se apronta para realizar un nuevo paro nacional como parte de su plan de acción en defensa del trabajo y la negociación colectiva. Desde la denuncia de las cámaras empresariales en la Organización Internacional del Trabajo, se pusieron en marcha todos los mecanismos en el movimiento sindical para defender la negociación colectiva. “Cuando vimos la queja de las cámaras de industria y de comercio en la OIT, nos dijimos ‘este no es un problema que se resuelva entre gallos y medianoches’, sino que tiene que ser un problema de clase y de masas”, dijo Marcelo Abdala a Caras y Caretas.
¿Cuáles son los contenidos y los objetivos del plan de acción?
Lo más importante es sumar bajo el lema de “construir desde el pie” y enraizar la resolución de la Mesa Representativa en los más amplios sectores de los trabajadores y el pueblo. En ese cuadro realizamos una red muy intensa de asambleas en los lugares de trabajo, donde llegamos a miles. Además, con la vista puesta en la región, en la que están predominando vientos de desregulación y precarización del trabajo. Hay una contraofensiva del capital claramente establecida, que se nota en las políticas de
[Jair] Bolsonaro en Brasil, con la supresión del Ministerio de Trabajo, y la reforma laboral vigente, que es un escándalo. Tiene tal grado de individualización de las relaciones laborales, que si un trabajador firma un acuerdo con una empresa, mediante chantaje para mantener el trabajo, vale igual que el convenio colectivo y que la ley. Inaugura una espiral hacia abajo realmente muy negativa. Y en Argentina las consecuencias de las políticas neoliberales de [Mauricio] Macri son conocidas: 15.000 medianas y pequeñas empresas menos, cientos de miles de desocupados, rebaja salarial.Cuando vimos la queja de las cámaras de industria y de comercio en la Organización Internacional del Trabajo [OIT] contra la ley de negociación, nos dijimos: este no es un problema que se resuelva entre gallos y medianoches y en un escritorio, sino que tiene que ser un problema de clase y de masas. Entonces se desarrolló un plan de activación del movimiento sindical: la red de asambleas en los lugares de trabajo, la convocatoria a las zonales de Montevideo y del Área Metropolitana, prácticamente hemos tenido conversaciones con la totalidad de los plenarios departamentales y, a partir de esos procesos, el encuentro en Sutel, una reunión importante, más de 1.500 delegadas y delegados y lo que va a ser la movilización del 28. ¿Desde qué perspectiva? Desde el trabajo, en defensa de la negociación colectiva, de las políticas públicas y de un rol del Estado que efectivamente ayude a la economía. Viendo de qué manera defendemos esas conquistas atacadas por las cámaras, pero también desde un entorno cultural, político e ideológico de restauración neoliberal. Creo que el 28 habrá una gran movilización, es lo que prevemos, no por concepción mágica, sino por todo lo que se ha invertido en la preparación.
Este es un año electoral y esa puja entre dos proyectos de país no solo se dirime el 27 de octubre. ¿También se dirime en estas instancias?
Sí, sin duda. Porque se trata del trabajador consciente, al igual que su núcleo familiar, los sectores laboriosos de la ciudad y del campo, pequeños productores, comerciantes, sectores industriales, que tienen su suerte vinculada al mercado interno. Y una cosa es el mercado interno con Consejos de Salarios y otra, sin ellos. Los jubilados, si se liquidan los Consejos de Salarios, como plantean la derecha y las patronales, perderán de inmediato la posibilidad de que ajusten sus pasividades.
Además de eso, hay otros debates y otros procesos. Acá estamos deteniéndonos en la perspectiva defensiva, o sea, detener la contraofensiva. Pero hay una agenda hacia adelante. Creo que el ciclo de gobiernos progresistas en América Latina demuestra de alguna manera que no alcanza, no es suficiente con políticas que permitan complementar el desarrollo de la matriz productiva primaria exportadora, con mejores políticas de distribución del ingreso, sino que hay que ir a otros cambios. Cambios que permitan enriquecer y diversificar la matriz productiva, que permitan abrir una agenda de mayor libertad para el continente, de autonomía, de superación de la dependencia. Es decir, políticas de transformaciones más profundas, que lamentablemente no se desarrollan sin contradicciones con sectores del capital. Eso está planteado. Nosotros estamos abriendo una discusión en el movimiento sindical sobre si la estrategia de desarrollo basada en los precios altos de los commodities no es una estrategia agotada, y si no hay que buscar la manera de pasar a la ofensiva en otro plano. Pero esos serán otros debates. Lo cierto es que si triunfa la perspectiva de la restauración neoliberal, obviamente que habrá un ajuste salvaje y ahí nosotros deberemos actuar en defensa de las conquistas. Hoy las estamos defendiendo, pero también pensando en perspectiva continental de transformación. Uruguay es una singularidad social y política, pero obviamente es muy chico. Es muy importante lo que pasa en Argentina, en Brasil, para no hablar de la dinámica de todo el continente.
Todos hablan del empleo del futuro e imaginan diversos escenarios. ¿En algunos casos ese tema no se está manejando con cierto tono amenazante por parte de algunos actores?
Algo de eso hay. Si en un régimen social, que es cada vez más concentrador y excluyente, se ubica una terrible transformación tecnológica, en realidad el problema no es la transformación, sino la base en que se desarrolla. Se puede convertir en un régimen aun más concentrador y excluyente. Y ahí está la enorme capacidad de la política. Los debates pasan por ver de qué manera el cambio en la seguridad social es para aumentar la edad de retiro o hay otras cosas que hay que mirar. ¿No se puede abrir una agenda que efectivamente traiga, a través de la negociación colectiva, un camino de reducción de la jornada para dar paso a una situación de trabajo mejor distribuido? ¿No habrá que generar nuevas herramientas, como el impuesto al robot o ayudas financieras a la seguridad social? Esa discusión la estamos recién abriendo, pero forma parte también de las prioridades.
Si tenemos un Estado que va a ser abstencionista en materia de relaciones laborales, como quieren las cámaras de industria y de comercio, es decir, que no haya Consejos de Salarios y que la negociación sea bipartita y por empresa, y que a lo sumo el Consejo de Salarios resuelva salario mínimo por categoría, se estará condenando a la rebaja salarial a decenas de miles de trabajadores que hoy están por encima del laudo. Si esa va a ser la política, nos va a ir peor en el futuro respecto del trabajo.
Usted habló del “impuesto al robot”, un tema que ya ha sido manejado por algunos referentes del movimiento sindical, como el economista Daniel Olesker. ¿el Pit-Cnt tiene una propuesta elaborada?
Elaborada, no. Eso está en un documento que se bajó a la discusión y es una de las opciones. Tenemos que ver qué hacemos con el trabajo juvenil. Cómo hacemos para evitar el lucro financiero que representan las AFAP en la seguridad social. Entendemos que hay otras discusiones para dar en materia de seguridad social.
Pero de alguna manera, quienes ven solo el problema en el llamado déficit de la seguridad social -porque no es la misma preocupación cuando se habla de la caja militar y de la edad para jubilarse- están directamente involucrados en una agenda reaccionaria.
¿Los cuestionamientos a Inefop que se conocieron en los últimos días forman parte de esa agenda reaccionaria?
Creo que sí. Inefop es un ejemplo de desarrollo del tripartismo, de ver las políticas de capacitación y el apoyo a mecanismos de formación profesional adecuados. Uruguay tiene un enorme desafío, desde Pedro Figari, al menos, de generar las condiciones de una educación para el desarrollo integral del país, que no sea vista como compartimentos estancos, sino como parte de la formación integral del ser humano. Si el trabajo es una cuestión central para la sociedad, la formación para el trabajo debe tener también un lugar central. Nosotros defendemos una UTU cada vez más fuerte, con un dialogo con el mundo del trabajo y los actores del mundo del trabajo. Inefop es un ámbito del tripartismo y del diálogo social que no solamente está vinculado a esas cuestiones, sino al despliegue de políticas de empleo y de trabajo en esta sociedad, que permitan la pública felicidad. Somos defensores de esa herramienta.
En el marco de todo eso se viene el paro parcial del 28. ¿Qué características tendrá?
El 28 va haber movilizaciones en todo el país. La que más tiene difusión es la del Área Metropolitana porque es un paro general de 9 a 13, pero en cada departamento habrá una movilización y cada plenario define sus características. El paro en el Área Metropolitana es de 9 a 13 con concentración en la explanada de la Universidad y marcha hasta el Obelisco. Habrá una plataforma muy amplia, pero muy concentrada en la defensa de la negociación colectiva. Consideramos que es necesario dar un grito de alarma para que se active toda la sociedad en defensa de algo que es beneficioso para las grandes mayorías.
¿El plan no se agota en el paro?
Después se hará una reunión de la Mesa Representativa, se elevará a consideración este documento y ahí la mesa verá qué marco de acciones se estarán desarrollando en setiembre. Probablemente vayamos a un diálogo con los distintos candidatos presidenciales para ver qué distancias, antagonismos, diferencias y acuerdos hay con los planteos que hace el Pit-Cnt para informar a la población trabajadora al respecto.
Hablando de los candidatos, ¿todos vinieron o alguno faltó?
En la etapa previa al 30 de junio tuvimos instancias con los candidatos. No con todos, sino con los que nos pidieron reunión. A los que nos han pedido les hemos dicho que sí.
Ahora vamos a organizar un diálogo con distintas instituciones y movimientos sociales que también forman parte del entramado de las grandes mayorías. Tuvimos una reunión con el cardenal Sturla, vamos a tener una reunión con la Universidad de la República, con la Intersocial Feminista, con Onajpu, con Fucvam, con la FEUU, con distintas instituciones que hacen a la vida nacional, como forma de que este planteo no sea solamente vinculado a los intereses sectoriales, sino que también esté entrelazado a las grandes mayorías del país.