La OIT publicó un informe con datos preocupantes acerca de los trabajadores migrantes a nivel mundial.
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Entre 2017 y 2019 el número de trabajadores migrantes internacionales aumentó un 3%. Pasó de 164 millones a 169 millones, estima un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Esos trabajadores conforman cerca del 5% de la fuerza de trabajo mundial. Son una pieza muy importante de la economía global.
Gran parte de los trabajadores migrantes carece cualquier tipo de protección. Son, además, susceptible de despidos y condiciones de trabajo precarias e inseguras, ya que suelen conseguir empleos temporales y/o informales. Esta vulnerabilidad se acrecentó con la crisis causada por la pandemia de COVID-19.
La directora del departamento de Condiciones de Trabajo e Igualdad de la OIT, Manuela Tomei, resaltó cómo la pandemia ha evidenciado la precariedad de ese gremio laboral: “Los trabajadores migrantes con frecuencia son los primeros en ser despedidos, tienen dificultades para acceder a tratamientos y muchas veces están excluidos de las respuestas políticas nacionales al COVID-19”.
Mujeres
La situación es «especialmente» preocupante en el caso de las mujeres, que de por sí ocupan empleos peor remunerados, poco cualificados, sin prestaciones sociales y con menos acceso a los servicios de apoyo que los hombres, resalta el informe.
La agencia de la ONU afirma que las mujeres tienen que salvar más dificultades socioeconómicas y que muchas veces migran como familiares o acompañantes de otra u otras personas y no en búsqueda de empleo.
Cuando la razón para irse a otro país es conseguir un trabajo, tienden a sufrir discriminación por su género y es común que no encuentren personas afines, lo que puede afectar tanto su vida laboral como la familiar.
Las mujeres suelen emplearse como cuidadoras, trabajadoras domésticas o en alguna labor en el sector sanitario.
Jóvenes
Aunque la mayoría de los trabajadores migrantes internacionales está compuesta por personas adultas en edad de trabajar, el porcentaje de jóvenes está aumentando. Pasó de 8,3% en 2017 a 10% en 2019 como consecuencia de las altas tasas de desempleo juvenil en los países en desarrollo.
El informe señala que las personas adultas de entre 25 y 64 años constituyen el 86,5% de los trabajadores migrantes. La proporción de jóvenes de entre 15 y 24 años, por su parte, es el 10% del total. Los trabajadores de edad avanzada, es decir de 65 años en adelante, representan el 3,6%.
¿A dónde van los trabajadores migrantes?
Los países de renta alta concentran a más de dos tercios de los trabajadores migrantes internacionales. Los datos de la agencia laboral indican que Europa y Asia Central alojan a 63,8 millones, o 37,7%, de los trabajadores migrantes.
En el continente americano, viven otros 43,3 millones, o 25,6%. Los Estados árabes son hogar de 24 millones y los países de Asia y el Pacífico otro tanto, es decir 28,5% sumando las dos regiones. En África, viven 13,7 millones, u 8,1% de los 169 millones de trabajadores migrantes.
La OIT explica que en Norteamérica la proporción de trabajadores migrantes disminuyó de 24,7% en 2013 a 22,1% en 2019. En cambio, estos trabajadores aumentaron en América Latina y el Caribe debido a los movimientos intrarregionales que incluyen los flujos de refugiados.