Una encuesta realizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Centro Internacional para Periodistas (ICFJ) sobre la violencia en línea contra las mujeres periodistas pinta una imagen global de la naturaleza profundamente arraigada del abuso de género, el acoso y los ataques sexualizados contra mujeres periodistas, junto con los obstáculos para encontrar soluciones efectivas.
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714 mujeres contestaron la encuesta dese 113 países en varios idiomas. El 73% aseguró haber sufrido violencia en línea alguna vez. Un 25% recibió amenazas de violencia física y un 18% de violencia sexual. El 48% de las periodistas informó haber sido acosada con mensajes privados no deseados; este tipo de ataques contra las mujeres aumentó en contexto de pandemia y, en ocasiones, la violencia online pasó a ejercerse fuera del espacio digital.
Estos métodos de ataque son cada vez más sofisticados y evolucionan con la tecnología. También están cada vez más asociados con ataques orquestados alimentados por tácticas de desinformación diseñadas para silenciar a los periodistas. Esto apunta a la necesidad de que las respuestas a la violencia en línea crezcan igualmente en sofisticación tecnológica y coordinación colaborativa.
En el informe se destacan 12 hallazgos principales:
- Casi tres de cada cuatro mujeres encuestadas dijeron que habían experimentado violencia en línea.
- Las amenazas de violencia física (25%) y sexual (18%) plagaron a las mujeres periodistas encuestadas.
- Una de cada cinco mujeres encuestadas (20%) dijo que había sido atacada o abusada fuera de línea en incidentes sembrados en línea.
- Los impactos en la salud mental de la violencia en línea fueron la consecuencia más frecuentemente identificada (26%). El 12% de las encuestadas dijo que había buscado ayuda médica o psicológica debido a los efectos de la violencia en línea, y el 11% dijo que se había ausentado del trabajo como resultado.
- Casi la mitad (48%) de las mujeres informaron haber sido acosadas con mensajes privados no deseados.
- Con respecto a los temas de las notas que generaron mayores ataques género fue el principal (47%), seguido de política y elecciones (44%) y derechos humanos la política social (31%).
- El 41% por ciento de las mujeres encuestadas dijeron que habían sido blanco de ataques en línea que parecían estar vinculados a campañas de desinformación orquestadas.
- Los actores políticos fueron las segundas fuentes más frecuentemente señaladas (37%) de ataques y abusos después de “atacantes anónimos o desconocidos” (57%).
- Facebook fue calificada como la plataforma menos segura de las cinco principales utilizadas por las participantes, con casi el doble de encuestadas que calificaron a Facebook como «muy inseguro» en comparación con Twitter. También atrajo tasas desproporcionadamente más altas de informes de incidentes entre las encuestadas (39% en comparación con el 26% de Twitter).
- Solo el 25% de las encuestadas informó a sus empleadores sobre incidentes de violencia en línea. Las principales respuestas que dijeron que recibieron fueron: ninguna respuesta (10%) y consejos como «crecer una piel más gruesa» o «endurecerse» (9%). El 2% dijo que se les preguntó qué hicieron para provocar el ataque.
- 30% de las mujeres periodistas encuestadas aseguraron que responden a la violencia en línea autocensurándose en las redes sociales. El 20% describió cómo se retiraron de toda interacción en línea y el 18% evitó específicamente la participación de la audiencia.
- La violencia en línea tiene un impacto significativo en el empleo y la productividad de las mujeres encuestadas. En particular, el 11% informó haber faltado al trabajo, el 38% se retiró de la visibilidad (por ejemplo, pidiendo que lo sacaran del aire y escondiéndose detrás de seudónimos en línea), el 4% renunció a sus trabajos y el 2% incluso abandonó el periodismo por completo.
El clima de impunidad que rodea a los ataques en línea plantea preguntas que exigen respuestas. La impunidad envalentona a los perpetradores, desmoraliza a la víctima, erosiona los cimientos del periodismo, exacerba los riesgos para la seguridad del periodismo y socava la democracia. Con base en estos hallazgos inquietantes, se ofrecen nueve recomendaciones de acción en el informe completo, dirigidas a los gobiernos, las plataformas de redes sociales y los empleadores de la industria de los medios.