El grupo de amigos vuelven a ser los que han compartido con Vera los años, los muchos años, de canto: Gabriela Morgare, Carlos Da Silveira, Colomba Biasco, Erika Busch, Gustavo Di Landro, Andrea Diez, Carlos Gómez, Guzmán Escardó, Matías Bertinat y Eduardo Yur.
Bajo el ala de Alfredo Zitarrosa
El encuentro tendrá, además de las canciones de Vera, un homenaje a Alfredo Zitarrosa, que, al igual que ella, son piezas angulares en la historia de las músicas populares de la región.
“Será un enorme placer para todos, porque es el homenaje a Alfredo en un momento especial en que esta sala que lleva su nombre cumple 25 años. Es una sala que quiero muchísimo”, cuenta Vera.
“Hace rato que estamos pensando en homenajear a Alfredo. Es un breve homenaje, para nada pretencioso, es apenas un bloque del encuentro en donde invité a un músico estupendo, de primera, que conozco hace muchos años, que es Carlos Gómez. También vamos a hacer ‘La canción y el poema’, que une a Alfredo con la poesía de Idea Vilariño, y hice también con Dino. Y al final tendremos un cuarteto de guitarras, con los guitarristas de mi grupo más Carlos Gómez, que harán ‘El loco Antonio’, una canción eligió Carlitos Da Silveira”.
Además, siguió, “vamos a hacer otros homenajes, como a Rosita Melo. De ella haremos ‘Desde el alma’, ese vals maravilloso que ella compuso siendo muy joven. Y esto tiene que ver mucho con la historia de este grupo, con el tango”.
Y habrá, entonces, “un pequeño homenaje también a nosotros, al grupo, a que estuvimos tanto tiempo juntos. Fijate que conmigo están músicos que conozco desde hace cuarenta años, como Eduardo Yur. Serà como acercarse verdaderamente un sentido al encuentro. No es un recital, no pretende ser un espectáculo, es un encuentro. Los encuentros tienen que ver con personas, con nosotros”.
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El valor revolucionario de la contemplación
Cuando Vera Sienra habla de encuentro piensa en el interior, en el contacto, los rituales del afecto, el tiempo que fluye despojado de lo frenético. Piensa, dice, en la contemplación. Sueña, dice, con hurgar apasionadamente en el universo de los sentimientos, esos que, justamente, devienen sedimento del tiempo.
“Hay una cosa que me preocupa y que a ti también te preocupa”, reconoce. “Uno debería empezar a pensar en su propia pantalla imaginativa. Hoy por hoy la imaginación está alimentada solo por lo que otros le ponen adentro”, sea con videos, con fotos, con titulares, a través de pantallas de todos los tamaños posibles. “Pero no hay que olvidarse de cuál es tu propia imaginación. Y este espacio, este encuentro, pretende eso: que recordemos y que imaginemos. Porque el periplo por canciones son pequeños viajecitos en los que se descubren determinados sentimientos o se ve algo, un mundo, con más detalle. Esto es algo que no puede faltar”.
Allí, en ese mundo, están todos los tiempos, todos los rostros. Ese todo, esos mundos, pueden convivir o pueden convocarse en esos pocos minutos que dura este arte-facto maravilloso llamado canción.
“Es un viaje a la sensibilidad, es un viaje de constantes descubrimientos. Así me pasó a mí en todos los años que estoy con la canción. Así fueron mis viajes de descubrimiento con Violeta Parra, con María Elena Walsh, con Alfredo”.
Todo este poder que se descubre en la sensibilidad, concluye, está en peligro. “Por eso nos jugamos por estos encuentros, que son, acaso, como rituales, como rituales estacionales consagrados a la contemplación”.
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