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Deportes Uruguay | selección uruguaya |

Quince años de ascenso

El silencioso pero determinante legado de Óscar Washington Tabárez

En Caras y Caretas recorremos el desarrollo de uno de los poryectos en la selección de Uruguay más determinante del siglo.

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El 8 de marzo de 2006 se iba a convertir en una fecha que cambiaría la historia de la selección uruguaya. Con una carpeta bajo su brazo, titulada “Proyecto de Institucionalización de los procesos de selecciones nacionales y de la formación de sus futbolistas”, Óscar Washington Tabárez ingresaba a la AUF para convertirse en el entrenador de la selección. Este sería el segundo ciclo de “El Maestro”, que ya había estado al frente del plantel principal entre 1989 y 1990.

Con un trabajo muy importante, sigiloso y sin tanto ruido, Tabárez iba a lograr cambiar la visión del pueblo uruguayo hacia la selección y le iba a dar a los jugadores un sentido de pertenencia e identidad que iba a ser fundamental a lo largo de los más de los quince años que estuvo en la dirección técnica.

La tarea no era sencilla. El caos y la desorganización reinaban en la AUF, a lo que se sumaba que los resultados no acompañaban, ya que de las últimas cuatro ediciones (1994, 1998, 2002 y 2006), la celeste había participado únicamente en la Copa del Mundo 2002, quedando afuera en fase de grupos.

En su primera gira de amistosos (ante Irlanda del Norte y Rumania), el nuevo cuerpo técnico se encontró con un gran problema, y fue que en la AUF no existía agenda de teléfono para comunicarle a los jugadores que habían sido convocados. Pese a las dificultades, lograron contactarse con aquellos que militaban en el exterior, pero muchos decidieron quedarse vacacionando en Europa antes que viajar a defender a la celeste.

Frente a esto, Tabárez se vio obligado a llamar de apuro a jugadores del medio local, y fue así como empezaron su proceso en Uruguay, Jorge Fucile, Sebastían Fernández, Diego Godín, entre otros, que se iban a transformar en piezas fundamentales del proceso.

El plan Maestro

Para este nuevo proceso, hubo dos áreas en las que Tabárez y su equipo hicieron énfasis. Una fue en aquello que se podía ver y observar, es decir, resultados. La otra área, tal vez la más relevante, fue el trabajo extremadamente silencioso que se hizo puertas adentro del Complejo Celeste.

Su principal objetivo era el poder darle continuidad a las selecciones juveniles, generando un proceso de hasta dos años con cada categoría. La idea era que las mismas comenzaran a entrenar un año antes de los campeonatos Sudamericanos, y en caso de lograr la clasificación al Mundial, extender el proceso hasta su final.

De esta manera, Uruguay iba a lograr ser subcampeón del mundo Sub 17 en el año 2011, subcampeón del Mundo Sub 20 en el 2013, además de haber participado de todos los mundiales de esta categoría entre 2007 y 2017.

Las etapas del proceso

En un informe realizado por la Asociación de Historiadores e Investigadores del Fútbol Uruguayo (AHIFU) en el año 2021, se distribuye el ciclo de Tabárez en cuatro etapas.

La primera etapa, que comprende los años 2006 y 2010, y que muestra el comienzo de todo lo que el entrenador quería para la nueva selección, “a partir del respeto, compromiso y adhesión”. En esta etapa, se da el primer gran quiebre cuando tras la Copa América 2007 en Venezuela, un grupo de jugadores no respetó lo planeado por el cuerpo técnico, viajaron en vuelo chárter de vuelta a Montevideo, y nunca más volvieron a ser convocados.

Uruguay logró volver a los Mundiales, luego de ganar el repechaje ante Costa Rica. “Para Sudáfrica diseñó un plan perfecto. Trabajó con la selección en Montevideo sin régimen de concentración. Los futbolistas llegaron a Uruguay, iban a entrenar al Complejo y disponían luego de tiempo libre. Desdramatizó la preparación. Había aprendido la lección de Italia 1990, así lo reconocería durante la estadía en Sudáfrica, cuando recordó que realizó una gira de más de un mes, con el plantel lejos de Uruguay y cuando llegaron al Mundial el grupo estaba desgastado”, cuenta el informe.

La historia de este Mundial ya es conocida, Uruguay fue cuarto tras perder en semifinales con Holanda y en el último partido con Alemania. Pero más allá del resultado, los hinchas celestes volvieron a vibrar con la selección y a ilusionarse con el proceso.

La segunda etapa se remonta desde el año 2011 hasta el 2014, época de gloria de la selección que, no sólo consiguió la Copa América de Argentina y la clasificación al Mundial de Brasil, sino que además logró posicionarse como la segunda selección en el ranking FIFA, por detrás de España. El Mundial 2014 iba a ser el primer proceso de renovación, cuando futbolistas determinantes en el cambio de la estructura, iban dejar paso a las nuevas generaciones.

Entre el 2015 y 2018 se dio un fuerte cambio y renovación en el plantel principal, y si bien los resultados en las Copas América 2015 y 2016 no fueron nada buenas, Uruguay logró clasificar a Rusia en el segundo lugar de la Eliminatoria. En esa Copa del Mundo, los de Tabárez quedaron quintos tras perder en cuartos de final ante Francia, la selección que se consagraría campeona. Es en esta etapa que debutan Federico Valverde y Rodrigo Bentancur, jugadores que hicieron todo el proceso de juveniles con Uruguay.

Luego del Mundial de Rusia, llegaría la recta final de Tabárez al frente de la selección. Los resultados empezaron a no acompañar al cuerpo técnico, sumado a que el hincha cada vez le exigía más, terminó en que el 19 de noviembre de 2021, la AUF cesara a Tabárez tras estar 15 años al frente de la selección.

El legado de Tabárez

Óscar Washington Tabárez se convirtió en uno de los máximos ídolos de Uruguay, gracias a un trabajo silencioso, puertas adentro y que con el paso de los años fue saliendo a la luz. Los resultados en el fútbol no lo son todo, y si bien en estos quince años la selección mayor consiguió tan sólo un título (Copa América 2011), el trabajo de “El Maestro” va mucho más allá de esto. Le devolvió la ilusión al hincha, los jugadores se volvieron a sentir parte de un grupo humano que iba más allá de la categoría en que jugaran.

Desde que asumió al frente del seleccionado, Uruguay fue a todos los Mundiales que se disputaron y con muy buenas actuaciones. Además, futbolistas que comenzaron en las divisiones juveniles, hoy son pilares fundamentales al frente de la selección pero también se transformaron en futbolistas reconocidos a nivel mundial.

La modificación de la estructura juvenil es una de las alas más importantes en todo su proceso y su legado, en el cuál puso a la persona por sobre el futbolista y generó un grupo que sin importar quien se integrara al plantel principal, siempre iba a ser recibido.

El final del legado de Tabárez, dejó una generación dorada por el camino y la ilusión de todos los hinchas de que esto continúe. Si bien el proceso de Marcelo Bielsa está comenzando, la pregunta que se encuentra en el aire es, ¿podrá mantener y potenciar este legado?.

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