El centro clandestino funcionaba en una casa situada en el barrio de Floresta, en el suroeste de la capital, en la misma manzana donde se encuentra uno de los centros clandestinos de detención más conocidos en la ciudad, Automotores Orletti.
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La justicia cree que este centro clandestino, hallado en la calle Bacacay, habría funcionado a comienzos de 1976.
Este lugar de torturas había sido alquilado para operaciones oficiales de la Side y funcionó con anterioridad o de manera simultánea a Orletti, nombre del taller mecánico donde operó este otro centro clandestino durante seis meses en 1976, el cual llegó a ser el punto neurálgico del Plan Cóndor en Buenos Aires.
Las víctimas eran introducidas encapuchadas, alojadas en habitaciones precarias o en el sótano, y sometidas a torturas con picana.
La vivienda, que hoy es una casa de familia, conserva aún el pequeño sótano en el cual habrían sido alojadas algunas víctimas», refiere la justicia.
El inmueble fue adquirido en 1977 por una mujer que declaró que cuando compró la casa, encontró en ese sótano unos zapatos de mujer sucios y de color rosa viejo y también calzado de hombre.
No se descarta, según los investigadores, que el sitio también haya servido para las operaciones del denominado «Plan Cóndor».
Para la identificación del centro fueron esenciales las declaraciones prestadas de dos víctimas.
El juez federal que interviene en la causa, Daniel Rafecas, dictó la prohibición de innovar sobre el inmueble y encomendó la realización de un registro fílmico y fotográfico del sótano y de otros sitios que eventualmente puedan ser reconocidos por las víctimas.
El Plan Cóndor fue un operativo coordinado de represión entre las décadas de 1970 y 1980 en el que participaron las dictaduras de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Bolivia y Uruguay, además de EEUU.