Durante cinco días la caravana sindical convocada por los trabajadores y las trabajadoras de la Industria Química recorrió diferentes realidades del litoral del país. Al ingresar a cada pueblo las familias aguardaban la pasada de la movilización con banderas, puños en alto y sonrisas. “Necesitábamos esto”, dijo entre lágrimas una habitante de Belén. Esa frase se repitió a lo largo del trayecto, en diferentes rincones. La gente necesita lucha, resistencia y libertad para pelear por sus fuentes de trabajo y por el bienestar. Eso dejó la marcha, una inyección de energía para luchar por los derechos de la clase trabajadora.
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La caravana “en defensa del trabajo, de los entes públicos, de la independencia energética, del medioambiente” salió el viernes 16 de julio de Bella Unión y llegó a Montevideo el martes 20. En muchos pueblos sumó participantes y fue haciéndose más fuerte. Pasó por ciudades y pueblos como Belén, Constitución, Salto, Chapicuy, Paysandú, Young, Fray Bentos, Mercedes, Dolores, Nueva Palmira, Carmelo, Colonia del Sacramento, Nueva Helvecia, Santa Lucía, San Jacinto, Atlántida, Sauce, entre otros. La dinámica de la marcha consistió en parar en los diferentes puntos para dialogar con la gente sobre los motivos de la movilización, así como el impacto que ocasionaría el cierre de los emprendimientos productivos de ALUR. Las personas que acompañaron la marcha se organizaron para dormir y comer en los distintos locales de sindicatos y organizaciones sociales que hicieron parte de la causa. Se amaneció en un lugar diferente cada día y los preparativos para salir comenzaban muy temprano. Los trabajadores se levantaban, se abrigaban, calentaban agua para las diferentes infusiones que apaleaban el frío, comían algo, embanderaban sus vehículos, se calzaban el tapabocas y emprendían la marcha. El agotamiento crecía con el paso de las horas, pero en cada pueblo se renovaban las fuerzas para seguir hacia el próximo destino.
Además del STIQ, sindicato que convocó a esta movilización, se plegaron a la lucha diferentes gremios y organizaciones como la Mesa Nacional de Colonos, Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA), Sindicato Obrero de la Caña de Azúcar (SOCA), Fundación de Ancap (Fancap), Unión Nacional de Trabajadores del Metal y Ramos Afines (Untmra), Asociación de Funcionarios del Sindicato Médico Integral (Afusmi), Asociación de Funcionarios y Trabajadores de UTU (Afutu).
Al llegar a Montevideo se sumaron unos cuantos más, como el Sindicato Único de Trabajadores del Mar y Afines (Suntma).
Cabe recordar que el conflicto es una respuesta a modificaciones que introdujo la Ley de Urgente Consideración (LUC) en el mercado de los combustibles, como por ejemplo la eliminación de la mezcla de biodiesel en el gasoil, lo que derivaría en el cierre de la Planta de ALUR Biodiesel, impactando de forma negativa contra miles de trabajadores y trabajadoras involucrados en la cadena productiva.
Desde el STIQ explicaron que la iniciativa de eliminar el biodiesel surgió desde el Ministerio de Industria, Energía y Minería, que busca reducir los costos de producción del gasoil bajando el precio final del combustible con el objetivo de hacerlo más rentable para los sectores productivos.
La caravana llegó al Palacio
Tras concentrar en la Planta de Biodiesel Capurro, el STIQ junto a la Confederación de Sindicatos Industriales y otros gremios nucleados en el Pit-Cnt emprendieron una caminata hacia el Palacio Legislativo donde actualmente se está discutiendo la Rendición de Cuentas. Luego, se ubicaron en la Plaza 1º de Mayo donde se desarrolló el acto central. “La emoción es tan grande que es difícil describir lo que vivimos en estos cuatro días de caravana. Estamos acá peleando”, le dijo a Caras y Caretas el delegado de ALUR Capurro y directivo del STIQ, Nicolás Lema. Mientras marchaba explicó que la entrega de firmas para habilitar el referéndum para derogar 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración fue “un espaldarazo a todo nivel” que confirmó “el apoyo de la gente” y “que el pueblo necesita el impulso para luchar por lo que necesita”. “Esta es una demostración de la fuerza que tenemos como sindicato y como clase trabajadora. No se trata solo de defender el proyecto de ALUR Biodiesel, el SOCA, el emprendimiento de Belén, los colonos, los compañeros de Paysandú. No se puede eliminar tan fácil ALUR y la clase obrera está demostrando que no quiere que elimine”, aseguró.
Por su parte, el presidente del STIQ, Diego Zipitría, calificó a la caravana como “una patriada” que fue acompañada por otros sindicatos. “Nos llenó el corazón ir llegando a los locales sindicales, que nos reciban, ir sumando apoyos. Por los diferentes pueblos las familias salían al cruce y nos decían que hacía falta un aire de libertad y resistencia. Son problemáticas de todos y todas: la soberanía del país, del medio energético, la contaminación y la defensa de los puestos de trabajo. En un momento donde hay muchos compañeros desocupados y comiendo en ollas populares, plantear los cierres de emprendimientos productivos como ALUR, el semillero Belén o la Portland, es una locura y los vamos a defender a ultranza”, reflexionó.
El secretario general del Pit-Cnt, Marcelo Abdala, durante su participación en la movilización, le dijo a este medio que existe “un proyecto de liquidación de toda una cadena productiva, no solo de ALUR, sin fundamento económico, con un impacto ambiental negativo y un golpe sobre un conjunto de trabajadores industriales y pequeños productores”. Acá hay un mensaje en defensa del país productivo: va a haber lucha. El resultado las firmas para el referéndum implicó un antes y un después porque está en juego un proyecto de país y el pueblo va a estar en el centro de esa batalla”.
El acto
Sobre el mediodía, en la plaza 1º de Mayo, se realizó un acto que contó con la oratoria de referentes del movimiento sindical. En esta oportunidad, Fernando Pereira, presidente de Pit-Cnt, cuestionó la búsqueda de rentabilidad en el mercado de los combustibles. “Los combustible son caros, son caros los impuestos que le fajan a la gente”. Por otro lado, valoró el movimiento sindical y aseguró que “la lucha paga” aunque “no al otro día, ni a la semana sino en el largo plazo, cuando los trabajadores ven su recibo de sueldo, que se ganó un salario vacacional, un aguinaldo, una licencia, un derecho a la salud, una ley de responsabilidad empresarial, o que los trabajadores rurales tengan jornadas de 8 horas”. Y agregó: “Eso fue lucha, perseverancia, caminar la patria, hablar con nuestra gente y un Parlamento que nos escuchó. Sería bueno que cuando vayan a tomar determinaciones de este tipo [el gobierno], que cuestan puestos de trabajo, no los cuenten como si fueran granos de maíz, son personas que pierden la fuente de trabajo y su posibilidad de vivir de su salario”. “En Uruguay no nos resignamos, nos cuidamos, pero no nos resignamos a que un modelo cuente puestos de trabajo como si fueran granos. Hay que discutir con los trabajadores y vamos a defender los puestos de trabajo”, insistió.
También hizo uso de la palabra Luis López, representante de los trabajadores azucareros del norte del país, quien recordó que las ocupaciones de tierra en el año 2006 fueron para trabajar, para no volver a los cantegriles de Montevideo y para evitar lo que pasó en 2004 “que tuvimos gurises que se nos morían de hambre”.
López señaló que “por este gobierno” fueron desalojados de Pay Paso (Artigas) “un grupo de compañeros” y “ahora en la terminación de zafra” tienen un desalojo “de 23 familias más”. “Nosotros no hemos sumado a la lucha porque este gobierno ha prometido. Hace pocos días visitó Bella Unión el presidente de la República, donde le presentamos documentos, porque la propuesta electoral era seguir con el emprendimiento productivo. Pero nosotros marchamos porque nos dimos cuenta que el emprendimiento productivo que quiere este gobierno es para unos pocos en Bella Unión”.
El trabajador explicó que para los pequeños productores y trabajadores azucareros, “el proyecto ALUR en Bella Unión no es solo económico, es social”. En tal sentido, indicó que genera 1400 puestos de trabajo en la chacra, así como el medio de vida de 450 productores. También remarcó “el 70 por ciento del pueblo de Bella Unión vive del proyecto de ALUR”. “Por eso lo defendemos, porque no queremos venirnos de vuelta a conseguir changas a Montevideo, queremos seguir viviendo en Bella Unión, no queremos pasar más hambre”.
En representación de los trabajadores de ALUR en Pueblo Belén (Salto) disertó Milton Rodríguez, quien hizo una reseña de la historia de la localidad y cuestionó la decisión del gobierno de cerrar el semillero de Alur en ese pueblo. “Fundado allá por 1801, la historia dice que lo quemaron dos veces (a Pueblo Belén), los argentinos y los indios. En el año 1990, no lo quemaron, pero Lacalle Herrera lo deshizo al pueblo, cerró El Espinillar, no nos quemó pero nos deshizo el pueblo. Hoy 30 años más tarde, la historia parece querer repetirse”.
El presidente del sindicato Fancap, Gerardo Rodríguez, quien participó de los cuatro días de caravana, aseguró que durante el recorrido se contó con “un apoyo tremendo de la gente, oponiéndose al cierre de ALUR Capurro, del semillero de Belén y a la expulsión de los colonos a la calle”. Por otro lado, aseguró que el proyecto del gobierno “es una explosión de un modelo desestatizador, concentrador de la riqueza y antipopular”. En relación a Ancap, dijo que los artículos 235, 236 y 237 de la LUC establecen una reforma de combustibles que deja de lado el rol social y productivo del ente. “Se lo desmantela y se genera una mirada mercadocéntrica de un servicio esencial donde lo que vale son las reglas del mercado”. Criticó que “si es necesario cerrar emprendimientos y dejar gente en la calle, lo hacen” con la promesa de bajar los combustibles, mientras estos siguen aumentando. “Le mienten a la gente, cierran emprendimientos en un momento de profunda crisis social y económica […] en lugar de generar políticas de estímulo para la reactivación”.
Rodríguez aseguró que “está en juego es el rol de las empresas públicas” y criticó la postura del gobierno de que “si no da ganancias no sirve”. A su entender, las empresas públicas deben concebirse como “promotoras del desarrollo social, productivo, humano y de generar trabajo para que la gente pueda vivir donde eligió”.
Rubén Rodríguez, representante del SOCA, tildó la caravana de “histórica” y afirmó la clase trabajadora “tiene reservas”. “Conseguimos firmas [para el referéndum] cuando nadie creía, pero la gente quiere respuestas y va a defender su vida y su trabajo en Uruguay. Eso queremos fomentar: la unión de trabajadores es lo que nos va a dar esperanzas para revertir las políticas neoliberales que aplique esta coalición. La historia nos dice que las aplicaron los Sanguinetti y los Lacalle. Son liberales, tienen derecho, y nosotros tenemos derecho a estar en contra de esas políticas porque van en contra del pueblo, del trabajo y a favor del centralismo. Eso lo vamos a enfrentar con la frente bien alta porque sabemos que hay fuerzas que aparecen desde abajo”.
Por parte de la Confederación de los Sindicatos Industriales, habló Eduardo Tropiano. Opinó que la caravana fue otro “puntapié” para “seguir trabajando y demostrando que estamos acá [el movimiento sindical] y que no queremos lo que estamos pasando”. El proyecto neoliberal del gobierno, dijo, “va por los sindicatos de la industria, por la mesa de entes, van por todo […] No podemos ver que es problema de plata, de que no es redituable, esto es social, van contra nosotros”, advirtió.
A su turno, el presidente del STIQ, Diego Zipitría, manifestó que “nos une una sola clase: la trabajadora” que “lucha y va a luchar por la conquista la felicidad y el bienestar de su pueblo”. Cuestionó la forma de gobernar de la coalición “a espaldas del pueblo” y advirtió que “si vienen por ALUR, por los trabajadores de la caña, del citrus, de la refinería de La Teja, de Sutel o por la Ley de Medios, se dará batalla”. “No se la van a llevar de arriba”, prometió.
“Basta de políticas de hambre y de recetas neoliberales. Hace poco un medio de prensa, que opera para derecha, publicó declaraciones de Lacalle Herrera que dijo que los gobiernos blancos han sido pocos, pero buenos. Habrán sido buenos para la burguesía, para el capital y para los dueños de tierra, pero empobrecidos para la clase obrera y para el pueblo uruguayo”.
Para finalizar, tomó la palabra Silvio Planchesteiner, representante del Fondo Social de la Industria Química, quien agregó el agradecimiento a legisladores de la bancada del Frente Amplio que apoyaron la marcha, como Alejandro Sánchez. “Les vamos a exigir que ellos den la pelea ahí adentro [Parlamento] y nosotros vamos a dar la pela acá afuera [en la calle] porque nosotros sin ellos no podemos, y a ellos se los comen crudos si no estamos nosotros acá. Es una pelea de todos”.
Planchesteiner enfatizó sobre la importancia de la unidad de la clase trabajadora que
“más allá de las diferencias” está nucleada “en una sola central sindical que es el Pit-Cnt”. “La unidad no es un cuento ni un slogan y tenemos que seguir unidas, a pesar de nuestras diferencias. Y está bien que tengamos nuestras diferencias, discutirlas y que a veces nos peleemos, pero nos peleamos por un rato porque después que tomamos una decisión la tenemos que llevar todos juntos adelante, en la calle y en los hechos”.
El apoyo de Orsi
El día lunes 19 de julio el intendente de Canelones, Yamandú Orsi se reunió con los integrantes de la caravana sindical del STIQ para dialogar sobre la problemática. Durante el intercambio, el intendente canario cuestionó el argumento del gobierno sobre la rentabilidad de los combustibles: “No es solo un tema de precios, cuánto cuesta o cuanto deja de costar”, aseguró. Para Orsi, “el discurso del precio barato prendió demasiado” porque “es un discurso que vende”. Y agregó: “Esto no es solo un tema de números. Yo no sé si yendo al tema rentabilidad, no es más rentable lo que estamos haciendo que después tener que resolver los problemas sociales que, a la larga, desde el punto de vista economicista, son carísimos”. Cuestionó que en un país que tiene una larga tradición en la defensa de las empresas públicas, se instaló la idea del “¿Cuánto cuesta?” y que se está priorizando “más allá de la autonomía que como país debemos tener”.