Textos: Rosana Cheirasco
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Todo comenzó cuando en sexto año del colegio Horacio Quiroga de Malvín resolvieron impartir cursos extracurriculares. Vanessa estaba en duda entre teatro o ajedrez, o los dos. Sus papás fueron claros: “Te podemos pagar un solo curso extra, tú decides”. No dudó y se inscribió en clases de teatro.
Así comenzó una larga y sólida amistad con el teatro que la ha acompañado desde siempre. Después vino el disfrute como espectadora: “Recuerdo que iba a ver mucho teatro con Melisa Artucio, sus papás son dos grosos de la escena nacional, Ángeles Vásquez y Diego Artico, que nos llevaban siempre”.
Cuando llegó el día de iniciar el colegio secundario eligió la orientación artística y dio el gran salto, fue al liceo Miranda, del que guarda los mejores recuerdos: “Allí comienza una época muy fermental en mi vida, la militancia, los amigos y además tuve el privilegio de tener a Daniel Artucio como docente”.
Después cursó la carrera de actuación en la IAM para tener una formación teatral, aunque confiesa que “actuar nunca fue la actividad en la que me sentí más cómoda”.
Cuando se creó la tecnicatura universitaria en dramaturgia (TUD), se inscribió para realizar la carrera. Mientras tanto, fue aprendiendo el oficio trabajando en producción teatral y haciendo sus primeras armas como asistente de dirección acompañando entre otros a Jorge Denevi y Marianella Morena.
La r esistencia de las l uciérnagas
La faceta de escritora de Cánepa, nos cuenta, comenzó desde muy chica: “Ya en el liceo empecé un texto que retomé estudiando actuación trabajándolo con compañeros de generación de la IAM, que terminó convirtiéndose en el espectáculo La reunión, estrenado en 2014 en un ciclo de trasnoche en La Gringa”. Vale recordar que en ese ciclo también hicieron su debut Sebastián Calderón y Elaine Lacey.
Antes de terminar la IAM, Cánepa quedó embarazada, y eso la hace abandonar sus estudios de actuación por un tiempo, pero la relación con León, su hijo, fue determinante de nuevas búsquedas. “Sentí la necesidad de escribir teatro pensando en la niñez”.
En 2016 nació su hijo y Cánepa sintió la necesidad de contarle diferentes situaciones. “Justo hacía un tiempo que había fallecido mi papá y quería saber cómo contarle eso y hacer a su abuelo presente”, relata a Caras y Caretas. “Y a partir de ahí surge la idea de arrancar una saga de teatro que nos gusta pensar que no es específicamente infantil, sino que está pensada para todo público a partir de los seis años. No se trata de acompañar a un niño al teatro, se trata de compartir con los niños el teatro”.
Es una obra del colectivo Casiopea que irá en Sala Verdi dos fines de semana de diciembre. La idea, según nos manifiesta la directora, es reponerla el año próximo ya que cuenta con mucha aceptación de niños y adultos.
Dejar las a rmas
Dejar las armas es una obra que se estrenó en el marco del Festival Nuestra y a partir de hoy irá en el teatro Alianza. Relata la historia de cinco amigas y las vicisitudes de ser mujer y amiga en los tiempos que corren.
El argumento central de la obra gira en torno a cinco mujeres que transitan la etapa de transición que supone cumplir 30 años.
A su vez se encuentran desarmando el hogar que habitaron durante cuatro años, ya que el contrato está por finalizar.
Además, estas mujeres hace dos años se encuentran atravesadas por la ausencia de otra amiga (que integraba el grupo) que fue víctima de un femicidio, a quien tienen que cremar en unos días, situación que llevara las emociones al límite.
Vanessa Cánepa nos cuenta que esta obra está basada en “muchas experiencias recogidas por la importancia de la actuación grupal, ya que las cinco actrices y yo somos de la misma generación de la IAM y desde siempre quisimos hacer algo juntas. Como tuve la facilidad de elegir no actuar, pude escribir cinco personajes, es decir, primero para ellas y después sobre ellas, sobre nosotras, allí yo me ubiqué en el lugar de la ausencia”.
La obra habla de ese momento en que se sigue siendo joven, pero se toman definitivamente decisiones; que hace años que pagás las cuentas, tenés responsabilidades, tenés problemas políticos, vínculos complejos y nadie va a venir a salvarte. Y también habla de lo difícil que es ser amigas en estos tiempos. Estos años nos agarran con el tema del feminismo sobre la mesa, donde muchas cosas se hablan, pero hay muchas que falta decir.
“Tenemos posturas distintas, el hecho de militar por cosas distintas también es algo que estamos debatiendo en el grupo”. La historia habla sobre esas cinco amigas, que hace cuatro años que están juntas y están ubicadas en los últimos siete días antes de que finalice el contrato de alquiler y se separen.
Una vuelve a vivir con su padre, otra se va a vivir con su pareja, otras dos siguen viendo juntas, otra se va sola.
“Lo que se formó en esos cuatro años muta. En el medio de esos siete días hay unas escenas que llamamos intersticios que son como más discursivas”, explica Cánepa. “De reflexión. A nuestra generación muchas veces le cuesta entender qué es el amor, pero sabemos que permea mucho las relaciones y nuestra visión sobre distintos conceptos”.
Por último reflexiona: “La naturaleza del ser humano es social y necesita socializar y encontrarse con otros, ¡pero qué difícil es!”.
Dejar las armas irá en el teatro Alianza los días 19, 20, 26 y 27 de noviembre a las 21 horas.
Con dirección y dramaturgia de Vanessa Cánepa.
En escena Romina Capezzuto, Victoria Coto, Paula Lieberman, Leticia Magallanes, Camila Souto.