Sin embargo, los impactos de estas tormentas van más allá de lo estético. Pueden interferir con operaciones satelitales, sistemas de navegación, comunicaciones y la red eléctrica. La NOAA clasifica la intensidad de estas tormentas en una escala de G1 a G5, siendo G5 el nivel más alto, capaz incluso de llevar las auroras boreales a latitudes tan al sur como Florida y Texas del sur. La tormenta actual es de categoría G4, lo que indica una severidad significativa.
La científica Delores Knipp, de la Universidad de Colorado Boulder, subraya la importancia de emitir alertas ante actividades solares mayores para proteger sistemas críticos.
Tormenta geomagnética
Esta tormenta geomagnética representa una de las mayores perturbaciones en el campo magnético terrestre, con fluctuaciones de intensidad que van desde niveles bajos hasta condiciones severas. Aunque se esperaba inicialmente que alcanzara niveles moderados (G2) o fuertes (G3), la situación escaló rápidamente, superando las expectativas de los expertos.
Este evento se produce durante el pico del Ciclo Solar 25, un período de aproximadamente 11 años en el que el Sol invierte sus polos norte y sur. Estos ciclos son clave para comprender la frecuencia e intensidad de las tormentas geomagnéticas, sugiriendo la posibilidad de un aumento en la actividad solar y, por ende, en eventos espaciales más impactantes.
En cuanto a las tormentas geomagnéticas en sí, estas ocurren cuando la energía del viento solar se transfiere eficazmente al entorno espacial alrededor de la Tierra. Esto se debe a variaciones en el viento solar que provocan cambios considerables en las corrientes, plasmas y campos dentro de la magnetosfera terrestre. Periodos prolongados de viento solar de alta velocidad, especialmente cuando el campo magnético solar está dirigido hacia el sur en el lado diurno de la magnetosfera, crean condiciones propicias para la transferencia de energía al campo magnético terrestre.
Embed - Tormenta geomagnética podría interferir en las comunicaciones