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Bienestar

La bondad, una virtud con datos curiosos

La bondad es una de las fuerzas más poderosas del mundo. En este artículo hablaremos sobre datos curiosos asociados a esta virtud.

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Todo indica que la bondad es contagiosa. Al parecer, las personas solemos ser más sensibles a las necesidades de los demás cuando vivimos en un entorno en el que priman la amabilidad, la consideración y la generosidad. El bienestar que producen esas conductas es suficiente para inspirar, estimular y reforzar los comportamientos bondadosos.

La bondad es una virtud de las personas felices. También es posible expresarlo al contrario: la felicidad induce a la bondad. En general, hacerles bien a otros nos lleva a sentirnos mejor con nosotros mismos; a la vez, esto nutre sentimientos de alegría y bienestar. El experto Richard Layar, también de la Universidad de Oxford, lo dice así: "hacer el bien te hace más feliz y ser más feliz te hace hacer actos bondadosos".

La genética y la bondad

Todo indica que la bondad también está relacionada con la genética. Científicos de la Universidad de Bonn (Alemania) realizaron una investigación al respecto. Encontraron que las personas que poseen un gen específico, llamado COMT, son el doble de bondadosas en relación con quienes no tienen este componente genético.

Así mismo, el psicólogo Gary Lewis, de la Universidad de Edimburgo, llevó a cabo otro estudio que fue publicado en Biology Letters. Los investigadores estudiaron el comportamiento de casi 1000 gemelos, idénticos y no idénticos. Tomaron en cuenta tanto el componente genético, como el entorno familiar.

Los resultados indicaron que en las gemelas mujeres el factor genético influía en un 48 % en sus conductas prosociales o bondadosas. Mientras tanto, en los hombres esa influencia era de solo el 20 %. Aunque el estudio no es concluyente, sí sugiere la importancia del componente genético.

De otro lado, se ha detectado que la bondad y los comportamientos altruistas están asociados a una zona específica del cerebro llamada córtex del cíngulo anterior subgenual.

El efecto conejo

El efecto conejo, o the rabit effect, es el título de un libro de la psiquiatra Kelli Harding, de la Universidad de Columbia. Esta obra se inspiró en un accidente de laboratorio ocurrido en Nueva Zelanda. Sucedió en 1978, cuando el doctor Robert Nerem realizaba un experimento con conejos.

Lo que se proponía el científico era estudiar la relación entre una dieta alta en grasas y la salud del corazón en un grupo de conejos blancos. Tras un tiempo, los investigadores analizaron la cantidad de depósitos de grasa en los vasos sanguíneos de los animales. La mayoría de los conejos presentaban los resultados esperados: altos niveles de colesterol. Sin embargo, un pequeño grupo de ejemplares estaba casi sano.

El sorprendente resultado los llevó a explorar varias hipótesis. Al final, concluyeron que este resultado anómalo se debía a que ese grupo de conejos sanos había estado bajo el cuidado de una estudiante de postdoctorado que había sido muy afectuosa con ellos. Estos resultados han sido replicados. Así de poderosa es la fuerza de la bondad.

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