En uno de sus cuentos ambientados en la revolución de los Saravia, el escritor Javier de Viana narra la historia de aquel lancero blanco que se sintió traicionado por el pacto que puso fin a la guerra. Mascullando la derrota en silencio en su rancho de paja, se enteró de que iban a realizarse unas elecciones en la escuela cercana, y que los candidatos blancos se iban a presentar en pie de igualdad con los colorados, como si en ese acto se pudiera justificar tanta sangre derramada. Entonces el viejo lancero se ató la vincha a forma de divisa en la frente, tomó la lanza del rincón del rancho, ensilló su flete y a todo galope salió a arremeter contra el circuito electoral.
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Desde hace un buen tiempo algo así parece ser el comportamiento político el doctor Marcelo Maute Saravia; la descendencia del caudillo le viene por el lado materno, siendo Maute su apellido paterno. Su tatarabuelo era el general Aparicio Saravia, su bisabuelo el coronel Villanueva Saravia (bisabuelo también del exintendente de Cerro Largo fallecido en extrañas circunstancias, Villita); el abuelo fue diputado dos veces por Cerro Largo, Mauro Saravia, y su madre fallecida por covid en abril de este año, María del Carmen Saravia Fratti, y por ahí le viene un parentesco con el actual diputado y presidente de la Cámara de Representantes, Luis Fratti.
Profesor de Derecho Público Internacional, abogado, productor pecuario (ganadería) en Santa Clara de Olimar y militante político. ¿Militaste en la Federación Rural con Fratti?
No, nunca tuve actividad gremial en la parte agropecuaria, salvo en la Universidad, en la Facultad de Derecho; yo me dediqué a la actividad política y fui edil de Montevideo en el período 2000-2005 hasta que luego de un episodio abrí lista propia porque siempre fui medio retobado. La cúpula del partido de aquel entonces tomó una serie de decisiones que no me conformaron y abrí una lista propia, siempre financiada por mí, nunca fui funcionario público ni tuve cargos en el Estado, y luego de eso estuve un tiempo por fuera hasta que con Lacalle Pou fundé la lista 404 cuando el actual secretario de Presidencia (Álvaro Delgado) andaba paseándose entre Gallinal y Vidalín, aunque hoy se atribuye ser cofundador con Lacalle de Aire Fresco y la 404, pero en realidad la fundamos con una cantidad de dirigentes que hoy se fueron, aunque queda gente como Martín Lema y algunos muchachos jóvenes que hoy están en el gobierno. Yo fui candidato a diputado suplente de Álvaro Delgado, pero tuve varias desilusiones y en 2016 tuve varias reuniones con Lacalle Pou; no me gustaban cosas que él tapaba hasta que sentí que era una molestia y no aportaba, pero igual seguí denunciando y exigiendo responsabilidades. Renuncié a la 404 y seguí siendo convencional del Partido Nacional, pero no volví a militar hasta las elecciones pasadas, en las que, para asegurar el triunfo del partido a nivel nacional y visualizando que la mayoría partidaria la iba a tener Lacalle Pou, marqué votos en Cerro Largo para la lista de Juan Sartori, que llegué por medio de Verónica Alonso, que me fue a buscar a casa y creí que era una mujer distinta al igual que Sartori, que luego fue una desilusión tremenda. Yo sabía que el cargo de diputado lo iba a ganar Botana, que fue el intendente, así que lo mío fue más por idealismo que pensar en salir legislador, pero quise contribuir para que el partido ganara. No sé si esta bien o mal porque para mí Lacalle Pou no da con la talla, no le tengo respeto ni intelectual ni moral.
¿Vas a participar en las elecciones del Honorable Directorio?
Si bien soy convencional desde 1999, por la primera lista que abrí en aquellos años, no participo en la dinámica partidaria. Me enteré por el semanario Búsqueda que desde Presidencia de la República se le informó a Sartori que yo estaba vetado y que en este periodo de gobierno yo no podía ocupar ningún cargo, cosa que no me interesaba, además, y menos con Lacalle Pou de presidente y Álvaro Delgado de secretario. Así que vetado no voy a integrar ninguna lista y aunque pueda participar de la convención, no lo voy a hacer porque la actual conducción que guiará al partido por cinco o diez años no creo que pueda representar los ideales saravistas y blancos. No puedo creer que momentáneamente pueda llegar a ser vicepresidenta la exsecretaria del diputado comunista, que en paz descanse, Germán Araújo (Graciela Bianchi), traída al Partido Nacional por Lacalle Pou para captar votos de la izquierda, cuando el hijo de la misma Bianchi sigue votando al Frente Amplio; Bianchi ahora se declara “alvarista” y quiere que Álvaro Delgado sea el futuro candidato presidencial. Este no es el Partido Nacional que yo quiero, el partido al que Lacalle Pou trajo a todos a los que le fue mal en el Frente Amplio, como Gonzalo Mujica, y todos vinieron por cargos, diciendo que nadie quería ocupar cargos, como Jorge Saravia, que volvió para seguir siendo senador.
¿Cómo te ubicás en las corrientes internas del partido, entendidas por tales las más históricas como el herrerismo y el wilsonismo?
Yo arranqué a los 16 años con el doctor Lacalle Herrera, por lo que nací a la vida política en el herrerismo, pero a lo largo de mi vida, que me he desarrollado intelectualmente y por mi sangre Saravia, me identifico hoy en día claramente con el wilsonismo, siendo Wilson quien reivindica a Saravia desde Por la Patria.
¿Larrañaga es la figura continuadora del wilsonismo?
Sin lugar a dudas y lamentablemente antes de fallecer Jorge, había tenido diálogos con él y luego de un incidente personal que se preocupó por mi situación, tuvimos varias y fructíferas charlas y lamento no haberlo acompañado en las elecciones pasadas, incluso yo firmé la convocatoria “Vivir sin Miedo”, y fui al Palacio con mi madre y un grupo de dirigentes a conversar con él, y yo creo que el podría representar los ideales blancos y acá hago una distinción entre Partido Nacional y Partido Blanco. Yo reivindico al Partido Blanco que es donde están las raíces saravistas que se han querido minimizar y se habla del Partido Nacional cuando el Partido Blanco es el que funda Manuel Oribe con la divisa “Defensor de las leyes”. Lacalle Herrera ha dicho que se debe mencionar al Partido Nacional y no al Partido Blanco.
Gandini, con su Sector por la Patria, va a presentar lista a las elecciones del Directorio y entiende que la conducción del wilsonismo está en disputa.
Considero que Larrañaga es irreemplazable y considero que al verdadero wilsonismo no hay nadie que lo represente en concreto como líder. Está bien que mucha gente se defina wilsonista, pero no hay líder y lo que nos gusta a los blancos son los caudillos, que te pongan la piel de gallina los dirigentes políticos y nos muevan la fibra; Larrañaga estaba en su mejor momento, pero dentro del ala wilsonista no visualizo a ningún dirigente con ese potencial político y vamos a tener que sufrir nuevamente al ala lacallista del partido, con la conducción de Lacalle Pou, que no será candidato a presidente (en 2024) por la Constitución, para pensar volver cinco años después.
¿El lacallismo es una nueva versión del herrerismo?
Primero hay que diferenciar el lacallismo de Lacalle Herrera de este lacallismo de Lacalle Pou; Pou se ha encargado de borrar del mapa a todos los dirigentes que en su momento acompañaron al padre. Lacalle Pou se rodeó de toda la gente que en épocas de crisis del partido hablaba muy mal del padre; gente que es mano derecha de Pou y que había integrado el sector de Juan Andrés Ramírez, que habían tildado a Lacalle Herrera de corrupto y de ladrón, y Lacalle Pou se acompañó de todos ellos. Yo siempre digo que Lacalle Pou hizo con su padre un “parricidio político” y lo mandó para la casa. Un día me dijo Julia Pou: “Mirá, Marcelo, vos tené cuidado porque la gente por amor puede hacer algunas cosas, pero por odio, cualquier cosa”; y yo creo que por mi sinceridad y frontalidad estoy pagando dentro del partido un precio demasiado caro. Si no se es adulón del jefe, no te va bien, y yo que soy duro de boca no sirvo para el sistema.
¿Es posible que un sector o militantes del Partido Nacional tienda puentes a un espacio de centroizquierda?
Sí, totalmente. Mas allá de mi relación familiar con el Canario Fratti, fui a visitarlo cuando lo designaron presidente de la cámara y a felicitarlo cuando salió diputado del departamento por la 609 y fui al comité del MPP allá, incluso subí las fotos en mis redes con la barra 609 de Melo.
Cuando fui edil fui a la chacra de Pepe con el exedil y exdiputado Uberfil Hernández, cuando Mujica aún no era la figura politica que es y él hablándome de crear un movimiento saravista dentro de lo que luego sería el espacio 609, una columna blanca. Pero pienso que sí, que si hay muchos dirigentes de izquierda que tienen el pragmatismo de Mujica, hay espacio posible.
¿Pensás articular un espacio propio dentro del partido o tu actividad se va a limitar a críticas desde las redes?
Desde el año 2016 vengo denunciando y siendo crítico en varios medios de prensa de actitudes dentro de mi partido. Así como me parece bien que un medio de prensa investigue lo de Andrade, me asombra que dentro del Partido Nacional no se hagan investigaciones, por ejemplo, cómo obtuvo el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, un campo de Colonización. Finalmente se le retira el campo, pero nunca lo escuché a Lacalle mencionar críticamente ese asunto. Muchos me preguntan por qué no denuncio en la Justicia y yo les digo que no soy funcionario público para denunciar esas situaciones, pero sí tengo derecho a la libertad de expresión, y otros compañeros sí pueden realizar denuncias por sus responsabilidades. Volviendo a la pregunta, los espacios se crean y la gente se va sumando, sobre todo en el apoyo a mis comentarios en las redes. Ahora que la cortina de humo de la pandemia, y lo digo yo que perdí a mi madre el 9 de abril por la misma, se está acabando, se empiezan a ver los problemas del país.
Fragmentos de la carta a Búsqueda sobre su veto
“Según informaron distintas fuentes a Búsqueda, la respuesta de Presidencia al planteo de Sartori por Alonso fue enfática, su nombre está vetado. No era de recibo ni sería tenido en cuenta en este gobierno. El de ella y el de un dirigente cercano, Marcelo Maute Saravia” […] Comienzo aseverando categóricamente que yo no me arrepiento de nada de lo que he hecho, reivindico haber apoyado a Sartori y sigo “haciendo política” porque desde que me inicie a los 16 años y hasta la fecha, nunca he dejado de hacer política y vivir la política con pasión, sin necesidad de tener un cargo para practicarla y nunca “viviendo de la política”.
El concepto de “veto” para la designación de cualquier ciudadano propuesto por un sector político en el marco de lo acordado para integrar los órganos de contralor del gobierno no es adecuado ni oportuno […] En una república democrática, a diferencia de la viejas monarquías o de las naciones totalitarias, el presidente de la República no tiene la potestad jurídica de “vetar” las propuestas de nombres de ciudadanos de sectores políticos que no son el suyo por “animosidad” o porque “exista una diferencia personal con el ciudadano propuesto” […] El veto presidencial en nuestro sistema jurídico está regulado en nuestra Constitución para las “leyes” exclusivamente y no para las “personas” por mera arbitrariedad ya que eso es “proscripción política” y no tiene antecedentes desde la reapertura democrática, lo que no deja de enorgullecerme, pero agradezco que el presidente Lacalle Pou me haya galardonado inmerecidamente con tan tremendo honor que lo llevaré dignamente en mi legajo partidario. Lacalle Pou de acuerdo a lo informado por Búsqueda nos retrotrae a la vieja frase de Luis XIV: “El Estado soy yo” (L’État c’est moi).