Hacete socio para acceder a este contenido

Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.

ASOCIARME
Mundo nuevo orden | G7 | Brics

G7, BRICS, Sur Global

Florece un nuevo orden y languidece el viejo

La cumbre del G7 y la reunión de ministros de Relaciones Exteriores de los BRICS fueron la expresión del florecimiento de un nuevo orden y la agonía del viejo.

Suscribite

Caras y Caretas Diario

En tu email todos los días

En pocas semanas se sucedieron dos acontecimientos que atrajeron las miradas del mundo por la trascendencia de los mismos y, lo más importante, por representar dos concepciones alternativas y también contrapuestas de las relaciones internacionales, de las instituciones y alianzas que las protagonizan y gobiernan. Primero, en la segunda mitad de mayo, fue el turno de la cumbre de jefes de Estado y de gobierno del Grupo de los 7 (G7) en Hiroshima. La semana pasada Ciudad del Cabo fue la sede del encuentro de los ministros de Relaciones Exteriores de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), preparatoria de la cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la organización prevista para el próximo agosto en Johannesburgo.

Los países que participaron en ambos encuentros, los contenidos y acuerdos alcanzados, son la expresión inocultable de la geometría variable de los cambios en la correlación de las fuerzas que caracterizan y seguirán caracterizando el siglo XXI.

Un mundo que se va

El dato mata al relato, la realidad puede más que los discursos y los estereotipos: Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Francia, Alemania, Japón y Canadá, los siete (ex) países más potentes del mundo, desde hace un buen tiempo dejaron de ser representativos de la economía global y su hegemonía internacional se ve cuestionada, como nunca antes, por China y un núcleo cada vez mayor de países emergentes.

El G7 es hijo de la Guerra Fría y nació a mediados de la década de los 70 del siglo pasado como la respuesta de los países más ricos del mundo al primer shock petrolero provocado por el embargo contra Estados Unidos y sus aliados por su apoyo a Israel en la guerra de Yon Kippur entre este y una coalición de los países árabes liderada por Egipto y Siria para recuperar los territorios perdidos en la Guerra de los Seis Días el conflicto relámpago que en 1967 sacudió el tablero geopolítico de Medio Oriente y cuyas consecuencias aún hoy se sienten; ocupados por el Estado hebreo en 1967.

Los siete países miembros del club -todos occidentales a excepción de Japón- siguen siendo los mismos a pesar de que las principales economías del planeta no estén representadas. Si el G7 respetara las jerarquías actuales del PIB mundial, solo Estados Unidos y Alemania conservarían sus asientos y hoy sería mucho más asiatico que occidental. La República Popular China es la segunda economía del mundo, Corea del Sur e India reemplazarían a Italia y Canadá y el último lugar se lo disputarían entre Francia y Reino Unido.

Esa pérdida de protagonismo en la escena de la economía planetaria (su peso económico llegó a ser de casi tres cuartos del PIB mundial en la década de los ochenta y hoy está en 45%) fue la misma que llevó al entonces presidente Barack Obama en 2008, ante el embate de la crisis financiera, a desplazar el centro de gravedad de las consultas entre gobiernos a favor del G20, que jugó un papel positivo para amortiguar la crisis bancaria de la época.

El papel y la representatividad del G7 fueron severamente cuestionados por el secretario general de las Naciones Unidas, invitado especial a la cumbre japonesa.

“En el marco de la economía y las finanzas globales existe una distorsión injusta y sistemática a favor de los países ricos que, como es natural, ha generado una enorme frustración en el mundo en vías de desarrollo”, subrayó António Guterres, quien además alertó que “era hora de reformar el Consejo de Seguridad y las instituciones de Bretton Woods para redistribuir el poder de acuerdo con la realidad del mundo de hoy en día”.

Como ejemplo, el jefe de la diplomacia mundial denunció que los países del G7, cuya población total es de 772 millones de personas, recibieron del Fondo Monetario Internacional 280.000 millones de dólares para recuperarse de la crisis de la pandemia, mientras el continente africano entero, donde viven 1.300 millones de personas, recibió solo 34.000 millones de dólares.

Para el ex primer ministro de Portugal, esta diferencia es un fracaso moral “por mucho que hayan seguido las reglas a este respecto” y “existe algo fundamentalmente fallido en la propia normativa” que se ha demostrado incapaz de dar respuesta a una crisis económica que ha dejado a 52 países del mundo al borde de la quiebra.

Por último Guterres reclamó a los 7 gobernantes no estar haciendo lo suficiente para “aliviar las frustraciones del Sur Global con una política eficaz de solidaridad”.

Otro mundo que se viene

El llamado Sur Global -que atrae la atención de académicos, políticos y diplomáticos- es un concepto geopolítico y no debe concebirse como un área delimitada por coordenadas geográficas, con un origen al sur de la línea ecuatorial. De él forman parte la gran mayoría de los países de América Latina, África y Asia que de alguna forma no pertenecen al mundo desarrollado y comparten y adoptan un conjunto de posiciones que cuestionan la hegemonía que ese mundo ejerce en las instituciones internacionales desde la Segunda Guerra Mundial.

Sus antecedentes nos llevan a lo que se conoció como el Movimiento de los Países No Alineados aunque, si incluimos a China, el peso económico de estos países como proporción del PIB mundial es infinitamente superior al de aquellos países que a mediados del siglo pasado constituyeron un tercer bloque alternativo a los encabezados por Estados Unidos y la Unión Soviética.

"La atención y los recursos de nuestros socios más ricos se han desviado y las agendas de nuestras organizaciones multilaterales ya no responden a las necesidades y demandas del Sur

Global", dijo Naledi Pandor, ministra de Sudáfrica -que ejerce la presidencia rotativa del grupo- en la apertura de la reunión de los ministros de Relaciones Exteriores de los BRICS.

BRICS, que fue creado por Brasil, Rusia, India y China en 2006 -al que se unió Sudáfrica en 2010, añadiendo a la sigla actual la letra S- representa más de la mitad de la superficie y la población del mundo y sus economías, medidas en Paridad de Poder Adquisitivo, superan a la de los países del G7. El grupo cuenta con una institución financiera propia, el Nuevo Banco de Desarrollo, que está trabajando en el lanzamiento de una nueva moneda, que sustituirá al dólar y al euro, tanto como reserva de valor como de medio de pago para las transacciones comerciales entre los países miembros.

“Nuestra reunión debe enviar un mensaje firme de que el mundo es multipolar, que se está reequilibrando y que las viejas formas no pueden hacer frente a las nuevas situaciones”, dijo el canciller de India, Subrahmanyam Jaishankar,

Los BRICS se presentan como los arquitectos de un nuevo orden internacional y es precisamente ese multipolarismo proclamado lo que lo convierte en un referente político, económico y diplomático para el Sur Global; y que se refleja en la larga lista de países -desde Irán, Arabia Saudita, Emiratos Arabes hasta Indonesia, Argentina, Nigeria y la República del Congo- que quieren ser miembros y muchos de ellos participaron en el summit sudafricano de manera virtual o presencial como “amigos de los BRICS”.

“Nos alegra ver que un número creciente de países expresan su deseo de unirse a la familia BRICS”, declaró el viceministro chino de Asuntos Exteriores, Ma Zhaoxu.

Las candidaturas serán analizadas en la próxima cumbre de presidentes y, en caso de ser aceptada, los BRICS superarían en representatividad económica, política y geográfica al Grupo de los 20.

En una referencia velada a la guerra de Ucrania, los diplomáticos de los 5 países coincidieron en la urgente necesidad de impedir que “un conflicto en una parte del mundo sustituya al objetivo de erradicar la pobreza global como mayor desafío global”.

Ninguno de los miembros BRICS, al igual que una gran cantidad de gobiernos de América Latina, África y Asia, ha acompañado a Washington y Bruselas en las sanciones impuestas a Rusia; han mantenido una posición de neutralidad y promovido el cese al fuego y la búsqueda de una solución política al conflicto.

El mundo ha cambiado radicalmente desde 2001, cuando, paradoja de la historia, fue un economista de Goldman Sachs quien acuñó la sigla BRIC para recomendar a los inversores norteamericanos las cuatro economías emergentes donde invertir.

Rendirse a la evidencia: hoy el grupo liderado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica ya no es una alternativa; es un protagonista decisivo en la escena mundial, cada vez más una expresión institucional que cataliza el interés de todos aquellos que se reconocen en el concepto de Sur Global, que se proponen cambiar y reforzar la gobernanza internacional y la construcción de un orden mundial alternativo al unipolar y hegemónico liderado por Estados Unidos.

Dejá tu comentario

Forma parte de los que luchamos por la libertad de información.

Hacete socio de Caras y Caretas y ayudanos a seguir mostrando lo que nadie te muestra.

HACETE SOCIO