Empezó el juicio a Donald Trump. Uno de los hombres más poderosos del mundo está en el banquillo del acusado. ¿Le habrá llegado la hora? En rigor deberíamos decir uno de los juicios: el de haber pago a la actriz porno con fondos de campaña, primero para tener sexo y luego para que guarde silencio.
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Quedan pendientes los juicios en Nueva York, por defraudación de impuestos; en Maralago por llevarse de Casa Blanca documentos clasificados; en Georgia y Colorado, por querer alterar resultado electoral hace cuatro años y en Washington D.C. por la asonada en el Capitolio.
Trump, procesado
Tras ser formalizado, “Procesado” (indicted) en el lenguaje procesal de su país, en todas estas causas, comenzó el primero de los juicios que deberá enfrentar, siendo a la vez, candidatos la Presidencia. Quería ser el primer presidente de la historia de EEUU en perder la reelección, para regresar cuatro años después. Es, en cambio, el primero en la historia en ir a juicio penal. Seis veces por si una, fuera poco.
Algunos analistas sostienen que no es el más grave de los juicios que enfrenta. Pero en tanto es el primero, es el más grave. Lo obligará, por lo pronto, en la recta final de las elecciones primarias de los Partidos Americanos, a estar 4 días a la semana sentado en la sala de un Juzgado Federal en la misma ciudad que lo proyectó a la fama: Nueva York, donde esta su lujoso Hotel y la Torre que lleva su nombre.
Se le han tipificado 34 figuras delictivas en este juicio, por haber pago U$ 130.000 a Stormy Daniels en 2006 y, en el 2020, por haber usado fondos de la campaña para comprar su silencio. La fiscalía expresó que parte de la gravedad de los hechos es que falsificó registros comerciales de los pagos en la contabilidad de sus empresas.
Sentado, en silencio
Está sentado sin poder hablar. Silencio total durante la elección del jurado de 12 personas que declarará su culpabilidad o no, según las normas que rigen en Nueva York. Mientras que desfilaron los 90 candidatos a ser jurado, debía guardar silencio total. Cada vez que culminaba una audiencia, al salir decía: “No me dejan hablar, violando mis derechos constitucionales”. Mentira. Marketing: el silencio es de rigor cuando se alejen los miembros del jurado.
Largo fue el proceso para elegir 12 jurados entre 90 candidatos. Tratándose de un hombre público, es más difícil argumentar que “no se le conoce”. Ha habido de todo. Una mujer dijo que no le merecía confianza el acusado y que ella tenía prejuicios en su contra. No fue elegida. Otro joven ciudadano dijo que sabía muy bien quién era, no simpatizaba con sus posiciones ideológicas, pero nos e sentía condicionado por ello, fue elegido.
El Juez Juan Marchán debió advertir a Michael Cohen, encargado y líder de la defensa de Trump, que no iba a permitir que su defendido hiciera bullying contra los miembros del jurado elegido. La elección de los 12 jurados fue difícil. Pero culminó finalmente. Demoró más de la cuenta.
La selección culminó la semana pasada. Aunque el abogado de Donald Trump había solicitado más tiempo para los interrogatorios a los posibles jurados. Pidieron 30 minutos para la primera ronda de preguntas y 20 minutos para la siguiente. O sea, el doble del tiempo habitual.
A su vez, el Juez Marchán aceptó el pedido de la Fiscalía acusar al imputado de violar la orden de silencio y le impuso una multa de U$ 3.000. Posteriormente le tipificó desacato por violar silencio y le impuso US$ 1.000 por cada publicación en sus redes sociales.
La estrategia
Finalmente empezó el juicio. Ya se ve cuál es la estrategia de su defensa: en primer lugar, dilatar los procedimientos a su máximo legal posible. En segundo: en todo dejar huellas que sirvan para una apelación que demore lo más posible el veredicto final. El Juez denegó la petición fiscal de hacer declarar a Jean Carroll ,quien ha demandado a Trump en un caso similar por “difamación” porque sería "incorporar un juicio dentro de otro juicio". Sin embargo, ha permitido otra testigo por caso similar por no haber otro juicio de por medio.
Este es el estado de situación del juicio cuando se dio ya el puntapié inicial. Pero, como señalamos al principio ,habiendo otros pendientes por causas más graves. Pero este es el primero. Al quien aún si estuviera preso podría salir electo presidente de EEUU, o perder por culpa de los juicios.
El de EEUU es el único presidente con un himno propio que se ejecuta cada vez que llega o se va de un lugar pública. Y este Donald Trump tiene media docena de juicios en línea de espera y uno en curso… ¿le hará perder la elección? ¿O logrará revictimizarse y ganará justo por ello?