Petro destacó que su gobierno reemplazó la erradicación forzada de cultivos ilícitos por programas de sustitución voluntaria, logrando resultados históricos: una reducción del crecimiento de los cultivos de coca del 43% anual bajo el gobierno de Iván Duque a apenas un 3% en su administración. Además, resaltó la diferencia entre combatir la sustancia y respetar la vida de las personas, un enfoque que considera más eficaz y humano.
El presidente colombiano denunció que la política antidrogas estadounidense no está diseñada para detener el tráfico de cocaína, sino para controlar a los países del sur. Señaló la complicidad histórica entre políticos estadounidenses y mafias del narcotráfico colombiano, y acusó a antiguos gobiernos colombianos de utilizar la violencia estatal como herramienta de dominación, afectando directamente a campesinos y jóvenes pobres.
América Latina y Gaza: un mismo patrón de violencia
“El genocidio debe parar con lo que sigue a la diplomacia… palabras y armas, toca hoy. Son cascos azules, no entrenados y a veces indispuestos para lo que toca”, dijo, proponiendo la creación de una fuerza militar internacional votada por la Asamblea de la ONU para proteger a la población palestina.
Según Petro, la presencia militar norteamericana en el Caribe representan un intento de “dominar y destruir el diálogo” en América Latina, usando la excusa del narcotráfico para justificar la violencia. Esta visión, argumentó, es parte de un patrón más amplio de opresión global que incluye el encarcelamiento masivo de migrantes, la inacción ante la crisis climática y la manipulación de los sistemas financieros internacionales.
Crisis climática y geopolítica energética
Otro aspecto central del discurso fue la relación entre la dominación geopolítica y la crisis climática. Petro señaló que América Latina tiene un enorme potencial en energías limpias, estimando que podría generar 100 GB de electricidad limpia anual mediante agua, viento y sol. Esto podría no solo abastecer a la región, sino también reemplazar la matriz fósil de Estados Unidos, Europa y China, contribuyendo significativamente a la mitigación del cambio climático.
Sin embargo, denunció que los países ricos bloquean estas inversiones por intereses de poder y codicia, priorizando la extracción de hidrocarburos y la acumulación de capital sobre la vida y la sostenibilidad. Propuso una inversión de 600.000 millones de dólares para desarrollar energías limpias en América Latina y un total de 1,2 trillones a nivel mundial, recursos que ya existen en bancos de países desarrollados pero que no se movilizan debido a la falta de voluntad política.
Petro advirtió que la humanidad cuenta con apenas diez años para evitar un punto de no retorno climático que podría llevar a la extinción de la vida tal como la conocemos. Denunció el “irracionalismo” de las potencias occidentales que ignoran la ciencia, comparando la situación actual con la antesala del nazismo en Europa. Para él, la codicia del capital global es responsable directa de la crisis climática, y cualquier solución requiere subordinación de los intereses económicos a la preservación de la vida.
Transformación de la ONU y democracia global
El presidente colombiano también abordó la necesidad de reformar la ONU, planteando que la organización, tal como está, no puede resolver las crisis actuales. Propuso un cambio hacia una Asamblea de los Pueblos, basada en la democracia global, que supervise la aplicación de políticas climáticas, económicas y de derechos humanos sin el veto de las potencias. Para Petro, la humanidad es el nuevo sujeto político capaz de superar los límites del Estado-nación y construir un orden internacional más justo.
En su discurso, Petro insistió en que los pueblos y la cooperación internacional deben ser la prioridad, y que las Naciones Unidas deben actuar de manera efectiva contra genocidios como el de Gaza y detener los ataques en América Latina. Además, llamó a coordinar esfuerzos para descarbonizar la economía global, subordinar el capital a la vida y garantizar que los recursos financieros se utilicen para salvar la vida de la humanidad, no para perpetuar desigualdades.
Petro concluyó su intervención haciendo un llamado simbólico a la bandera rojinegra de Bolívar, evocando la libertad, la paz y la justicia, y advirtiendo que los ataques de Estados Unidos y su política global de dominación son un desafío para toda la humanidad. “La humanidad esclava no es humanidad, es bestia. Es bestia el que esclaviza, pone cadenas, lanza misiles sobre jóvenes, acribilla niños y niñas”, afirmó, insistiendo en la necesidad de un cambio radical en la política internacional y en la gobernanza global.
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