Carl Skau, subdirector de esta agencia de la ONU, aseguró que sólo una fracción de los suministros necesarios ha podido entrar en la Franja, ya que las condiciones en Gaza han hecho que las entregas sean "casi imposibles”.
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Esta falta de alimentos se suma a las condiciones de hacinamiento en la que se encuentran los cientos de miles de refugiados, que está favoreciendo la propagación de enfermedades, y al terrible estado en el que se encuentra el sistema sanitario de la Franja.
“El impacto del conflicto en la salud es catastrófico”, ha denunciado el jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien aseguró que “el sistema sanitario de Gaza está de rodillas y derrumbándose”.
Por su parte, Israel afirma que debe continuar con los ataques aéreos contra Gaza para eliminar a Hamás y liberar a los rehenes, y que “cualquier muerte y sufrimiento de los civiles es doloroso, pero no tienen otra alternativa”.
El jefe de la UNRWA (agencia de la ONU que trabaja con los refugiados y refugiadas de Palestina) Philippe Lazzarini, describió la situación en Gaza como “un infierno en la Tierra”, y reiteró su pedido de un alto el fuego en la Franja, ya que la “deshumanización de los palestinos ha llevado a la comunidad internacional a soportar los ataques israelíes continuados en Gaza”. “Es la peor situación que he visto en mi vida”, dijo el funcionario.
Lazzarini advirtió que la UNRWA está al borde del colapso: “la gente viene a la ONU en busca de protección, pero ni siquiera la bandera azul está ya protegida. En cualquier caso, la situación ha alcanzado un carácter catastrófico”.
Más de 17.700 personas han muerto en Gaza como consecuencia de la operación israelí, entre ellos más de 7.000 niños, según el ministerio de Sanidad de la Franja, administrado por Hamás.