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Columna destacada | Argentina |

PASO A PASO

Orilla a orilla del Plata

Por Juan Raúl Ferreira.

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Los resultados de las PASO, como se les conoce en Argentina a las internas, están llamados a tener una repercusión importante en nuestro país. Cuando se pregunta en qué y, ni hablar cuando se responde la interrogante, se suele caer en simplificaciones, de buena fe, y en amoldar el tema a la conveniencia electoral por otro lado.

Lo primero que es importante decir es que nos afecta, porque afecta a Argentina. La caída de la bolsa y la disparada del dólar son síntomas claros del efecto que en las variables macroeconómicas ha tenido el resultado, el cual no deja duda de que Macri no será reelecto. Al mismo tiempo, al ser elecciones internas, no pueden tener consecuencias institucionales para paliar la crisis. Dicen que cuando Argentina se engripa, Uruguay empieza a estornudar. Por suerte nuestra política exterior ha diversificado mercados y ha tenido una independencia relativa importante, sin dejar de soñar con la Patria Grande de los pueblos de América, que debe empezar en la región. Vamos a aguantar bien el temporal, pero navegando en eso: un temporal.

Sería un error pensar que las PASO son a la futura elección argentina lo que las internas a las elecciones de Uruguay. Lo más importante es que, mientras en las internas de Uruguay se elegían candidatos, en las elecciones de Argentina se medían fuerzas entre fórmulas ya cerradas. Cada partido argentino concurrió con un solo candidato que, además, ya tenía su respectivo vicepresidente/a. O sea, era solamente una medición de fuerzas.

No así en Uruguay, donde cuanto más competitiva fue la interna, más voluntades acarreaba, como es natural. Un buen ejemplo es el Partido Nacional, en el que el nuevo intento del autodenominado wilsonismo entró tercero en una elección que pensaba ganar. El fenómeno Sartori atrajo votantes asistémicos y le dio a Luis votos para frenarlo. Por eso es que en Uruguay empiezan a advertirse en las encuestas cambios de tendencias, mientras que en Argentina nadie, empezando por el propio presidente Macri, cree que exista la mínima posibilidad de que el ganador pueda ser otro que Alberto Fernández.

En esto habría que detenerse un momento. Me han llamado la atención dos cosas: primero, la unanimidad de opiniones en periodistas y analistas políticos en Argentina. Desde los opositores a Macri, pasando por los periodistas de TodoNoticias, desde Leuco, hasta Morales Solá, todos hablan de Macri en clave de expresidente. No pasa lo mismo acá, donde yo escuché a un “periodista”, que no vive del “periodismo”, decir: “Bueno, si gana Fernández por triunfar en las PASO, gana Lacalle por “vencer” en las internas. Separemos los bagres de las tarariras: las últimas internas, cinco años atrás, sacó más votos el Partido Nacional que el Frente y este ganó con mayoría parlamentaria.

Aclarado -aunque no haría falta- ese punto, vayamos a uno más de fondo. “Los roedores abandonan la embarcación cuando esta puede naufragar” (suena más elegante que el dicho popular). Los macristas uruguayos ahora resulta que nunca fueron macristas. Olvidémonos de los personajes que en el Partido Nacional aplauden a Bolsonaro y abrazan sucesivos fundamentalismos religiosos a medida que las chequeras ajenas adelgazan. ¿Se puede decir que el Partido Nacional no es (deliberadamente no digo “era”) macrista?

Mi (tardío) alejamiento del mismo fue cuando Lacalle Pou exhibió el aparente “éxito de Macri” en abatir el déficit como un modelo a seguir. Es más, en el mismo anuncio de mi alejamiento del P. Nacional dije: “No quiero que mis hijos vivan en Uruguay como la Argentina que se viene”. Y se vino. Entonces los portavoces del P. Nacional dijeron que Macri se había equivocado y que el gradualismo había agravado las consecuencias del ajuste. No sé cuál será la posición cuando salga el artículo porque pasan del shock al gradualismo, y viceversa, con una rapidez vertiginosa. (EEUU salió de la recesión más grande de su historia, no bajando sino aumentando el gasto público, durante el gobierno de F. D. Roosevelt).

Perdón, el macrista fue el modelo de desarrollo que nos vendieron. No aguantó ni a Argentina, que ha sabido aguantar crisis que creíamos peores. Las PASO ya pasaron, ahora viene el “no pasarán” para los neoliberales de Uruguay. El modelo se hundió, por suerte a tiempo para nuestro país, a expensas del sufrimiento de nuestros hermanos argentinos.

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